Juancho Conejo, líder de Sidecars, es de esos artistas que encuentra cosas positivas en los conciertos de la nueva normalidad. Fan de tocar en los teatros, ve que la “madurez” del grupo se refleja en su último trabajo Ruido de fondo, que este jueves (22.00 horas) presenta en la plaza de María Pita, en el que recoge temas “esperanzadores” que podrían haber sido escritos durante el confinamiento.

Sidecars es de esos grupos que sacó disco en plena pandemia, ¿un acto de valentía?

Nos pilló toda esta locura con el disco ya grabado. Estábamos en las mezclas cuando, de un día para otro, ya no pudimos volver al estudio a trabajar. Fuimos mezclando el disco poquito a poco, con distancia, y cuando ya lo teníamos terminado, vimos que todo el mundo retrasaba las salidas de sus discos y posponía los planes, pero nosotros dijimos “¿qué vamos a hacer con el disco en el bolsillo todo el año?”. Nos dimos cuenta de que la gente no podía hacer muchas cosas, pero sí podía escuchar música en su casas. Así que sacamos el disco porque pensamos que sería un regalo para la gente que nos sigue y ya veríamos cómo y cuándo presentarlo en directo.

La gira les ha llevado a teatros, algo que ya venían haciendo antes de la pandemia. ¿Encontraron su sitio?

Es un lugar en el que nos sentimos muy cómodos, nos parece un espacio maravilloso para ver conciertos y escuchar música. Entendemos que hay sitios para todo. Los festivales son lugares en los que hay muchísima gente, en los que se puede cantar, bailar y gritar. En las salas también se vive una experiencia diferente y en los teatros tienes que estar sentado, escuchas más la música, se generan silencios y aplausos que no ocurren en otros recintos. Nos gusta mucho tocar en teatros. Siempre nos lo habíamos planteado. En esta ocasión, lo que nos pilló por sorpresa fue esta movida, y como solo se podían garantizar las distancias y la seguridad en los teatros dijimos “pues vamos a empezar por aquí y ya veremos qué se puede hacer después”.

¿Qué tiene Ruido de fondo, el nuevo disco, que no tengan los cinco álbumes anteriores?

Supongo que hay un puntito extra de madurez que lo tenemos, espero, como personas, y eso se traslada a los textos y musicalmente. A nivel instrumental, quizá hemos sido un poco más guitarreros. Así como Sergio Valdehita y sus teclados tenían mucho protagonismo en los dos discos anteriores, en este hemos querido vestir las canciones con más guitarras. Creo también que los textos son más positivos y esperanzadores, que yo suelo ser un poco cortavenas y este disco ha surgido así.

¿Eso es la madurez, ser más optimista?

No, yo creo que no. Eso es solo el estado de ánimo. En nuestro oficio, tengo que rascar las canciones y las historias de las historias que me pasan y de los estados de ánimo que voy teniendo. Ha coincidido que en este disco estaba más positivo. Creo que la madurez radica en la manera de contar las cosas, de instrumentar y de sonar, pero sobre todo en los textos. Igual en el próximo disco vuelvo a estar muy triste y pongo una cuchilla de afeitar al lado del CD.

En este trabajo arranca con la canción Mundo imperfecto, ¿es así como lo ve?

Sí. Mundo imperfecto parece una canción escrita en medio de la pandemia. Esa es la magia de la música y las canciones, que cambian de escenario según quien las escucha. Es un tema muy positivo que manda un mensaje de esperanza muy grande y viene a decir “tienes todo el talento del mundo y si quieres, puedes”.

En Quién sabe abre muchas incógnitas sobre qué pasará, ¿se siente así al subir al escenario, sin saber cuál será la respuesta?

Sí, después de tantos años trabajando, sobre todo en el mundo más underground, en garitos vacíos y con giras en las que venía muy poca gente, estamos acostumbrados a eso y ahora que nos van bien las cosas, vivimos pensando como los versos de esa canción Quién sabe cómo va a terminar esto. Hoy estamos aquí arriba, pero quién sabe lo que va a pasar mañana en la siguiente ciudad o cómo va a coger la gente la próxima canción o el próximo disco que saquemos. Creo que tenemos los pies muy en la tierra y eso nos hace valorar mucho lo que hay y no confiarse.

¿Cómo se consigue?

Estamos más acostumbrados a no tener éxito que a tenerlo. Para nosotros, el éxito es poder vivir de la música y no tener que trabajar en otra cosa como hemos hecho durante tantos años. Tenemos los pies en el suelo por todos los años que no ha sido así. Sabemos que esto es un premio que sentimos merecido, pero hay una parte importante que es la suerte. Así como los últimos tres o cuatro puñados de canciones que hemos soltado han gustado mucho, puede no ocurrir eso, podemos estar menos inspirados o conectar menos. Somos conscientes de que no hay nada ganado y hay que seguir ganándoselo cada día.

A esos obstáculos diarios se ha unido la pandemia, ¿habrá grupos que no sobrevivan a esto?

Por supuesto. A veces eso de mal de muchos, consuelo de tontos es una realidad. Tenemos mucho miedo por nuestro sector y por lo que nos toca, pero miramos alrededor. Tengo amigos y familia que trabajan en el turismo y otros sectores que vemos que han sufrido un golpe muy duro, del que se van a recuperar algunos y muchos otros no. No nos gusta mirar solo para dentro y hablar solo de lo nuestro, creo que esto es duro en general. Sí es cierto que la música y la cultura en este país no es como en otros, aquí siempre son las últimas en la cola, pero no era así cuando estábamos encerrados en casa y queríamos ver conciertos. Ahí estaban todos los grupos ofreciendo música gratis y animando a la gente. Me gustaría que se sacara algo en claro de esto y que se apoyara más la cultura. Este año hemos sido conscientes, aunque fuese a la fuerza, de lo importante que es para todos.

Su grupo se mantiene y cuenta con una amplia trayectoria, pero hay quien todavía se empeña en hacer comparaciones con otros grupos o decir que su voz y la de su hermano Leiva son muy parecidas. ¿Cómo es en realidad Sidecars?

Sidecars es un grupo cancionero. No nos hemos inventado nada, venimos con muchas referencias de muchos grupos españoles y americanos. Hablarán de Pereza, pero antes estaban Los Ronaldos, Tequila y Los Rodríguez. Grupos que nos han inspirado mucho a nosotros, pero que también inspiraron en su día a Pereza. Ahí hay una referencia que tenemos en común todos. Los que hacemos canciones y pop rock en castellano venimos con referencias muy marcadas. A nosotros nos unen mucho desde que nos conocimos Los Rodríguez y Andrés Calamaro es una inspiración muy grande en mi vida. Sobre lo de mi voz y la de mi hermano, lo raro sería que cantara yo como Enrique Bunbury. Somos hermanos y ahí no se puede hacer mucho.