Dice Jorge Cabezas que todos los días, después de desayunar y del aseo, se va a su habitación y se pone a dibujar con la mano izquierda, quiere recuperar su “toque” y no le queda más que practicar para poder conseguirlo. Tiene que hacerlo porque tiene un encargo que cumplir: el logotipo del bar de su hermana, La Gata, así que, poco a poco, va adentrándose en el que ha sido siempre su mundo, aunque hayan tenido que distanciarse.

Este divorcio se lo impuso en marzo de 2014 un accidente cerebrovascular que secuestró la movilidad de la parte derecha de su cuerpo, pero no su sentido del humor ni ese repertorio de chistes que, de tan malos, hacen gracia. Este viernes, en la Fundación Luis Seoane, rodeado de amigos, contó algunos en la presentación del catálogo Jorge Cabezas is back!, un libro en el que no solo se recogen las obras que formaron parte de la exposición que se pudo ver en las paredes de la fundación en 2019, bocetos y apuntes, sino también los textos que compañeros de vida como el músico Xoel López —que le cambia la letra a Colillas en el suelo, de Deluxe, para colgar en las paredes “cuadros de Jorge Cabezas” en lugar de “cuadros de calles desiertas”—, el arquitecto Carlos Pita, la poeta Lucía Aldao, el periodista Rubén Ventureira o los artistas Antón Reixa y Álvaro Dorda, entre otros, le dedican. “Todos buenos chavales, amigos de toda la vida”, les define Cabezas. Cada uno lo hace desde su prisma personal, pero todos unidos por su cariño al coruñés que pintaba solo las cosas que le gustaban: bicicletas, peces, grúas, retratos... “

Presentación del catálogo Jorge Cabezas is back! en la Fundación Seoane

Presentación del catálogo Jorge Cabezas is back! en la Fundación Seoane Redacción

“¿Echas de menos pintar?”, le pregunto, sentados frente a frente en el patio de la fundación, después de los discursos y del concierto de Los Mecánicos, en el que se animaron a cantar no solo él sino también Julián Hernández, de Siniestro Total, y Álvaro Dorda, y antes de que todos juntos se queden a compartir empanadas y tortillas. “Sí, claro, no sé hacer otra cosa”, confiesa.

De este Cabezas zurdo en el que se ha convertido dice que “aún le falta” para “recuperar” su “toque”, pero que lo intenta todos los días. Lo dice con objetividad, sabiendo que puede juzgar su arte como nadie porque solo él sabe de dónde nace. “Voy por buen camino”, asegura, pasando las páginas del catálogo lentamente y describiendo algunas de las que se encuentra en el ir y venir de los cuadros que pintó desde el año 1992.

“De las obras que hice desde que estoy mal, hay algunas que me gustan, pero aún están muy verdes”, relata. No pasa nada, porque todavía no las ha dado por terminadas. Las empieza y, después, las va retocando hasta que llegue el momento en el que estén como él las había imaginado. “Es una nueva etapa. Estoy experimentando nuevas visiones de mi trabajo. Es más colorida”, define. Por ahora, está haciendo cosas “pequeñas” del tamaño de “una libreta de dibujo”, sobre las que se asienta su ilusión de exponer obra nueva en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), en Santiago, y también en la Fundación Antonio Pérez de Cuenca, porque es un museo que le “flipa de cojones” y la respuesta la interrumpe Álvaro Dorda, muy serio, que me pregunta si Cabezas me “está molestando”, como si estuviésemos en un garito a las tres de la mañana. Como tantas y tantas veces estuvieron antes de que la vida cambiase para siempre. Sus amigos, los mismos que escriben de él que pinta “con la verdad y la nobleza sin vestigio de tristeza” le hacen este tipo de bromas y aseguran que son ellos los que pintan los cuadros y que Jorge solo les dice los colores que tienen que usar y todos se ríen, porque es como siempre se han tratado y eso no lo va a cambiar una silla de ruedas ni una mano declarada en huelga.

El arquitecto Carlos Pita confesó que, cuando empezaron a hablar de montar la exposición y de hacer el catálogo, le pidieron a Antón Reixa que, como poeta, le pusiera título, pero fue el propio Cabezas el que propuso el nombre definitivo: Jorge Cabezas is back!. En el momento, a Pita no le gustó nada, hasta que supo la explicación y todas las piezas encajaron. “Como Elvis”, apostilló Cabezas. Elvis is back fue el título del disco que sacó Elvis Presley cuando volvió de hacer el servicio militar en Alemania y “sentía que ya lo había hecho todo”, entonces, ese trabajo se convirtió en un gran éxito. “En 1958”, añade Cabezas en medio de la explicación.

“Queríamos hacer era una exposición más”, recalcó ayer Pita en la presentación, ya que Cabezas es “un pintor vivo”, como lo definió Antón Reixa, con una obra que se acabó en 2014 y con otra que aún está por venir. “Es cerrar un círculo y ya dirá Jorge qué es lo que quiere hacer”, añadió el secretario xeral del Cultura, Anxo Lorenzo.

Por ahora, lo tiene claro, seguir practicando, recuperar su “toque” y cumplir con ese encargo al que se comprometió con su hermana.