Dos años sin bodas se han hecho largos. El virus ha mantenido en standby todas las ceremonias y acontecimientos especiales planeados para un futuro próximo; que ahora comienzan a recuperarse a medida que los días de pandemia van tocando a su fin. La vuelta de las bodas aplazadas cientos de veces a la espera de condiciones más favorables se ha hecho notar de forma tangible en las calles de A Coruña, donde se cruzan, estos días, distintos grupos de amigas con novias disfrazadas que celebran sus despedidas de soltera. En Alfonso Molina, las tradicionales sábanas que anuncian los casamientos han vuelto a reinar en la autovía. “A la tercera va la vencida”, reza, estos días, una de ellas.