El arquitecto y crítico de arquitectura Freddy Massad participa como jurado de los proyectos y trabajos del alumnado de arquitectura de Cesuga, que analizan las zonas de Oza y As Xubias. Massad, que escribe sus críticas en La viga en el ojo, defiende que los arquitectos han de explicar mejor sus obras porque son las que construyen no solo las casas que habitamos sino también las calles que pisamos.

Viene a A Coruña para conocer los proyectos de los que serán los nuevos profesionales de la arquitectura...

Sí, siempre es un trabajo de ida y vuelta. Uno enseña, pero también aprende mucho de cómo los estudiantes, a través de las nuevas tecnologías y de las nuevas formas de pensar abordan los proyectos. Es muy interesante analizar cómo encaran los proyectos desde otra perspectiva generacional pero también geográfica. A mí este tipo de jurados siempre me parecen constructivos y edificantes para uno mismo.

Estos trabajos, de una manera u otra, habrán pasado por el filtro de las restricciones derivadas del coronavirus, que nos obligó a pasar más tiempo en nuestras casas sin salir y a buscar espacios abiertos en la calle, ¿ha cambiado la pandemia la forma de entender la arquitectura?

La pandemia lo que propone es una gran reflexión sobre la arquitectura hasta este momento, sobre la configuración de la ciudad pero también de los espacios domésticos. Pasamos mucho tiempo metidos en nuestras casas teletrabajando y probablemente eso haya venido para quedarse. Los arquitectos debemos repensar tanto la ciudad y la forma de convivir en ella como los espacios en los que vivimos y la manera en la que nos relacionamos con el trabajo. Esto va a modificar los lugares que habitamos, antes todo tendía a ir a espacios mínimos y ahora pasamos mucho más tiempo en casa del que habíamos pensado. Los arquitectos tenemos mucho que decir y que pensar sobre la pandemia y yo creo que si uno mira lo que sucedió durante este periodo, no han tenido un gran protagonismo. Creo que tienen que empezar a tenerlo.

Nos dimos cuenta de que muchos hogares eran bonitos pero no aptos para pasar mucho tiempo...

Los arquitectos tienen que repensar la vivienda, porque vamos a pasar mucho más tiempo en casa y esos espacios tienen que estar acondicionados para vivir con comodidad y para trabajar. Eso ahorraría muchos desplazamientos, creo que, al margen de la pandemia, es bueno evitar esos trayectos.

Es también crítico de arquitectura, ¿cree que actualmente los vecinos tienen interés por la arquitectura de las ciudades que habitan?

Yo creo que poco. Yo soy arquitecto y creo que no explicamos demasiado bien la arquitectura al resto de la sociedad. Creo que nos ven como una persona a la que hay que contratar si uno se quiere hacer una casa, pero no se le da el valor que tiene al trabajo. Y creo que es porque no hemos sabido explicar bien nuestra incumbencia, porque la arquitectura construye las viviendas, pero también los museos y la propia ciudad, las escuelas.... Todo lo que se puedan imaginar y no sabemos explicar su valor. Es importante explicar el valor de la buena arquitectura para la buena vida. La arquitectura puede hacer que la vida sea muy buena o puede convertirla en una cuestión delicada casi insoportable, porque condiciona en gran medida la forma de habitar y de relacionarse de los seres humanos.

En A Coruña hay muchos edificios singulares, ¿hay alguno que le guste especialmente o que tenga especial relevancia a la hora de explicar la arquitectura a los demás?

No sabría decir uno en particular, pero como ciudad, para mí, es muy interesante y arquitectónicamente es muy sólida, es una ciudad consolidada. La arquitectura en Galicia es muy importante y hay profesionales muy buenos. A Coruña tiene una escala muy buena.

¿Corre el peligro de perder esa escala si se construye mucho más y de convertirse en un monstruo?

Sí, la ciudad tiene una escala no demasiado grande, todas las que son de ese tamaño corren el peligro de perder esa escala que es amable y es abarcable. Yo creo mucho en la ciudad compacta y de recorrido corto. Si empieza a crecer, corre el peligro de depender demasiado del coche y de perder esa peatonalidad y de ser abarcable por los habitantes.

A Coruña está ahora inmersa en un proceso en el que todavía puede decidir sobre qué hacer con sus muelles interiores, si abre la ciudad al mar o construye, ¿qué visión tiene usted?

Lo digo en general porque no conozco el caso particular, pero creo que rehabilitar infraestructuras es uno de los desafíos de la arquitectura contemporánea. No construir más y recuperar y reutilizar infraestructuras es importante. Todo lo que sean infraestructuras obsoletas es más interesante reutilizarlas que demolerlas para construir algo nuevo. Es un tema importante de la arquitectura en este siglo, recuperar lo construido y reutilizarlo para no tener que construir más y generar más huella ecológica.

Y nos enseña de dónde venimos...

Sí, dejar las huellas de la historia de la ciudad me parece muy importante, no solo a nivel económico sino también para mantener la tradición de la propia ciudad.