Los participantes en la paliza mortal a Samuel Luiz, el pasado 3 de julio, se reunieron en dos ocasiones esa misma madrugada, tras la agresión. Primero, según relató el comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial de A Coruña, Pedro Ramón Agudo, lo hicieron algunos de los atacantes para hablar de los hechos, pero “sin arrepentimiento” solo para rememorar los golpes que le habían dado al joven —y también a Ibrahima, el senegalés que intentó protegerle—. Se celebró sobre las cuatro de la mañana, en un parque público, lejos de Riazor, en el que había más gente, que pudo contar a los investigadores de qué habían hablado y en qué términos.

De la segunda reunión, los agentes saben que fue sobre las seis de la mañana, en otro lugar también alejado, y que acudieron “todos los agresores”. Fuentes cercanas a la investigación explicaron ayer a este diario que sospechan que los jóvenes pudieron quedar para destruir pruebas y/o para tratar de evitar que los relacionasen con la brutal paliza, ya que sabían que habían dejado malherido a Samuel, toda vez que le habían dado puñetazos y patadas y que le habían agredido con un objeto metálico en la cabeza y con una botella de cristal.

A diferencia de la primera reunión, los agentes no cuentan con testigos presenciales —más allá de los participantes— que puedan revelar su contenido, por lo que tratarán de llegar a él a través del volcado de la información de los móviles. Este trabajo será laborioso, ya que los detenidos borraron parte de su contenido antes de entregárselos a los agentes, unos elementos que la Policía Nacional trata de recuperar, ya que tiene permiso del Juzgado para hacer una copia total de los dispositivos, y eso implica fotos, vídeos, audios, mensajería instantánea y redes sociales, entre otras aplicaciones.

Los investigadores tienen constancia de estas dos citas porque siguieron los pasos de los agresores a través de las cámaras de seguridad. De la primera reunión hablaron algunos de los participantes y también testigos, que fueron los que contaron a los agentes que el primer detenido —el que iba con su novia e increpó a Samuel y a su amiga Lina porque estaban haciendo una videollamada— se refirió a la víctima como “un maricón” cuando ya se había producido la agresión. Según ha podido saber este diario, en el sumario consta también que, en el parque, este joven tuvo un enfrentamiento con unas chicas lesbianas a las que insultó. La Policía mantiene abierta la investigación y no descarta que se produzcan nuevas detenciones, aunque los agentes necesitan acreditar su participación en la pelea.

Ni bebidos ni drogados

Sobre si todos o alguno de los detenidos alegó ante los agentes que había bebido o que se había drogado antes de la brutal agresión a Samuel, Agudo aseguró a este diario que no, que “en ningún momento” hicieron referencia a ese extremo. Los agentes esperan ahora los resultados de las pruebas de ADN para saber si un objeto metálico del que se incautaron en el registro de la casa del menor que tiene antecedentes es el que se utilizó para agredir en la cabeza a Samuel, y también por el análisis del pantalón de la víctima, en el que aparecen rastros genéticos de cuatro personas, que no son los dos primeros detenidos: el chico que iba con su novia; ni su amigo, el que sale del pub El Andén con una botella escondida entre la ropa y que tira al suelo a la víctima cogiéndole del cuello por detrás. La Policía Nacional cuenta ya con pruebas de ADN que incriminan a estos dos jóvenes, que fueron remitidas a la instructora del caso.