H. G. Wells solía situar sus historias en Inglaterra, donde también hacía de las suyas el profesor Challenger; Verne variaba más de ambientación, pero no tenemos constancia de sus personajes que visitasen A Coruña, como tampoco los de Gernsback. Sin embargo, la ciudad tuvo su participación en los primeros tiempos de la ficción científica (gráfica). Un grabado datado en el blog de José Carlos Alonso como del primer tercio del siglo XIX muestra una máquina voladora hipotética, con profusión de ruedas y velas, sobrevolando la ciudad, más o menos a la altura de Os Castros. Lamentamos que ningún Jeff Bezos decimonónico se animara a financiar el modelo en tres dimensiones.