El biólogo marino, explorador de National Geographic y documentalista Manu San Félix será un de los relatores de la edición 2021 do Festival Mar de Mares, que se celebrará en la ciudad el próximo mes de septiembre.

Acudirá al Mar de Mares, entre otras cosas, a hablar de la iniciativa Pristine Seas, en la que trabaja desde hace años. ¿En qué consiste?

Es un proyecto de Enric Salas, un biólogo de Girona que lleva viviendo en Estados Unidos más de 20 años, y que tuvo una idea brillante: viajar a los lugares más remotos del océano, porque son los que probablemente están intocados, prístinos, con el objetivo de protegerlos. Este proyecto empezó en 2009. Se hacen expediciones National Geographic muy potentes por los medios que se utilizan. Hay un equipo de ciencia que intenta dar los argumentos sobre el valor y la importancia de estos sitios, y otro equipo de media, que es en el que trabajo yo, en el que intentamos que se vea, e inspirar al gobierno que tiene la soberanía de esas zonas para que las proteja, y sobre los beneficios que puede aportar a la humanidad.

¿Qué se entiende por una zona virgen? ¿Que no está navegada o explotada?

Hay un poco de todo, porque hay sitios geográficamente poco accesibles, por lo que apenas están navegados, con lo que no hay apenas presencia humana. Luego hay zonas más humanizadas, pero que se acercan al estado prístino. Hay un trabajo previo, que hace sobre todo Enric, de ir eligiendo los sitios a los que merece la pena ir a hacer la expedición, y en los que el país que tiene la soberanía tiene una predisposición positiva. El objetivo es aumentar el número de km cuadrados que están protegidos en el océano. Tenemos un objetivo muy ambicioso, que es que para el año 2030, el 30% del océano del planeta esté protegido.

¿A día de hoy, qué porcentaje del océano goza de protección?

Ahora estamos por el 7%. Más del 90% sigue abierto a una explotación casi sin límites. Hay quien puede percibir que proteger para que no se pesque va a afectar a la pesca, pero es justo todo lo contrario. Muchos pescadores lo saben, algunos lo reconocen y otros no: llevamos muchos años sacando, sacando, sacando, y nadie repone nada, salvo contaminación y basura. Para seguir sacando, tenemos que dejar una zona del océano, que en el objetivo más ambicioso es un tercio, para que los peces se reproduzcan y se puedan pescar.

¿Qué implica que un espacio marino esté protegido?

Ahí puede haber varias medidas. En líneas generales, sobre todo es que no se pesque o que haya solo ciertas formas de pescar sostenibles. Todos los estudios que se han hecho demuestran que la protección es beneficiosa para los pescadores y para el turismo. Las reservas marinas bien hechas son un magnífico negocio. En España somos poco ambiciosos con la protección; creamos reservas marinas en las que cuesta mucho que se cierre a la pesca. Si queremos proteger la pesca, sobre todo la artesanal, hay que dejar zonas en las que no se pesque.

Una cuestión en la que hay intereses contrapuestos.

Sí, es lógico. Hay que tener en cuenta que llevamos décadas con la mentalidad de que podemos pescar sin límites y en cualquier sitio y que esto no tiene fin. Muchos stock de pesca están agotados o cerca. Todos los pescadores saben que pescan menos de lo que pescaban sus abuelos. Hay una reacción en contra de proteger por esto. Quizá en España vamos un poco por detrás, pero en otros países, el pescador está viendo que, cuando protege, su cartera gana.

¿Hace falta más pedagogía con respecto a esto?

Sí, pero en muchas cosas no tenemos mucho margen para decir que estamos a tiempo de cambiar la situación. En el Mediterráneo, que es un mar prácticamente cerrado, tenemos menos del 1% protegido, es de locos. Ahora lo que necesitamos es proteger, y los primeros que salen beneficiados son los pescadores.

¿Cuántas zonas han conseguido proteger gracias a su trabajo en Pristine Seas?

Ahora mismo, entre el 70% y 80% del océano que hay protegido en el mundo es gracias al proyecto Pristine Seas. Estamos satisfechos y orgullosos, y cuanto más avanzamos más nos motiva, porque te das cuenta de que los lugares que se protegen salen ganando, y la población de los sitios está contenta. Al principio fue difícil, y ahora hay sitios que nos llaman para que vayamos a aplicar esa fórmula mágica, porque sale ganando la pesca artesanal y el turismo. Estoy deseando que esa fórmula pueda aplicarse en España.

¿Qué zonas han ayudado a proteger?

Por ejemplo, en la Antártida, está la mayor reserva del planeta. Las islas Pitcairn, en Rusia está la Franz Josef Land, las islas Desventuradas en Chile...en la página web del proyecto vienen todas bien detalladas.

En los últimos años se ha debatido mucho sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. ¿Han quedado los océanos en un segundo plano? ¿Hay poca conciencia con respecto a los problemas que acarreará tener los mares muy contaminados?

Sí, siempre cuesta más. Todo lo que pasa debajo del agua cuesta más, porque la gente no lo ve, no conecta. Tú ves a alguien arrancando árboles en la selva del Amazonas y se te rompe el corazón, porque es una selva enorme y parece importantísima para el planeta. No vemos lo que hay debajo de la superficie, por lo que siempre hay que hacer un esfuerzo para conectar a la gente. Ojos que no ven, corazón que no siente, eso es una realidad.

¿En qué medida su trabajo en National Geographic ayuda a visibilizar esta realidad submarina?

Yo me siento un privilegiado, porque hago la filmación y la fotografía submarina de Pristine Seas, y siento que mis imágenes contribuyen a crear estas grandes reservas marinas, a proteger los océanos, me siento como un cantante cuando da un concierto ante miles de personas en un estadio. Tienes una audiencia inmensa, en Instagram National Geographic tiene más de 100 millones de seguidores. Cuando estás buceando en un sitio perdido, tienes clarísimo que esas imágenes las va a ver el mundo, y que van a ayudar a proteger los océanos. Para mí es una sensación maravillosa.

Ayuda a sacar del agua esa realidad.

Sí, ayudas a que la gente conecte y se enamore de lo bonito que es el mar. Yo soy un biólogo marino con una cámara, la Biología me sirve para observar y ver la importancia de establecer esa conexión. Hasta el 70% del oxígeno que respiramos viene de los mares y océanos, siempre intento sacar imágenes que cuenten eso que sabemos por la Biología.