Con las playas cerradas y sin las típicas hogueras, los coruñeses no iban a dejar pasar un San Juan sin el ambiente festivo característico de esta fecha, que se ha disfrutado en los barrios, con sardiñadas y sin aglomeraciones, por segundo año consecutivo.

Establecimientos hosteleros, familias, asociaciones de vecinos y grupos de amigos han preparado sus parrillas al aire libre para dar la bienvenida al verano con el menú de siempre, aunque bajándose la mascarilla solo para degustar la sardina o el churrasco.

Todos ellos han tenido que presentar primero una declaración responsable por escrito ante el Ayuntamiento, que ha tramitado este año casi 600 peticiones, el doble que el año anterior, según datos facilitados a Efe por fuentes municipales.

El coronavirus ha vuelto a limitar un San Juan en el que no se permite el cierre de calles para hacer celebraciones y las reuniones para cenar se podrán extender hasta la una de la madrugada. Después, no se podrá beber, ni comer en la calle.

En una jornada marcada por el calor y los cielos despejados, la diversión ha comenzado ya por la mañana, pues los distintos barrios de la ciudad de A Coruña han albergado más de una veintena de actividades, que han tenido a los más pequeños como principales protagonistas.

Respetando las medidas de seguridad, niños y niñas han asistido en tres turnos a talleres celebrados en el Campo da Leña, las plazas de Pontevedra, As Conchiñas y A Tolerancia, así como en los parques de Oza y Vioño.

Un pasacalles ha animado también este atípico 23 de junio a cargo de Muskrat Ramblers, Draco, Lume, Circo Krasnobarak, Kilomberos y Mekánica Rolling Band, que han estado a lo largo del día en barrios como Monte Alto, Elviña, Falperra, Cuatro Caminos, Matogrande, Barrio de las Flores, San Pedro de Visma, Los Rosales, Labañou, Novo Mesoiro, Agra del Orzán, As Conchiñas, Ensanche o La Marina.

Este San Juan también ha estado ambientado sobre cuatro ruedas con la actuación móvil de La Banda del Camión, que ha transitado por diferentes espacios de la urbe herculina.

Las clásicas 'cacharelas' que han hecho de este evento —habitualmente masificado— una fiesta de interés turístico internacional no tiñen esta vez la costa de naranja en una "noite meiga" en la que las playas se vacían totalmente a las 21:00 horas.

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La sardina, a la espera de San Juan Carlos Pardellas

Para asegurar que así sea, el Ayuntamiento de A Coruña ha organizado un dispositivo especial de seguridad compuesto por un centenar de efectivos de la Policía Local, bomberos, Protección Civil y la Policía Nacional, que velan por el cumplimiento de las normas.

Las compras han sido también numerosas desde la mañana, pues para hacer valer el dicho "por San Juan, la sardina moja el pan", los coruñeses han obviado la subida de precio que experimenta este pescado en esta fecha para consolidar la tradición.

No obstante, este año ese incremento no ha sido tan escandaloso como otros pues en algunas pescaderías la docena se ha vendido a ocho euros.

Con los preparativos listos y muchas ganas de fiesta, los habitantes de la ciudad tienen claro que la ausencia de fuego no apagará la llama de esta jornada mágica.