El presidente de la Autoridad Portuaria, Martín Fernández Prado, anunció ayer que, en “las próximas semanas o meses” la entidad duplicará el número de cámaras de seguridad instaladas en punta Langosteira y en los muelles interiores. Actualmente, son 150 los dispositivos que envían imágenes al nuevo edificio de control de la Autoridad Portuaria, que está instalado en el muelle de San Diego, aunque, a finales de este año o principios del siguiente, según relató Fernández Prado, esa cifra se multiplicará por dos con el objetivo de mejorar la seguridad de los trabajadores del puerto y también para hacer más eficiente y más eficaz su funcionamiento. El contrato para dotar a estas instalaciones de nuevos dispositivos saldrá “en breve” a concurso.

Vista del control de seguridad de San Diego

En la sala de pantallas, ayer, estaba Carlos, que es uno de los nueve trabajadores asignados a esta tarea, que no tiene descanso, ya que la actividad del puerto está monitorizada durante las 24 horas del día. Su labor, según explicó ayer, es la de velar por la seguridad de todas las personas que utilizan las instalaciones portuarias, así que, desde su ordenador, puede ver cómo un carguero deja en tierra su mercancía sin incidencias o cómo se declara un incendio en un buque. Desde esta sala de pantallas se controlan también las señales marítimas de los faros, desde O Pindo a Mera.

El presidente de la Autoridad Portuaria indicó ayer que, por las vías interiores de las instalaciones circulan un millón de vehículos anualmente, de los que 250.000 son camiones. Este edificio cuenta con 2.000 metros cuadrados y una inversión de dos millones de euros de fondos propios de la entidad portuaria.

La conselleira do Mar, Rosa Quintana, animó a otras autoridades portuarias a “apostar”, como lo hizo la de A Coruña, por la digitalización y la centralización de sus servicios introduciendo nuevas tecnologías en su funcionamiento diario, para mejorar no solo la seguridad de los trabajadores sino también de la actividad que se realiza en los muelles. Fernández Prado comentó que, a pesar de que estas instalaciones llevan ya unas semanas en funcionamiento, la pandemia ralentizó su puesta en marcha. Puntualizó que, si bien antes contaban con medidas de control y seguridad, las cámaras no eran de alta definición como las actuales y no había tantos medios digitales, es por ello por lo que cambiaron su sede de la lonja a este nuevo edificio.

Las cámaras controlan la actividad desde el dique de abrigo hasta la playa de Oza —sin incluir el arenal— y también de Langosteira.