Raquel G. Osende (A Coruña, 1984) quedó finalista del premio literario Amazon Storyteller para autores en español con La pata de oca, su primera novela publicada. En ella entrelaza las historias de dos viajeros en el Camino de Santiago: una joven que busca asentarse y un abogado maduro para el que el recorrido es una posibilidad de recuperar la libertad.

Usted ya había participado en premios literarios de relato, pero nunca había publicado una novela.

Llevo escribiendo desde pequeña, también novela, pero siempre me ha costado más abrirme al mundo con ella. El relato era más asequible.

Usted también hizo el Camino. ¿Éste inspiró la novela o lo hizo para documentarse para ella?

Fue la pescadilla que se muerde la cola. Estudié en Santiago, y en mi época de estudiante, mis amigas y yo cogíamos un bus a cualquier parte y volvíamos andando en dos, tres, cinco días. Había hecho trocitos del Camino muchas veces, pero tenía pendiente hacerlo entero. En un curso de escritura hace siete años realicé un capítulo que resultó a ser el primero de la novela. Se me ocurrieron los personajes y empecé a pensar sobre ellos. Después dije: “para hacer esto bien tengo que hacer el Camino para documentarme”. Lo hice durante un mes entero, en verano, como mis protagonistas.

Sus personajes son muy diferentes, un hombre ya maduro y una joven. ¿Por qué eligió estos perfiles?

Me pareció interesante el contraste. Haciendo el Camino encuentras a gente muy dispar e inesperada. El Camino atrae a todo tipo de personas, y me apetecía mostrar esa diversidad. Pensé en dos casos extremos que al interactuar pudieran tener algo interesante que aportarse el uno al otro. Hay algo de historia de amor, o de enamoramiento, más bien. La novela está contada desde el punto de vista de los dos personajes, van alternándose y se va viendo cómo cada uno avanza a su ritmo, a veces se encuentran, otras no. Se va viendo cómo cada uno tiene la vida que el otro desea, y se van dando cuenta de que tienen mucho que enseñarle al otro.

¿En qué género engloba su obra?

(Ríe) Es una muy buena pregunta. Hablando con blogueros literarios y gente que ha hecho reseñas, ni ellos ni yo encontramos un género concreto en que clasificarla. Es una mezcla, que es algo que se está dando cada vez más. Diría que es un poco novela de viajes, un poco novela romántica, y también en parte es una novela de exploración personal, de psicología de personajes, de encontrarse a uno mismo.

¿Qué es más importante en su obra, la acción exterior o la psicología de sus personajes?

Me gusta plantear cosas en las que las dos sean importantes. Si tuviera que priorizar una, la psicología de personajes. Pero cuando es más interesante mostrarla es cuando pasan cosas que les obligan a repensar su vida, así que al final acción exterior y vida interior están muy ligadas.

¿Cómo cambian sus personajes a través de su viaje?

Tengo una frase que me gusta mucho, que escuché por primera vez haciendo el Camino y que es la filosofía de la novela: “el Camino no te da lo que quieres, sino lo que necesitas”. Y es lo que les pasa a ellos. Van al Camino con una idea en la cabeza. Lorena, una chica joven que acaba de perder su trabajo, va con la idea de buscar raíces, anhela tener una familia y algo estable en su vida. Y en cambio Nacho, un abogado cuarentón, quiere un poco de libertad, darse un respiro de la vida ideal que tiene con la mujer e hijas y que no le deja ser joven y libre. Al final cada uno de ellos hace un recorrido distinto. Sin hacer spoilers, quien está abierto al Camino encuentra enseñanzas en él, quien no se queda como está (ríe).

¿Los personajes simbolizan diferentes partes de su vida?

En toda novela hay algo autobiográfico, y sí que hay un poco de contraste de etapas de mi vida. Lo curioso es que la novela ha venido con un niño bajo el brazo: en el proceso de publicación, de quedar finalista del premio y de promocionarla me quedé embarazada y tuve mi primer hijo, que tiene ahora tres meses. Reconocerme como escritora está siendo cambiar de etapa en mi vida (ríe).

Se formó como ingeniera, ahora trabaja dentro del sector del marketing en Valencia, ¿cómo lo compatibiliza con la escritura y qué planes tiene para el futuro?

De momento no puedo plantearme dejar el trabajo por la escritura. Seguiré compatibilizando ambas como lo he hecho hasta ahora. Toda la redacción de La pata de oca, y de mi vida como escritora, la he hecho compatibilizándola con otros trabajos. Voy a seguir escribiendo, y tengo mi próxima novela a medias. Amazon, en ese sentido, es un medio muy bueno, porque me permite llevar mi ritmo de trabajo, y no tener ningún compromiso que atender distinto de lo que me vaya marcando.