En A Coruña resultaron heridas exactamente 100 personas en atropellos a lo largo del año pasado, según la Memoria de la Policía Local, y los mayores se configuraron como las principales víctimas. El 41% de los heridos tenía más de 60 años, y el 22%, más de 70. La desproporción es todavía mayor en los casos en los que los atropellados sufrieron una herida grave: de las once personas que se vieron en esa situación, ocho tenían más de 60 años (el 72,7% del total), y tres, más de 70 (el 27,3%), muy por encima de lo que les correspondería en proporción a los vecinos de estas edades.

No se trata de una anomalía estadística, ya que para todos los años en los que hay datos los coruñeses de mayor edad son atropellados muy por encima de los que sería previsible. La memoria de la Policía Local correspondiente al año pasado es la primera que diferencia entre heridos graves y leves, en la de 2019 no figuran datos de atropellados, y en las anteriores los grupos de edad se organizaban de manera diferente, pero para los años anteriores, las personas de 65 años o más fueron el 40,3% de las víctimas de atropellos que resultaron heridas en 2018; en 2017 el 31,25%; en 2016 el 29%; en 2015 el 36,5%; en 2014 casi el 32% y en 2013, el año más antiguo para el que la Policía Local presenta datos, fueron el 29,4%. Por comparación, según datos del Instituto Galego de Estadística (IGE), los coruñeses de este rango de edad son algo más de 57.000 personas, esto es, el 23,5% de la población.

La prominencia de las personas mayores en estas estadísticas puede explicarse, en parte, por su propia edad, ya que tienen menos agilidad para evitar los vehículos, presentan una mayor proporción de discapacidades visuales y auditivas y, debido a la mayor fragilidad física, es más probable que un mismo impacto se traduzca en una herida grave que en personas más jóvenes.

Pero la delegada de Stop Accidentes en Galicia, Jeanne Picard, residente en la ciudad de A Coruña, resalta que hay también un problema cultural, que se expresa en dos dimensiones: la falta de respeto a las normas de tráfico y la tradicional primacía de los vehículos motorizados en las vías urbanas. “Hay personas mayores que están acostumbradas a, si tienen una panadería delante de casa, cruzar por la vía, no van hasta el paso de peatones que tienen en la esquina” ejemplifica en cuanto a lo primero. Esto, señala, no es privativo de los más ancianos, sino de muchos adultos en general.

“Hay muchas personas, no quiero decir la mayoría, que no respetan los pasos de cebra”, señala, y añade que “en la gran mayoría” de los semáforos de la ciudad se puede observar cómo hay gente que los cruza cuando están en rojo, tras mirar que no vienen coches. Otro caso muy típico es que, si una de las personas que están esperando al verde empieza a cruzar la vía, “todos van detrás”. ¿Tienen las nuevas generaciones más conciencia a la hora de cruzar? Picard, cuya entidad ha participado en campañas de educación en seguridad vial, afirma que “me gustaría que los más jóvenes fuesen más responsables, pero no lo sé”. Los que cruzan con más cabeza, señala, son “los que salen de la escuela primaria, que estamos educando lo más posible y que van con sus padres”. Pero al llegar a la adolescencia entran las dudas, ya se los ve “cruzar sin mirar porque hay prisa”. Como ejemplo, señala a algunos jóvenes que hace poco atravesaron Alfonso Molina por la propia vía, sin usar la pasarela que tenían al lado. Achaca comportamientos como este a la falta de “educación de base”.

“Invertir los roles”

Pero, aunque Picard resalta como fundamental la “responsabilidad” tanto de conductores como de peatones, considera que lo fundamental para evitar las heridas y muertes que se producen en las vías urbanas es “darle prioridad al peatón”, algo en lo que considera que A Coruña está dando pasos positivos con las peatonalizaciones y la limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora en la mayoría de vías. Esto, para Picard, supone “invertir los roles”, pues hasta ahora, defiende, “hemos dado prioridad a los conductores” como sociedad y señala que en A Coruña se han vivido etapas en las que “la circulación era la selva”.

En este sentido, resalta que la limitación de velocidad permite proteger “a los más vulnerables”, esto es, los niños y los ancianos. A treinta kilómetros por hora, defiende, el conductor tiene más tiempo para frenar y evitar un atropello, y los impactos son menos lesivos que si se produjesen a velocidades superiores.

Esto enlaza con las estadísticas de accidentes en las vías coruñesas, pues, según la Memoria de la Policía Local, las vías en las que más accidentes de circulación se produjeron en 2020 fueron, por este orden, la ronda de Outeiro, las avenidas de Arteixo y Finisterre, Juan Flórez y Alfonso Molina.

“Se debe a que son las avenidas de entrada y salida en las que se puede ir a 50 kilómetros por hora, al ancho de las vías, y, a que el conductor no respeta”, señala Picard, que añade que además de viandantes incívicos “a los que vemos muchas veces cruzar en la ronda de Outeiro o la de Nelle sin buscar el paso de peatones” hay “conductores distraídos con el móvil e irresponsables, que no respetan la circulación”. Como contraejemplo de ciudad gallega en la que hay “cero fallecidos” Picard señala Pontevedra, una urbe “muy radical” en la peatonalización que ha conseguido “mucha seguridad para todos”.

“Les ha llevado también su tiempo y mucha vigilancia” señala la delegada de Stop Accidentes, y apuesta por colocar más lombos en A Coruña y apostar por las sanciones. “Muchos conductores tienen más miedo a la multa que a ser responsables de un accidente, es muy triste” afirma.

En relación a la población

La demografía de A Coruña ha tenido al envejecimiento, pero, aún así, los atropellos de mayores son más numerosos de lo que sería previsible. En A Coruña viven, según el IGE, cerca de 72.500 personas de 60 años o más, esto es, el 29,7% de la población de la ciudad (el porcentaje de mayores de 60 años sería algo menor, pero el IGE proporciona el dato por grupos de edad). Teniendo en cuenta este dato, resulta que los mayores de 60 años son atropellados un 38% más de lo que les correspondería por población, y son víctimas de atropellos graves casi un 145% más.

Algo semejante ocurre con los más ancianos. Las coruñeses de 70 años o más suponen 41.552 personas, el 17% de la población de la ciudad. Son víctimas de atropellos un 29,4% más de lo que les correspondería en relación a su peso poblacional, y resultaron heridos graves en un 60,5% más de lo que les tocaría.

En cuanto a los años anteriores, en todos se sobrepasó la proporción de heridos que les correspondería a los mayores de 65 con respecto a su población: desde un 25,3% más en 2013 a un 71,7% más en 2018, el año en el que la sobrerrepresentación fue mayor.