La protección de los edificios, espacios y dotaciones existentes en los muelles de la ciudad que tengan valor histórico, artístico o cultural es el objeto del estudio que acometerá una empresa especializada por encargo de la Autoridad Portuaria con vistas al próximo desarrollo urbanístico de los terrenos del puerto. La iniciativa se lleva a cabo con la colaboración de la Consellería de Cultura y el estudio abarcará los aspectos arqueológicos, arquitectónicos y culturales, de forma que se elabore un amplio catálogo de todos los elementos que merezcan ser protegidos.

La puesta en marcha de este trabajo llevó ayer al presidente del Puerto, Martín Fernández Prado, a reunirse con el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, y con la directora xeral de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez Ínsua, para definir sus líneas maestras. Fernández Prado consideró que solo con ese documento se podrán tomar las decisiones correctas sobre los bienes con valor patrimonial a la hora de llevar a cabo la transformación urbanística de los muelles.

Entre las tareas que se realizarán figura el análisis de la situación arqueológica de los terrenos portuarios, para lo que se efectuarán catas subterráneas con el fin de evitar situaciones como la ocurrida en O Parrote durante la construcción del aparcamiento subterráneo, donde la aparición de los cimientos de un baluarte hizo que las obras estuviesen paralizadas durante cuatro años a la espera de una decisión sobre su conservación.

El estudio patrimonial comenzará por los muelles de la Batería y Calvo Sotelo, los primeros en los que se realizarán obras para su incorporación al entramado urbano y en los que ya se han efectuado algunas intervenciones. En el primero de ellos se han desmontado los silos que poseía allí Alu Ibérica y está prevista la demolición de los de Cementos del Cantábrico. En ese lugar permanece una nave industrial que ya no tiene uso pero que la Autoridad Portuaria pretende aprovechar para celebrar actividades de todo tipo tras la apertura al público de ese muelle.

El Puerto destaca además que en esta misma zona existen, aún sobre terreno portuario pero al otro lado del muro que separa los muelles del casco urbano, varios edificios públicos que cuentan con diferentes niveles de protección desde el punto de vista urbanístico, como la Delegación del Gobierno, la Comandancia de Marina, el mareógrafo y Aduanas, además del propio cierre perimetral del Puerto, que ya se encuentran catalogados.

La Autoridad Portuaria no menciona sin embargo la Lonja del Gran Sol, situada en el muelle de A Palloza, y que el Gobierno local de Marea Atlántica intentó incluir en el catálogo de patrimonio del plan general. Puertos del Estado presentó una alegación en la que se oponía porque el edificio está en la zona de servicio del muelle, mientras que la Autoridad Portuaria consideró la iniciativa una “desviación de poder y que su catalogación podría limitar sus usos. El Ejecutivo municipal socialista prometió elaborar una nueva propuesta para protegerla y durante la campaña electoral de 2019 planteó crear en ese lugar un centro de interpretación de la actividad pesquera.

En el muelle de la Batería se demolieron ya los silos de la empresa Bunge y quedan aún los de Oleosilos de Galicia, cuyo derribo está previsto para el próximo año cuando la compañía culmine su traslado al puerto exterior. En esa zona están también los de Tudela Veguín, cuya peculiar forma hace que se sopese su conservación para acoger algún tipo de iniciativa en su interior una vez que se transforme este muelle, por lo que es posible que el estudio iniciado ahora defina cuál puede ser su futuro.