“¿Qué ocurre ahí dentro que hay tanta gente fuera?”, pregunta el conductor de un coche que se detiene junto a la acera en la esquina de la avenida Fernández Latorre y la calle Castro Chané. Una cola de unas 40 personas espera para entrar en La Tienda Que No Debe Ser Nombrada, un pequeño templo de la magia y la fantasía que ofrece multitud de productos de la saga de Harry Potter, Animales fantásticos y toda la obra de la escritora británica J. K. Rowling. Dentro espera a los fans, a más de 300 a lo largo de toda la mañana, Stan Yanevski, o lo que es lo mismo, Viktor Krum, el jugador de Quidditch de la selección búlgara que aparecía en la película Harry Potter y el cáliz de fuego. Ayer en la ciudad no estaban ni Harry Potter ni Hermione Granger ni Ron Weasley, el trío estelar de magos, pero la presencia de Viktor/Stan atrajo a un nutrido número de fieles de la saga fantástica.

Decenas de ‘fans’ de Harry Potter esperan, ayer, su encuentro con Yanevski. | // VÍCTOR ECHAVE

“Es sorprendente saber que algunas películas que se rodaron hace diez o veinte años son tan bien recordadas hoy. Creo que los fans se regeneran y ahora veo a niños pequeños que ni siquiera habían nacido cuando se rodó la película de Harry Potter en la que yo intervengo. Es realmente conmovedor, es adorable cómo comparten el amor por la saga con los amigos”, confiesa Yanevski, nacido en Sofía hace 36 años y residente en Bucarest.

Desde las ocho y media de la mañana había aficionados sentados en la acera esperando a que abriera la tienda una hora después. La fila doblaba la calle. Niños, adolescentes, adultos. Con libros, muñecos de distintos tamaños y diseños, imágenes, objetos y diverso merchandising del universo Harry Potter. Cada uno tenía su entrada reservada desde hacía días. En la entrada, control de identidad y gel hidroalcohólico: de uno en uno, o los menores acompañados por sus padres, subieron las estrechas escaleras del lugar para encontrarse con el musculoso Viktor Krum, que les firmó y dedicó todo cuanto habían traído de sus casas y se hizo fotos.

La legión de seguidores guarda mucho cariño al personaje interpretado por Stan Yanevski. Lo demostraron los fans coruñeses. “Es alguien muy querido por el público, de esos que la gente ama de forma incondicional aunque no aparezca en más películas. Creo que es porque muestra muchas atenciones con Hermione y porque baila con ella en el Baile de Navidad. Es la prueba de que por tener un aspecto físico poderoso no necesariamente has de ser un tipo malo. Al contrario, es un personaje que muestra sus emociones y sentimientos, que es cariñoso. Un buen tipo”, explica el actor búlgaro.

Su papel en Harry Potter y el cáliz de fuego, la cuarta película de la serie, fue el primero de su carrera. “Había mucha gente en el casting, cientos de jóvenes”, recuerda. “Cuando Mike Newell [el director del film] me dijo en la prueba, ‘muy bien, muy bien’, me entusiasmé. Pero también me advirtió: ‘no te emociones tanto, hay muchos candidatos y te podemos llamar o no’. Salí de la oficina donde hicimos la prueba y me olvidé del casting. Pero luego me llamaron y me dijeron que me querían a bordo. Así que fue fantástico”. Bromea al responder por qué cree que fue el elegido: “Muy simple: nací para ser Viktor Krum, así de fácil”.

Desde aquel lejano 2005, la carrera de Yanevski no despegó con vértigo. Apenas llega a los 15 títulos, con series de televisión en su país, terror, cine bélico y acción. Pero con esta modestia, el actor cree que haber debutado como personaje de Harry Potter le ha servido de “trampolín”. ”Creo que siempre seré recordado por Viktor Krum de un modo u otro y se me asociará con Harry Potter, que es algo bueno. El año pasado hice una película de acción y me han surgido cosas más diversas en las que, por mi físico, hago de tipo duro”. ¿De los buenos o de los malos? “Como me eligen por mis músculos y mis tatuajes, más bien me dan papeles de villano o de personaje misterioso, que es divertido de hacer”.

Rodeado por todas partes de libros y objetos del popular mago, Yanevski hace una pausa entre las visitas de aficionados para recordar su “fantástica experiencia” en un rodaje de Harry Potter y confiesa su carácter vitalista. “Además de actuar me gusta la vida misma. Mi motocicleta, viajar, conocer gente, comida, explorar culturas”.