Las librerías de la ciudad asociadas en la entidad Libac afrontan una nueva etapa de trabajo colectivo bajo la presidencia de Luisa Ortigosa, quien releva a Ramón Domínguez, desde mayo al frente de la Federación de Librarías de Galicia. En el horizonte más próximo, la celebración de la Feria del Libro, que este verano cumple medio siglo, es el escenario en el que la asociación quiere tener algo más de presencia; para septiembre habría que dar pasos más firmes en la propuesta de un convenio marco para canalizar el suministro de libros a las bibliotecas municipales. De forma paralela a cada objetivo, Libac pretende establecer una línea de colaboración con el Concello que se traduzca en iniciativas del fomento de la lectura y de las librerías coruñesas, así como “una relación más fluida” con la federación.

“Que la feria cumpla 50 años no solo es significativo de su relevancia, sino muy importante tras un año difícil por la pandemia en el que los negocios vamos sacando la cabeza. Se nos ha dicho que habrá subvención municipal para que las librerías locales monten sus casetas y la federación está preparando actividades. Nos gustaría que autores y editoriales pudieran hacer presentaciones de obras”, comenta Ortigosa, propietaria de Cascanueces y de la editorial Bululú.

Donde hay que avanzar más es en el acuerdo entre librerías y bibliotecas, ya que el convenio propuesto hace un año “aún está en pañales”, cree Ortigosa. Los libreros coruñeses solicitaron su creación hace casi un año con el fin de asegurar la distribución de libros a las bibliotecas municipales después de que se suspendiese el contrato para adquirir ejemplares por importe de 87.420 euros, una licitación que se abrió durante el estado de alarma. La anterior directiva defendía un acuerdo que se ajustase a las necesidades de librerías y bibliotecas sin crear desconfianza entre unas y otras, de modo que los bibliotecarios pudieran acceder a cualquier tienda cercana para hojear libros y decidir cuáles necesitaban. “Contratar a un solo proveedor podría poner en riesgo la viabilidad de algunas librerías de la ciudad”, alertaba Domínguez. Ortigosa cree que hay que avanzar en el convenio y propone un reparto más equitativo del suministro para que las bibliotecas puedan adquirir libros de todas las librerías, “no solo de algunas”.

El sector celebra que los bonos de descuento y fomento del consumo del plan de rescate a los sectores más dañados por la pandemia, el Presco, vaya a tener continuidad este año. “En general la ayuda nos vino muy bien el año pasado. Al principio, al reabrir, fue triste ver que los clientes se contenían y después fue un gran impulso económico y emocional ver que se volvían a formar colas ante los mostradores”, repasa Ortigosa.

Diecisiete librerías de la ciudad están integradas en Libac. A Luisa Cortigosa la acompañan Suso Cambón, de Azeta, como vicepresidente; Andrés Barro, de El Faro de los Mundos, como tesorero; y las vocales Alejandra de Diego y Cristina Barbeito, de la librería Berbiriana.