Ofrecen charlas a personas mayores sobre delitos de los que pueden ser víctimas, ¿de qué peligros les alertan?

Entendemos el colectivo de personas mayores como vulnerable para ciertas modalidades delictivas. Los índices de criminalidad no indican que tengan una incidencia mayor que el resto de la población, pero hay ciertas modalidades delictivas que les impactan en mayor medida. Nosotros lo que intentamos es dar información e involucrar a ciertos colectivos, en este caso fue al de los farmacéuticos, para que nos ayuden a concienciar a estas personas vulnerables de que esto puedo suceder y qué medidas pueden adoptar para que no suceda.

¿Cuáles son esas modalidades de delitos a las que los mayores son más vulnerables?

Sobre todo, dado la pérdida de facultades psicofísicas asociadas al envejecimiento, intentamos prevenir hurtos al descuido y también algunos tipos de estafas que se valen de la pérdida de capacidades sensoriales.

¿El uso del móvil y de las nuevas tecnologías a las que ha obligado la pandemia, les convierten también en presas fáciles para los ciberdelincuentes?

La incidencia del ciberdelito es creciente en toda la población. No es una cuestión de mayores. Además de la delincuencia más clásica, que se da todos los días en las calles, tenemos otras modalidades de delincuencia que hacen que tengamos que incrementar la vigilancia en esa parte de nuestra vida que dedicamos a las nuevas tecnologías. Las personas mayores hacen uso también de los móviles, incluso de los ordenadores, así que, lo que intentamos con el Plan Mayor es darles información sencilla y concienciarlos de que esto está sucediendo e incentivarlos a que se formen, casi continuamente, porque la ciberdelincuencia está constantemente creando nuevas fórmulas.

¿Es más difícil detectarlas para ellos si no están al día?

Todos tenemos conocimiento de que hay estafas que nos impactan, sabemos que hay correos electrónicos que pueden hacer vulnerables a nuestros equipos, sabemos que, si recibimos una llamada telefónica que dice ser de una multinacional y que nos ofrece una reparación en tiempo real, ya podemos desconfiar un poco., pero es lo que está sucediendo hoy. Como población nos tenemos que concienciar de que el uso de las nuevas tecnologías implica también tener la puerta abierta a esas nuevas modalidades delictivas.

¿Cómo se debe actuar, por ejemplo, si nos llaman por teléfono y nos dicen que son de Microsoft, o si nos llega un mensaje pidiéndonos una clave de WhatsApp que nos han enviado por error?

Lo que hay que hacer, cuando alguien nos ofrece un servicio gratuito a través de telefonía o incluso online, y que nosotros no hemos solicitado y del que desconfiamos un poco, debemos ser escépticos. Igual que no abrimos la puerta de casa a una persona desconocida que nos ofrece algo a domicilio, tampoco deberíamos realizar las acciones que nos piden. Si dudamos, siempre podemos pedir referencias, por ejemplo, llamando a la Policía para que nos asesore de si esa actividad que nos pide esa persona que actúa en nombre de una empresa se ajusta a alguna clase de actividad comercial o no. Normalmente, son las propias empresas y las instituciones públicas las que nos encargamos de concienciar acerca de fraudes comunes.

¿Hay más incidencia de estos delitos en A Coruña que en otros lugares?

En el cibercrimen, el concepto de territorio ha sido superado. No podemos hablar de que un determinado delito suceda en A Coruña porque hay servidores que pasan por terceros países, redes sociales que están radicadas en otros países, operadores que ofrecen servicios desde el extranjero... A nosotros nos interesan los hechos que le pasan a los vecinos de nuestra ciudad.

¿Somos en general descuidados a la hora de usar las redes sociales y las aplicaciones dándole a aceptar a condiciones que, muchas veces, ni leemos?

Sí, leer los términos y condiciones de los contratos que firmamos es recomendable para todo el mundo. A veces son tediosos, pero actualmente hay normativas para que los contratos tengan una redacción más asequible para los usuarios.

¿Los asistentes a los cursos les comentan que han sido víctimas ya de algún tipo de estafa?

Algunos, sí. En muchos casos son experiencias reiteradas. En la mayor parte de los casos hacen referencia a fraudes. Hablamos de ataques que pueden tener perjuicio patrimonial pequeño, pero otros, pueden superar el salario mínimo interprofesional y son fraudes que pueden afectar a personas con pocos recursos. Hay que considerar el ciberdelito como algo realmente perjudicial. Si vemos las cifras del ciberdelito, el incremento es exponencial en el tiempo.

¿Cuáles son los motivos?

Por la pandemia nos hemos inclinado a usar nuevas tecnologías y el modelo va hacia que las utilicemos cada vez más. Hace un tiempo teníamos ordenadores, después tuvimos móviles, tabletas y hoy en día ya tenemos otros dispositivos de nuestra vida cotidiana también conectados. Cuantos más dispositivos conectados a la red tengamos, más oportunidades de vulnerabilidad y el ciberdelito se aprovechará de ello.

¿Es importante buscar información antes de bajarse una aplicación o de comprar un dispositivo al que vamos a ceder nuestros datos?

Es muy recomendable y nosotros, como Policía Nacional, intentamos dar esa formación con mensajes fácilmente comprensibles.

¿Qué ciberdelitos se están produciendo en la actualidad?

Uno de los más habituales es el phising, en el que los delincuentes buscan captar la atención de un usuario, a través, por ejemplo, de un correo electrónico spam para que el usuario descargue un software malicioso que ceda el control del ordenador a los delincuentes y, con ese control, puedan hacer transferencias bancarias o captar datos que después puedan aplicar a la actividad delictiva.

¿Qué pequeñas cosas se pueden hacer para evitar estos ataques?

Tener contraseñas robustas es una buena práctica, de más de ocho caracteres y que combinen todos los tipos de caracteres que hay: números, letras, mayúsculas, minúsculas y signos de puntuación. Hay que cambiarlas de vez en cuando y el mejor sitio en el que pueden estar es en nuestra memoria. Podemos cuidar nuestra huella digital, como no publicar demasiada información en redes sociales e intentar concienciar a nuestra familia, porque a veces hablamos de nuestros planes de vacaciones o de lo bien que lo estamos pasando en determinado lugar y eso da pistas a los delincuentes de que hemos abandonado nuestra residencia habitual.

¿Alertan también de la utilización de fotos de menores en redes sociales?

Sí, deberíamos cuidar no solo nuestra huella digital sino también la de los nuestros, ya que los menores también tienen derecho a la intimidad y a la propia imagen. No es razonable que se cuelguen imágenes de menores en un perfil público. No deberían compartirse más allá de con la familia y algún amigo.

¿Ofrecen charlas del Plan Mayor todo el año?

Sí, en la medida en la que algún colectivo nos la pide, intentamos ir. Hemos estado en centros de día, en residencias de mayores... En este caso, lo hicimos en colaboración con el Colegio de Farmacéuticos para concienciarlos también de estar pendientes de situaciones de especial vulnerabilidad, como la desaparición de mayores, prevención del maltrato y dejación de funciones en el cuidado de mayores, les damos herramientas para poder solventarlo.