Hace unos diez años, el dibujante coruñés David Pintor decidió unir tres de sus pasiones: la ilustración, la arquitectura (una carrera que estudió varios años) y los viajes, y empezó a publicar en la editorial Kalandraka libros dedicados a urbes. La primera fue Santiago de Compostela, y, ante su buena acogida, vinieron después Lisboa, Barcelona, Venecia. “Era una excusa perfecta para viajar y volver a ciudades que me interesaban y redescubrirlas” explica. Pero “algo pasó” hace cuatro años: el nacimiento de su hija, que le restó tiempo para hacer turismo. Así que pensó en tomar como modelo A Coruña: “Mi ciudad, que tengo aquí al lado, y en la que viví toda mi vida”.

Entorno de la Torre. | // D.P. Enrique Carballo

El resultado es, valga la redundancia, A Coruña, cuyas 30 ilustraciones siguen el recorrido por la ciudad de un ciclista con sombrero que “podría ser un álter ego” del autor, pues se trata de un dibujante que va tomando notas de los lugares que ilustra Pintor. “No quería que fuese simplemente una sucesión de imágenes” explica “y el personaje sirve como hilo conductor y acompaña al espectador”. También cumplen ese papel las gaviotas, un elemento recurrente que pone “banda sonora al libro; me gustaría que el que viese las ilustraciones las escuchara. Son un sonido muy característico de las ciudades de mar, e intento que el libro fuese casi una experiencia sensorial, en el que se oyesen las gaviotas y el mar”.

Atrio del museo de Belas Artes. // David Pintor

Los lugares los ha elegido confiando en la “intuición” y tras muchos paseos “con los ojos bien abiertos. “No hay un criterio de sitios con más valor histórico”, señala Pintor, sino una colección ecléctica de lugares que tienen algo que transmitir: desde vistas coruñesas emblemáticas como museos o la Marina a lugares menos conocidos como As Xubias, algún café del centro o zonas del entorno de la Torre. También ha intervenido un factor sentimental: aunque quizás la ilustración preferida del autor sea la de la plaza de Azcárraga, “una de las más bonitas de la ciudad”, otra es de un lugar al que tiene “mucho cariño”, la fuente de los Jardines: “Me trae recuerdos de la infancia, cuando metía la mano en el agua y veía los peces y barcos que traían otros niños”.

Y es que la memoria e imaginación juegan un papel en una obra que no pretender ser demasiado exacta ni “hiperrealista”, señala Pintor, que ve como una suerte que los ilustradores “podemos interpretar el entorno a nuestro gusto”. Así, incorpora “la fantasía, elementos que no están pero que me funcionaban muy bien, me daban un aura mágica”. Por ejemplo, el mercado de San Agustín, uno “de los edificios de arquitectura moderna más importantes de A Coruña” se transforma bajo el pincel del autor en “una especie de bosque interior iluminado por las llagas de luz de la cubierta, que le dan un aspecto mágico y evocador”. En otros casos hay edificios que parecen cobrar vida, para dar “un toque de fantasía que me parecía muy divertido”. Reflexionando acerca de estas influencias en su obra, Pintor teoriza que quizás vienen de que “gran parte de a lo que me dedico es ilustración infantil, siempre me ha divertido mucho ese toque imaginativo que requiere”. Quiso “sin perder lo que hay, siendo más o menos fiel, dar esos toques”.

Otra cuestión que ha intentado lograr, aunque sea “muy difícil” es “captar la luz de la ciudad”. “Hay diferentes ambientaciones, en algunas el ambiente con niebla que es característico de A Coruña, en otros con mucha luminosidad, cada ilustración pedía un tipo de luz, jugando con las sombras de edificios y vegetación” explica. En la plaza de Azcárraga son los árboles los que permiten que solo pasen algunos rayos y crean la “penumbra menos iluminada” por la que transita el protagonista, y esa luz no es la misma “que en el entorno de la Torre cuando está a punto de venir una tormenta”.

Posiblemente Pintor retome sus libros de viajes en el futuro, pero estas obras “me dejan bastante agotado y requieren mucho tiempo”. Por el momento, indica el ilustrador, “lo que más me apetece es cambiar de registro y hacer otra cosa”.