El número de autónomos de la ciudad de A Coruña que recibieron este año la ayuda del Estado para rebajar a la mitad la cuota de la Seguridad Social por el cese de su actividad a causa de la pandemia fue de 1.596, el 10,5% de los 15.057 que estaban registrados el pasado marzo, según la información facilitada por el Gobierno al senador coruñés del PP Miguel Lorenzo. Estas ayudas se conceden por cuarta vez desde el inicio de la pandemia, en esta ocasión al amparo del real decreto-ley 2/2021, que en la provincia benefició a 8.180 autónomos, frente a las 9.544 solicitudes presentadas.

El volumen de las peticiones desde febrero revela, a pesar del progresivo descenso en cada convocatoria de ayudas debido al endurecimiento de los requisitos exigidos y el fin de las restricciones, que la crisis económica sigue haciendo mella en los pequeños negocios, que además solo podrán evitar el pago completo de las cuotas durante un máximo de cuatro meses.

Más de la mitad de los autónomos que recibieron estas ayudas en la provincia fueron hosteleros y comerciantes, dos de los sectores más perjudicados por las restricciones causadas por la pandemia. De los 8.180 empresarios a quienes se rebajaron las cuotas, 3.632 pertenecen a la hostelería, mientras que 1.285 lo son al comercio. La siguiente actividad en número de ayudas concedidas es la denominada como otros servicios, con 511.

El importe total de las cuotas abonadas fue de poco más de seis millones de euros en la provincia, de los cuales 1,1 millones correspondieron a la capital. En la provincia hubo 769 solicitudes de trabajadores inscritos en el Régimen Especial del Mar, aunque no se detalla cuántas de ellas fueron aprobadas ni la cuantía de la ayuda entregada.

Para José Luis Boado, presidente de la Federación Unión de Comercio Coruñesa, el impacto que han tenido estas ayudas “ha sido muy positivo”, ya que considera que “han evitado muchísimos cierres sobre todo en comercio y hostelería” y que estos negocios “aguanten un poco más”.

Pero también resalta la “dificultad” que implica acceder a estas ayudas “porque hay mucho trámite burocrático por el medio”, por lo que considera que “a lo mejor se podía solucionar con un compromiso del receptor de la ayuda de su devolución en caso de incumplimiento de los compromisos adquiridos”. Boado también señala que la federación pretende que se prorroguen las ayudas estatales y “que no se encabalguen con las de la Xunta y el Concello para que se pueda a acceder a todas de forma completa”.

“Las cuotas de autónomos no se deben cobrar mientras no se pueda trabajar, o al menos cobrarlas solo parcialmente”, considera Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Hostelería, para quien que los empresarios que no pueden trabajar reciban una estatal de 400 euros es “poco menos que un insulto” porque esa cantidad “no es suficiente para mantener a una familia”.

Bárbara Vega, gestora administrativa La Opinión

Bárbara Vega | Gestora administrativa

“Muchos negocios van a cerrar cuando acaben las ayudas por la caída de ventas y los alquileres”

“Numerosos autónomos entienden esta ayuda como una limosna, por lo que ya ni se plantean solicitarla”

¿Han sido estas ayudas un alivio para los autónomos?

Tampoco tanto, porque las prestaciones por cese de actividad empezaron en marzo del año pasado y la última ha sido la cuarta convocatoria, en cada una de las cuales los requisitos se han ido endureciendo un poco más, por lo que en la última ha sido casi residual el número que la solicitaron. Los que estaban obligados a cerrar por las restricciones ya no pueden acceder a ellas porque nadie lo está en este momento salvo el ocio nocturno. Y esto a pesar de que no tengan clientes, porque tenemos clientes que son hoteles especializados en congresos y que están excluidos aunque no tienen actividad.

¿Han permitido estas prestaciones la supervivencia de muchos negocios?

Sí, hay algunos que no habrían podido seguir de ninguna manera si no hubiera habido este tipo de ayudas. Sobre todo en ciertos sectores que estaban muy afectados, como el comercio de proximidad, al que le han servido por lo menos para aguantar. ¿Qué es insuficiente? Sí, porque nosotros lo que reclamábamos era la ayuda directa. Muchos autónomos la entienden como una limosna, como si les dieran pan y agua para que sigan, por lo que hay muchos que ya ni se plantean solicitarla porque tienen que cumplir unos requisitos que son previsiones para el próximo trimestre que les resulta muy difícil de calcular y si además no las cumplen tienen que devolver las ayudas, lo que les puede suponer un quebranto de tesorería en su negocio. El pasado viernes salieron las ayudas de la Xunta, que se estaban esperando como agua de mayo porque las subvenciones que se conceden todos los años están tardando mucho en este. Si antes se pedían en febrero y se pagaban en noviembre, ahora no tenemos claro que las vayan a cobrar este año, lo que supone un quebranto para los autónomos y las empresas muy pequeñas, lo que está afectando mucho a la inversión, ya que prefieren tener liquidez por lo que pueda pasar.

La estadística del Gobierno refleja que muchos hosteleros solicitaron estas ayudas.

Sí, y el problema añadido que tienen es que tienen que estar dados de alta hasta la finalización de la ayuda, cuando además arrastran las obligaciones de los ERTE, ya que es el sector donde más se han solicitado. Y, aunque se pensaba que en cuanto abrieran iban a remontar, la restricción del horario nocturno les está matando.

¿Le comentan sus clientes el miedo a tener que cerrar cuando se acaben las ayudas?

Sí, y ya habido un montón de negocios que han cerrado. Donde más lo notamos es en hostelería y en comercio. Muchos de nuestros clientes que se han visto obligados a cerrar, aparte de la poca perspectiva de ingresos, el problema que tuvieron es que no fueron capaces de renegociar los pagos de los alquileres porque están soportando unos precios prohibitivos. Algunos de los comercios que tenemos no han cerrado, pero en cuanto se acaben estas ayudas van a hacerlo porque las ventas han caído en picado y los alquileres no están adaptados a la realidad, a lo que se suma el precio actual de la electricidad. Y esto contrasta con la construcción y los servicios profesionales, que están trabajando más que antes.