El desorden existente en las instalaciones propiedad del Concello que son explotadas por particulares en régimen de concesión ha llevado al Gobierno local a crear un servicio específico para analizar en profundidad el estado de cada una de ellas. El objetivo de ese nuevo departamento es disponer en próximo año de un estudio completo sobre las condiciones en las que se encuentran las concesiones municipales, que abarcan todo tipo de espacios —como aparcamientos, cafeterías, locales comerciales o quioscos— y unificar criterios de cara a la renovación de sus contratos en el futuro, ya que algunos de ellos están próximos a caducar.

Fuentes municipales señalan que la disparidad entre las concesiones lleva a que la actividad que se desarrolla en cada una de ellas lo haga en términos muy distintos a pesar de tratarse de instalaciones similares, como ocurre en el caso de los aparcamientos. La falta de control hace que algunas de ellas no abonen al Concello los cánones fijados en los contratos, que se traspasen las concesiones sin permiso o que las instalaciones sean ocupadas de forma irregular o permanezcan abandonadas.

La recuperación de la concesión del parking de la plaza de Luis Seoane es por ahora el último paso dado por el Concello para abordar este problema, ya que la empresa que lo gestionaba quebró en 2015. Una vez que el contrato sea anulado, se realizarán las obras necesarias en el pavimento y este mismo año se tomará la decisión de si se vuelve a licitar o se gestiona de forma directa por el Concello.

El Gobierno local del Partido Popular ya advirtió de esta situación durante su mandato y anunció la puesta en marcha de un plan para regularizar las concesiones, aunque finalmente no se llevó a cabo. Durante el periodo de gobierno de Marea Atlántica se intentó resolver la situación irregular de los aparcamientos de las plazas de Galicia, Maestro Mateo, San Cristóbal y María Pita, pero esa iniciativa aún está pendiente.

Los cuatro estacionamientos, que suman 1.127 plazas, fueron adjudicados en 1985, durante el primer mandato de Francisco Vázquez, a la empresa Aparcamientos Reo, y con un contrato cuya vigencia expira en 2034. Pero la concesionaria recibió permiso en 1990 para traspasar la gestión a compañías diferentes en cada uno de los cuatro parkings, aunque no la concesión. La posterior desaparición de Reo llevó a que se produjeran incumplimientos graves de los contratos, por lo que el Ejecutivo de Marea Atlántica los anuló en enero de 2019 y analizó la posibilidad de recuperar las instalaciones, aunque eso suponía el riesgo de tener que indemnizar a los actuales gestores, a lo que se oponían los responsables municipales.

Ese Gobierno local planeó encomendar a la Empresa Municipal de Vivenda, Servizos e Actividades (Emvsa) la gestión de los cuatro aparcamientos, ya que en la actualidad se encarga de esa labor en los de Matogrande, As Conchiñas, Sagrada Familia y el situado entre el Oncológico y el hospital Materno Infantil, que suman 1.275 plazas. El cambio de gobierno hizo que este asunto quedara en manos del actual Ejecutivo, que todavía no ha tomado una decisión sobre el futuro de los parkings.

Otro aparcamiento sobre el que deberá decidirse su gestión es el del mercado de Monte Alto una vez que terminen las obras que facilitarán su accesibilidad. La anterior concesión concluyó en 2019 y el anterior Gobierno local rechazó ampliarla como permitía el contrato, ya que su objetivo es que la instalación fuera gestionada por Emvsa.

El concesionario reclamó una compensación de 300.000 euros por la eliminación de siete plazas a causa de una obra en el mercado realizada en 2006, pero el Concello no llegó a abonarla y destacó que la empresa dejó de pagar el canon entre 1993 y 2002, lo que sumó una deuda de 205.000 euros. El año pasado, los tribunales rechazaron la pretensión del concesionario de seguir explotando el parking.

Las instalaciones explotadas en régimen de concesión son de una variedad muy amplia, ya que, además de los aparcamientos se encuentran locales de hostelería como el Copacabana, el Manhattan y el Atalaya. A ellos se suman los quioscos de prensa situados sobre la vía pública, entre los que el que estaba situado en la confluencia de las calles Agar y Riego de Agua y Real. En ese punto existió una columna que servía como soporte publicitario, pero su abandono hizo posible que una persona instalase en el interior un diminuto establecimiento que funcionó de forma irregular hasta que un incendio lo destruyó en 1994.

El respaldo popular a su continuidad hizo que el Concello instalase uno nuevo en el mismo punto con la concesión ya regularizada, aunque el adjudicatario acabó por abandonarlo y el quiosco fue retirado en 2008 durante la instalación de contenedores soterrados en sus inmediaciones.