Con ellos sobran las presentaciones. Primero fueron los Pegamoides, luego Dinarama y más tarde, Fangoria. Alaska y Nacho Canut refrendan la solvencia de su unión profesional tras 30 años de trayectoria conjunta: lo harán mañana sobre el escenario de María Pita a las 22.00 horas, con un repertorio que trae los temas más conocidos de la formación, pero también canciones de su nuevo EP, Existencialismo pop, que incluye el tema Momentismo absoluto, una oda a la imposibilidad de planear a largo plazo que ha traído la pandemia.

Repite con Fangoria en las fiestas de María Pita. La última vez fue en 2013. Pisan suelo conocido.

Sí, la verdad es que agradeces el doble que te llamen y la gente agradece el doble que toques. Es un año complicado para poder organizar con todas las normas, así que fenomenal. En 2013 fue también en María Pita, las fiestas populares siempre tienen un componente muy festivo, los conciertos siempre son muy divertidos, se junta en un momento dado el público que quiere ver un concierto de Fangoria con todo el mundo que está de fiesta.

¿Con qué nos puede sorprender Fangoria a día de hoy tras treinta años de trayectoria? ¿Qué queda por ofrecer?

Hay un poco de todo. Tocaremos el disco nuevo, algo del disco anterior que no se pudo tocar el año pasado. Era un disco de extrapolaciones, versiones de otros grupos que nos han acompañado a Fangoria en los treinta años que hemos cumplido en 2019, por eso sacamos aquel disco. Encontrarán canciones de otros momentos de Fangoria, de otros momentos nuestros. El espectáculo sigue siendo muy visual. Nos dijeron que este año había que ir a lo pequeño, y dijimos: pues no. Nosotros vamos a ir como siempre, con nuestros visuales, nuestros bailarines. Que las cosas se hayan puesto difíciles no quiere decir que tú tengas que dar otro tipo de espectáculo si no lo sientes así. Como no lo sentimos así, vamos con todo.

¿Le queda algo por hacer a Fangoria?

Nacho y yo llevamos juntos desde el principio, desde 1977, en todos los grupos: Pegamoides, Dinarama y Fangoria, osea que imagínate. ¿Qué queda por hacer? Otro disco, otros conciertos. Son las ganas de hacer más, de ver con quién lo quieres hacer, qué quieres ponerte, cómo vas a hacer la portada, es así.

¿Y a Alaska? Cantante, actriz, presentadora, DJ.. ¿Qué terreno le queda por explorar?

A ese nivel ninguno, lo único seguir haciéndolo. Antes de la pandemia teníamos ese filtro que es que durante la temporada de conciertos no hago teatro, y la temporada de teatro no hago conciertos, los alternaba; y al mismo tiempo estoy presentando televisión. Eso es lo que me gusta hacer, no tengo ninguna intención de que cambie en un futuro inmediato. Hoy en día, no puedes decir “esto va a ser así”, o “esto no va a ser así”, porque no está en tu mano.

Ese mensaje lo reivindican en su nuevo tema, Momentismo Absoluto. El no planear mucho.

Planear está bien, porque eso quiere decir que tienes ilusión. Tengo ganas de que llegue el 6 de septiembre para volver a Cine de Barrio, pero no está en mi mano si me llaman y me dicen que ya no lo presento yo. Eso es de lo que hablamos, de no llevarse un berrinche por las cosas que no puedes controlar, que es lo que le ha pasado a la humanidad entera este año. Nos hemos dado cuenta todos a la vez. Son cosas que te pasan en la vida, cuando se te muere un familiar, por ejemplo, pero nunca le había pasado a la vez a todo el mundo, esa conciencia general de que es así. No planear no quiere decir perder la ilusión. Planificar con la incertidumbre de será o no será, pues ya se verá.

¿Fangoria vivía ya en ese Momentismo Absoluto, o viene a raíz de la pandemia?

Nosotros somos muy de esto por el tipo de grupo que somos. No somos Lady Gaga, ni tenemos giras internacionales programadas a diez años vista. Nosotros planificamos a medio plazo, sabíamos que íbamos a tener conciertos, pero tampoco podemos ir mucho más allá porque no está en tu mano. Nos vamos adaptando a lo que va ocurriendo.

Imagino que este año sus planes se han ido adaptando también.

Sí, han cambiado, porque si hubiéramos hecho los conciertos del año pasado, este año ni hubiéramos sacado disco ni hecho conciertos, hubiera sido un año para parar y para empezar a grabar un disco para el año que viene. Todo cambió, nos juntamos y decidimos que lo cambiábamos, que queríamos sacar este tipo de discos en formato EP, de cinco canciones. Más o menos esa es la idea, pero siempre nos ha pasado esto. El año pasado sí que fue radical, porque lo que nos pasó es que nos quedamos sin tocar, con todo lo que eso implica, no sólo para nosotros, sino para todo el equipo que llevamos. Yo, por ejemplo, estuve haciendo teatro en Madrid seis meses. Allí no cerraron las actividades culturales. Hay cosas que pude hacer y otras que no. A cada uno le ha afectado de una forma: tengo amigos de informativos que no han dejado de trabajar, que han trabajado el doble. Luego están esos trabajos que parecían para siempre: yo decía que si me iba muy mal en algún momento, me pondría a servir copas en una discoteca, aunque fuese con 70 años. Pues ese trabajo, precisamente, y todo lo relacionado con a noche, ha desaparecido: poner copas, repartir flyers, bailar como gogó.

¿Cree que esto nos ha cambiado de alguna manera?

No, para nada, el ser humano es muy bruto. Pasa como con las borracheras, cuando dices que no vuelves a beber a la mañana siguiente. Todos nos hemos encontrado con esto, pero es como cuando se te muere alguien: ¡nunca más me voy a enfadar por una tontería!, decimos, y cuando llega la tontería te vuelves a enfadar, porque la vida es eso.

No sé si se sentirá cómoda hablando de la pandemia. Ha habido cierto escrutinio con algunas declaraciones de personajes públicos con respecto a esto. A usted se le ha dado caña . ¿Cómo lo ha vivido?

Pues con cabreo. A mí me parece que cada uno puede decir lo que piense o tener una opinión diferente. Me llegas a decir en el año 81 que las cosas no se iban a poder decir y te hubiera dicho: estás loca. Eso pasaba hace 20 años y no va a pasar dentro de 20. Pues ya ves.