El nuevo EP de Roi Grobas, Crunia, que salió a la venta hace solo unos días, es una aventura hacia la “extroversión”, como él mismo explica. El confinamiento le ha ayudado a reencontrarse a sí mismo y dar rienda suelta a su creatividad, que se plasma en este nuevo álbum.

Se crio en la ciudad y acabó en el campo, ¿qué cuenta de eso en Crunia?

Metafóricamente hablando es una vuelta a la ciudad. Hace ocho años me fui a vivir al campo y este disco ha sido como recuperar mi vida en la ciudad, mi vida social. En el campo solo estoy yo conmigo mismo.

¿Esa soledad le permite ser más creativo?

Sí. Me ha ayudado a encontrar a mí mismo, tanto laboral como personalmente. He encontrado un Roi mejor y eso se refleja en mi trabajo. Después de trabajar mucho interiormente, de rebuscar ahí, me siento ya con ganas de volver a la vida social.

¿Ha encontrado el equilibrio entre ambos mundos?

Sí. Antes no me veía preparado para enfrentarme a ese tipo de vida. Este disco representa el retorno a la ciudad, he dado un paso al frente.

Viene acompañado de un videoclip que junta cuatro temas del EP. ¿Cómo ha sido este proceso de creación?

Me he rodeado de diferentes profesionales para hacer la portada, las fotografías, el videoclip, los textos... Todo tiene su historia. Me he rodeado de amigos que me han ayudado a llevarlo a cabo. La portada tiene mucho mensaje escondido. Las fotografías también representan esa vuelta a la ciudad. Sin ellos no hubiese sido posible. Saben plasmar mi mensaje. Son Pablo Cubeiro, Alberto Castaño, Burgalego, Lucía Pita y PullProxy. Siempre se le da voz al artista, pero creo que sin ellos no habría sido capaz de lanzarlo.

El disco sale en un momento complicado a nivel general, ¿pero cómo es la escena de música electrónica en la ciudad?

Se ha paralizado con el COVID-19, pero nosotros, tanto en Fanzine como de manera particular, hemos seguido trabajando. Creemos que ahora es el momento de reinventarse. Me ha venido bien el parón para tener más tiempo para mi proyecto personal. Hace una semanas, con Fanzine pudimos recuperar el Festival Electrónica Coruñés (FEC) y el año pasado hicimos el Fanzine Fest. En un formato reducido, pero lo hicimos. Esto ha venido para quedarse y la cultura debe continuar. Los que trabajamos en el sector tenemos que hacerlo visible.

¿Cómo ha sido adaptar el FEC a la pandemia?

La última edición fue en 2014, así que para nosotros el hecho de recuperarlo es una gran alegría. Es complicado que la gente esté sentada, porque la cultura y el ocio va vinculado a una parte más festiva. Cuesta adaptarse a la nueva normativa, pero la gente tiene muchas ganas de que haya eventos.

También llevan tiempo con Fanzine School, su centro de formación musical. ¿Cómo evoluciona el proyecto?

Nació en marzo de 2020. Justo íbamos a inaugurar cuando empezó la pandemia. Pensamos que iba a funcionar bien, pero no tan bien como lo está haciendo. Ha habido una respuesta espectacular por parte del público. Gente, de 18 años a 50, con muchas ganas de aprender. Unos empiezan de cero, otros tienen mucho nivel. La demanda está siendo altísima. Tenemos varios proyectos en camino, pero preferimos no sacarlos a la luz para no gafarlos.