La Policía Local tiene entre sus funciones la realización de mediciones de ruido, siempre a requerimiento de ciudadanos que se sienten perjudicados por su exceso y que autorizan el control con la entrada de los agentes en el domicilio desde el que se padece el ruido del exterior. Esta tarea, en la mayoría de los casos vinculada al ocio nocturno, es compleja, ya que la procedencia de un ruido molesto suele tener más de una fuente (música en el interior de un local, voces de gente en la calle, circulación de vehículos). A esta dificultad se añade la actividad de los controladores de acceso en los locales de ocio, que advierten la presencia policial en el entorno, avisan en el interior para reducir el volumen del ruido y frustran las demandadas mediciones.

El Gobierno local reconoce esta circunstancia en la respuesta que da al grupo municipal del PP a una pregunta escrita del último pleno. Los populares quieren saber por qué el 092 no comprueba el nivel de ruido interior en un local a través del limitador de nivel sonoro de los establecimientos que están obligados a tenerlo (pubs, discotecas y cafés autorizados a tener aparatos de reproducción de música) cuando los vecinos denuncian molestias por ruido. La respuesta municipal señala que “el único foco emisor de ruido debe ser el del interior de un local (música o griterío), por lo que “si los agentes detectan ruido excesivo en la calle no procede la medición”.

Ese aparato, el limitador de nivel sonoro, debe ser examinado cada vez que la Policía Local accede al local, paso que da siempre que previamente haya realizado la medición requerida por un denunciante desde su vivienda, donde el resultado del control ha de revelar una superación del límite de decibelios permitido, ante lo cual debe entrar en el establecimiento para identifica a sus responsables. Sin embargo, en no pocas ocasiones los agentes han advertido que los limitadores están apagados o trucados, según apuntan fuentes policiales consultadas por este periódico. Esta maniobra constituye una infracción recogida en la ordenanza municipal de contaminación acústica que conlleva sanción.

Sin tener en cuenta lo que va de este año y 2020, en el que desde marzo estuvieron cerrados los locales de ocio nocturno, el 092 realiza frecuentes mediciones de ruido anuales en distintas zonas de la ciudad, todas ellas a raíz del permiso de los afectados para entrar en su domicilio para comprobar el ruido existente. La fuente consultada explica que para actuar en esta función los agentes intervienen con personal de paisano que tiene que llegar a los lugares indicados y pasar inadvertido, algo que no siempre es fácil según la hora de la intervención y porque los policías han de llevar encima aparatos específicos guardados en mochilas. Si esos porteros o controladores de acceso de los locales se percatan de su presencia es muy probable que avisen en el interior del pub para bajar el volumen de la música o pedir a los clientes que no eleven la voz ni griten, de manera que ya no es tan significativo el exceso de ruido, que no se advierte en la medición con sonómetro que hacen los agentes.

Por eso la realización de estos controles es “compleja”, confirma la fuente policial. “El ruido propio de un local de ocio es muy difícil de medir, tiene que aislarse del resto de ruidos para comprobar qué niveles alcanza, y entre ellos están muchos del exterior, incluido el de la lluvia”, comenta.

La Policía Local cuenta en su plantilla con nueve agentes con formación específica en controles de ruido y en la actualidad forma a otros tres efectivos incorporados a la patrulla verde, según detalla el Gobierno local en la respuesta al Partido Popular.

Casi mil llamadas en Torreiro, solo dos mediciones

El grupo municipal del PP centró varias preguntas escritas del último pleno relacionadas con el exceso de ruido en la calle Torreiro, zona en la que en los últimos años se produjeron numerosas quejas vecinales en noches de los fines de semana, algo más de 200 entre casi mil llamadas telefónicas. Sin embargo, la Policía Local solo hizo dos mediciones de ruidos en 2019 con resultados positivos, con seis y ocho decibelios más del límite permitido de 30 decibelios en horario nocturno. En 2020 y 2021, con los locales cerrados o límites horarios, no hubo ningún control. El contraste entre las muchas llamadas por protestas por ruido y el escaso número de mediciones se debe, según explica el Gobierno local, a que en la mayoría de las denuncias vecinales no se demanda de forma concreta un control de ruidos, sino que solo se transmite una queja. Entre los años 2016 y 2020 se registraron 986 llamadas al 092 sobre quejas por ruidos en la vía pública o en locales de ocio y hostelería en la calle Torreiro. Del conjunto, un total de 205 fueron por ruido excesivo y 167 por terrazas instaladas en la calle, según los datos del Ayuntamiento. En locales de la misma calle se han abierto tres procedimientos sancionadores en materia de prevención de la contaminación acústica que caducaron antes de la resolución de imposición de una sanción. Otros cinco expedientes a establecimientos de Torreiro se incoaron por otro motivo, el exceso de aforo.