El pintor Francisco Otero presentó ayer en la Casa Museo Casares Quiroga (Panaderas, 12) su exposición Entre acero y asfalto, compuesta por cuadros inspirados por paisajes urbanos e industriales, junto con otros de temática ferroviaria. Puede visitarse hasta el 1 de agosto en el horario habitual de este espacio municipal: de martes a sábado de 11.00 a 13.30 y de 18.00 a 20.00 horas y los domingos y festivos de 12.00 a 14.00 horas. A la inauguración acudió el concejal de Cultura, Chero Celemín.

¿Por qué paisajes urbanos?

La verdad es que mi temática favorita es la urbana. Hago algún otro paisaje más natural, pero el urbano es el que más me atrae.

¿De dónde han salido las inspiraciones para los cuadros que componen esta muestra? Ya expuso hace un par de años una colección sobre Nueva York.

Esta exposición está inspirada en su mayor parte en la ciudad de A Coruña, con algún paisaje inventado. Por poner algunos ejemplos: hay del muelle de Calvo Sotelo; hay una especie de skyline con la Torre de Hércules, que es una interpretación más personal en pocos colores, sin ser monocromo; hay de la Puerta Real; hay de la zona de plaza de Mina... Hay otros paisajes que son inspirados en lo que tengo en la cabeza, edificios que invento, aunque siempre me influencia A Coruña. En esta ciudad hay muchos rincones a los que se puede sacar mucho partido, y quería hacer un pequeño homenaje. Unos pocos son de otras ciudades. Los paisajes que hago no pretenden ser exactos, siempre les doy mi toque personal.

También tiene trenes.

El tema de los trenes siempre me gustó. No había nunca hecho cuadros de eso, no sé por qué, y hace un tiempo no demasiado lejano empecé a hacer alguno de ese tipo. Dije, me parece interesante mezclar estos dos temas, y de ahí acero, por los trenes y la parte industrial, y asfalto por la urbana. También meto algún elemento de comparativa: meto unos caballos compitiendo con los trenes, la máquina y la naturaleza.

Usted es arquitecto técnico.

Sí, ahí hay deformación profesional (ríe). Está claro que en todo lo que haces en la vida acaba influyendo y lo plasmas en la obra. Hay una influencia clara de la parte técnica, es inevitable, aunque no lo haga conscientemente. Pero intento llevarla a la parte más artística, mi toque personal.

¿Cuántos cuadros hay en la exposición?

Veinticuatro cuadros, la mayor parte en acrílico y unos cuantos en técnica mixta.

¿Por qué empleó acrílico? Usted ha hecho desde dibujo digital a otras artes, como la cerámica.

El acrílico es la técnica con la que me siento más cómodo. Me he acostumbrado a ella y es la que utilizo. Da un secado más rápido, me resulta más rápida y me siento más cómodo empleándola. Hace unos años pintaba en óleo, pero cambié, me encontré cómodo con esta técnica. A veces incorporo algo de materia o texturas, pero la base del cuadro es acrílico.

Lleva exponiendo una década.

Sí, desde 2010 o 2011. Antes no exponía, pintaba para mí, pero poco a poco me apeteció hacer exposiciones, entré en la Asociación de Artistas y empecé a meterme, ya más en profundidad, en este mundo.

Cuando pinta un edificio, una instalación industrial, ¿cómo intenta buscarle la personalidad?

Bueno, de hecho en algún cuadro de esta exposición sí que aparece una pareja de espaldas y gente. Alguna vez meto personas, pero lo que suelo hacer es crear una escena en la que la gente se integre dentro y descubra él la historia. Alguna vez pongo personajes, pero no es muy habitual, aunque en otras ocasiones incluyo coches en los que se intuye gente.