Las viviendas de uso turístico han encontrado un trampolín en la pandemia. El auge que ya experimentaban desde antes de marzo de 2020 se ve favorecido por la comodidad que para los usuarios representa disponer de un piso para su estancia vacacional sin apenas contacto con otros agentes (personal de servicio, recepcionistas, otros turistas alojados) y evitando la concentración de personas en un mismo lugar. El parque de este tipo de viviendas en A Coruña crece sin remisión, según reflejan los datos que recoge el Rexistro de Empresas e Actividades Turísticas de Galicia (REAT). Entre julio de 2020 y el mismo mes de 2021, el aumento fue del 26,6%. Los pisos turísticos incluidos en este directorio oficial ya son más de 500 en la ciudad.

El salto es de 111 viviendas. En un año se ha pasado de 416 a 527. El incremento supone que haya en la actualidad un total de 2.471 plazas disponibles, es decir, camas. Los datos tienen como fecha de referencia el 1 de agosto de 2021; tres meses antes el número de plazas era de 2.141, que situaban A Coruña como la cuarta localidad de Galicia con mayor disposición de camas, solo por debajo de Sanxenxo (10.385 plazas a 1 de mayo), Santiago (3.719) y O Grove (2.233).

El crecimiento de pisos de alquiler turístico en la ciudad entre los dos últimos meses de julio es superior al que, de acuerdo con la misma fuente, se había registrado entre febrero de 2020 y febrero de 2021, entonces del 17% (de 384 a 449 viviendas). El repunte actualizado hasta por encima del 26% confirma que sube la demanda de este tipo de viviendas en las que los visitantes, ante las restricciones sanitarias del COVID relacionadas con la distancia de seguridad interpersonal y las aglomeraciones, se alojan en estancias en las que cuentan con más independencia y espacios privados y no coinciden con otros turistas en lugares comunes.

La Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga) constata desde el año pasado que Galicia ha aumentado su potencial como destino turístico seguro pese a los riesgos que todavía presenta la crisis sanitaria aunque la mayoría de la población haya completado su proceso de vacunación frente al coronavirus. La comunidad tiene ya un total de 13.312 viviendas turísticas. Equivale al 32% del conjunto de camas/plazas disponibles. Curiosamente es el mismo porcentaje de plazas de alquiler turístico que hay en A Coruña (2.471) respecto al total (7.526) que ofertan todos los alojamientos, según los datos más recientes de la Xunta.

La ciudad atrae al turismo familiar y de proximidad, un perfil que busca independencia y que la encuentra en un piso adaptado para las necesidades de los visitantes. Ante esta demanda, crecen por tanto los ofertantes de viviendas de alquiler turístico. Aunque el REAT recoge las cifras oficiales, hay que tener también en cuenta que no todos los pisos de estas características están registrados en este órgano autonómico y que incluso otros que presentan algunas particularidades distintas a las comunes se ofertan como viviendas de uso turístico.

“Este tipo de turismo, por llamarlo así, siempre existió, incluso antes del auge hotelero. Pero ahora se le encuentra mayores atractivos, más comodidad, tanto para familias, como grupos de amigos como veraneantes recurrentes, más que turistas que vienen a un lugar por primera vez”, comenta Rafael Serrano, vicepresidente de Aviturga.

La ocupación residencial en pisos turísticos en A Coruña fue “muy alta” en el mes de julio y lo está siendo en agosto, señala Serrano. “Hubo algunas cancelaciones en junio pero se cubrieron pronto. Mucha gente hace reservas de última hora y ya hay muchas hechas para septiembre”, añade. Esta evolución, cree, hace pensar que el crecimiento de este tipo de turismo se va a estabilizar. “De momento hay más porque hay más demanda”, concluye.

No todos los alojamientos como estos abren todo el año, lo que permite a sus promotores regular de forma más elástica su disponibilidad, al contrario que los hoteles tradicionales, que en el último año, debido a la evolución de la pandemia y a las restricciones de movilidad y seguridad, se vieron obligados a cerrar durante meses o algunos días a la semana.

Optimismo hotelero

Crece el visitante que prefiere el piso turístico y se recupera el que se aloja en los hoteles. El verano de 2021 está levantando la moral del sector hotelero de A Coruña. A comienzos de julio, las cifras del mes anterior no eran halagüeñas. Un mes más tarde, los resultados de ocupación de julio eran más esperanzadores, admitían responsables de establecimientos de la ciudad, que estimaban que la facturación medio de los hoteles respecto a 2019, el verano anterior a la pandemia del COVID, había caído alrededor de un 30%. A finales de agosto, la ocupación está en torno al 85%; “bastante bien”, apuntan fuentes de la Asociación Empresarial de Hospedaje de A Coruña (Hospeco), que añaden que a comienzos de este mes fue incluso superior.

Alianzas con el Concello en fase de estudio

El segmento turístico de las viviendas de alquiler aspira a consolidar su oferta y a reforzar al mismo tiempo sus servicios y la promoción de la ciudad mediante una colaboración con el Ayuntamiento. Este es el planteamiento que el vicepresidente de Aviturga, Rafael Serrano, expuso en mayo pasado al concejal de Turismo, Juan Ignacio Borrego, en una reunión. La cita satisfizo a ambas partes y el edil admitió que se buscarían “fórmulas de colaboración”. Aviturga y el Concello estudian sinergias a medio plazo, que dependerán ahora de los nuevos propósitos del Consorcio de Turismo y Congresos, del que se ha hecho cargo este mes Moisés Jorge Naranjo tras la destitución en junio de la anterior gerente, Lanzada Calatayud. El cambio en la gestión no altera los deseos de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia. Serrano apuntó a este periódico en mayo algunas líneas a las que apunta su propuesta de colaboración con el Concello: acuerdos con la hostelería, relaciones con los museos u otros recintos culturales, formación específica a los propietarios de las viviendas de alquiler turístico y procesos de digitalización para facilitar servicios. Una y otra parte admiten que hoteles y viviendas de alquiler turístico son formatos distintos de alojamiento que necesitan convivir y enriquecer la oferta turística de la ciudad.