Bares, cafeterías y restaurantes de la ciudad tienen dificultades para cubrir sus plantillas tras la recuperación de la normalidad con el fin de las restricciones y ante la previsión del aumento de la actividad durante el verano que está a punto de comenzar. “El sector no ha podido soportar tanto tiempo cerrado, esperábamos que iba a haber muchos trabajadores y para nada”, se lamenta Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Hostelería, quien añade los empresarios se han encontrado con la reapertura plena de sus locales que “hay poco personal y mucha dificultad para contratar”.

Cañete comenta que la razón de esta ausencia de trabajadores se debe a que quienes hasta ahora buscaban empleo en esta actividad “se han marchado a otros sectores porque no han podido esperar tanto tiempo”, en alusión a la paralización que sufrió la hostelería durante más de un año a causa de las limitaciones de aforo y el cierre de espacios interiores.

Según el presidente de los hosteleros, a lo largo de esos meses los empresarios vieron que muchos de sus trabajadores, que estuvieron sometidos a regulaciones temporales de empleo, “no podían subsistir con esos salarios”, ya muchos de ellos solo podían trabajar media jornada o de forma discontinua.

En opinión de Cañete, “mucha gente no va a volver hasta que vuelva estabilizarse la situación”, y pone de relieve que entre quienes han abandonado el sector no solo hay trabajadores que eran contratados para efectuar refuerzos en las temporadas de mayor actividad, sino incluso los que contaban con contratos estables debido a la incertidumbre que vivió la hostelería sobre la reapertura de los establecimientos y la recuperación de la normalidad.

Esta situación se produce además cuando los locales de ocio nocturno todavía no han reabierto después de un cierre mucho más prolongado que el resto de establecimientos, por lo que cuando reciban autorización para recobrar la actividad también pueden encontrarse con dificultades para contar con el personal necesario, ya que los trabajadores que tenían anteriormente posiblemente también hayan optado por otras salidas profesionales.

“La falta de cocineros no es un problema de ahora”, advierte Cañete en relación con la demanda de estos profesionales, ya que indica que la carencia de personas con formación para estos puestos ya existía antes de la pandemia y se extendía incluso a los ayudantes de cocina, pero que ahora se ha agravado. A pesar de que la asociación de empresarios dispone de su propio Escuela de Hostelería, el centro ha tenido que cerrar durante toda la pandemia, lo que ha impedido la salida de nuevos profesionales con destino a las cocinas.

Cañete explica que la Xunta suspendió además todas las acciones formativas que desarrollaba de cara a este sector y todavía no las ha recuperado, aunque el Concello coruñés sí ha restablecido su programa Coruña Suma. Aunque reconoce que los hosteleros carecen de datos fiables sobre el nuevo destino laboral de las personas que hasta ahora trabajaban en sus establecimientos, la sospecha es que “se están marchando a la construcción porque hay mucha demanda”, ya que este sector no se vio obligado a detener su actividad durante las restricciones y en este momento vive una época de expansión gracias a las numerosas promociones inmobiliarias que se han puesto en marcha en la comarca.

La fuga de trabajadores hacia otros sectores empresariales no solo tiene su base en la situación generada por la crisis del coronavirus, ya que son muchas las personas que abandonan los establecimientos hosteleros a causa de sus condiciones laborales. Cañete manifiesta sobre esta cuestión que los salarios de la hostelería son más altos que los del comercio, aunque admite que el número de horas que se trabajan es mucho mayor y que, a pesar de que se compensan con el abono de horas extras, complementos por nocturnidad y las propinas, hay personas que optan por otros trabajos para poder conciliar su empleo con su vida familiar.

La CIG denuncia que algunas empresas mantienen ERTE solo para recibir ayudas

El levantamiento de las restricciones impuestas a los locales de hostelería a causa de la pandemia no se ha traducido en la retirada de todos los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en las empresas del sector. Según la CIG, hay establecimientos que mantienen a su personal total o parcialmente en esta situación con el único fin de percibir las ayudas públicas que se conceden a las empresas que se encuentran en esta situación o para disfrutar de las exenciones fiscales a las que tienen derecho mientras no recuperen plenamente la actividad. Iago Barros, miembro de la central nacionalista, explica que algunos locales solo abren para el turno de las comidas y renuncian a hacerlo en el de las cenas con el objetivo de poder beneficiarse de las subvenciones, lo que califica de “escandaloso”.