Mario Soto nace en Buenos Aires en 1928. A los cuatro años vive un año en las afueras de Ribadeo, en casa de la familia paterna, que no había emigrado. Esta estancia dejará una profunda impronta: el verde del paisaje, las edificaciones, los caminos en los bosques y los hórreos.

Retornado a Argentina, se forma como arquitecto de prestigio, viaja por América y en 1974, después de doce meses de cárcel por motivos políticos, retorna a España con su esposa Myriam Goluboff, también arquitecta, y su hijo Pablo, de año y medio. Está un año en Madrid y en junio de 1975 se viene a Galicia para trabajar en IDASA, la oficina responsable de proyectar la autopista del Atlántico, hoy AP-9. Es entonces cuando proyecta y se construye su primera obra en Galicia, el peaje de Rande. En él vierte todas las influencias que previamente había observado en el paisaje y la edificación gallega. También redacta un proyecto de poblado para los expropiados de Meirama, pero una vez construido no fue habitado. Los expropiados prefirieron hacer unos chalés independientes, y quedó sin uso. En IDASA se le asigna la redacción de una gran obra, la fábrica para Jabones La Toja en Sigrás (Culleredo), con el deseo de que fuese un edificio de representación. Mario planteaba la fábrica con grandes paneles prefabricados. Es entonces cuando Ginés Aparicio, el ingeniero que dirigía IDASA, me llama como consultor de prefabricación por mi experiencia e interés en este campo técnico. Pronto surgió entre los dos empatía e interés mutuo. De esa colaboración surgieron unas piezas francamente interesantes pero que solo quedaron plasmadas en papel, pues la empresa de Jabones La Toja se había replanteado su futuro y optó por proyectar una simple nave convencional metálica.

Coincidiendo en el tiempo, el grupo de empresas Jesús Lago y Lago me requiere para que dirija una oficina de proyectos para sus obras y las que surgiesen desde fuera del grupo. Dado que el nuevo estudio, que se llamaría ARICSA, necesitaba un arquitecto, después de hablar con Ginés Aparicio invité a participar en la nueva empresa a Mario, que sin dudarlo se vino y nos situamos, mientras no se hiciesen las obras definitivas de nuestra, sede en el Cantón Grande, en la calle Marqués de Amboage. Naturalmente lo primero que se proyectó fue el edificio del Cantón. Esta magnífica obra llena de detalles de diseño, entre otros, todo el mobiliario y una iluminación espectacular a partir de tubos de saneamiento pulidos, fue posteriormente derribado para construir lo que hoy es Afundación.

Durante los dos años escasos de trabajo en ARICSA se proyectó mi casa en Dorrón (Sanxenxo) con gran influencia de Le Corbusier y concretamente de Ville Savoye, con algunas particularidades fundamentales en la fachada norte, donde en vez de continuar con los pilares se realizaron dos potentes muros de hormigón ciclópeo aislantes y que contienen la rampa de acceso a las dos plantas de la vivienda y que soportarán la piscina de la cubierta (realizada posteriormente), creando un espacio muy especial iluminado por la luz que penetra a través de mármoles traslúcidos. Para modular el edificio se tomó mi envergadura y como módulo vertical mi altura hasta los ojos. Para la casa se diseñó también el mobiliario. Como siempre, los detalles constructivos Mario los dibujaba a escala 1:1, y todos los planos con color. Los de esta casa se los entregué a Myriam por si en algún momento la Escuela de Arquitectura decide hacer una expositiva sobre su obra. También proyectamos en ARICSA el polideportivo del colegio de los Jesuitas, aunque durante la dirección de obra otro técnico hizo las variaciones en la cubierta.

Cuando Mario deja de trabajar en ARICSA se dedica a la enseñanza en la Escuela de Arquitectura y a realizar algún pequeño proyecto, diseñó y construyó la cafetería Bodensee, esquina San Andrés con calle Alameda. Siempre me trajo recuerdos de las obras que había visto de Frank Lloyd Wright en Chicago y Springfield. Esta obra también fue demolida y reformada. También proyectó una vivienda unifamiliar en la playa de Naval (Oleiros), pero no se construyó por diferencias con la propiedad.

Los dos edificios realizados en ARICSA, el ya comentado de Rande y uno que construyó en Sada para Aspace, pueden ser las únicas cuatro obras que permanecen de lo proyectado por Mario en Galicia durante sus siete años de labor profesional. El resto no se construyó o se derribó. Mario Soto falleció en octubre de 1982.

*Exingeniero municipal de Oleiros y ex directivo del Colegio de Ingenieros de Caminos de Galicia