Todo llega a su final, incluso más de un siglo después de haber visto la luz. Apenas quedan zapatos en los escaparates de la zapatería Campos: dos modelos a sendos mostradores a cada lado de la entrada y otros nueve tras uno de los dos cristales laterales. Es una imagen muy extraña para todo aquel que recuerde lleno de zapatos a primera vista este longevo comercio del centro de la ciudad, en la esquina de las calles San Nicolás y Estrecha de San Andrés. Esta semana cierra para siempre tras 134 años de actividad.

Una pequeña placa bajo el rótulo de la fachada sobre la puerta pone fecha al nacimiento de Campos: 1887. Desde entonces nunca cerró; hasta ahora, por decisión de los propietarios del negocio, descendientes de los dueños originales que a finales del siglo XIX empezaron a vender zapatos a los coruñeses. No han querido explicar por qué este es el final del camino.

La liquidación total de existencias la anunciaron hace unos meses y desde entonces han volado los zapatos de los escaparates y del almacén, situado en el sótano del establecimiento. Últimos días, informa otro folio pegado en los cristales. Los escasos que quedan se venden a un precio de entre 10 y 40 euros. Su estratégica ubicación, en una calle peatonal de paso que conecta Monte Alto con la calle Real y la Marina aún puede ayudar, como ha hecho durante más de cien años, a dejar vacío el catálogo. Los propietarios cerraron también hace poco otro de sus negocios, la zapatería Saba en la calle Real.