La lideresa nacional de los jóvenes de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), del pueblo Kaingang, Luana Kaingang, ha viajado a A Coruña para exponer en Acampa las demandas de los indígenas brasileños. Presiones, violencia física, contaminación de las aguas por pesticidas o mercurio y agresiones sexuales a las mujeres forman parte de la embestida del “agronegocio” y la minería ilegal contra los indígenas, que cuentan 305 pueblos o naciones con más de 282 lenguas en Brasil, afirma. Defiende el respeto a la naturaleza y el derecho a vivir en las tierras que ya habitaron sus ancestros.

¿Las presiones merman sus pueblos y su modo de vida?

En Brasil, el Gobierno tiene medidas que dañan nuestros derechos constitucionales. Ese derecho está siendo amenazado y, con eso, nuestras tierras están sufriendo mucho, con la minería ilegal y el agronegocio. Hoy, el Gobierno quiere exterminar a la población indígena para poder hacer uso de las riquezas naturales a favor del capitalismo. La gente está siendo muy amenazada, hay lideresas que han muerto, que son amenazadas. Ese proceso, con el actual Gobierno, está cada vez peor. Hoy [por ayer] hay una votación sobre la cuestión del marco temporal.

¿Cómo está ese proceso?

Hay una propuesta de enmienda constitucional que intentan aprobar en la Corte Suprema, judicializada. Pretenden que solo se reconozca la tierra que fue ocupada a partir de la creación de la Constitución, solo que el problema es que la gente ya vivía allí antes, tiene unas tierras tradicionales, la gente siempre ocupó aquel lugar. La cuestión de hoy es sobre una tierra de los Xokleng, pero es de repercusión general, porque el juicio va a servir de base para otras tierras indígenas que no están demarcadas hoy en Brasil, que son la mayoría. Lo que decidan hoy puede repercutir en todos los demás pueblos a nivel nacional.

¿Se ha acelerado el daño a los indígenas con Bolsonaro?

La gente está sufriendo más ataques directamente, se amenazan los derechos indígenas, la mayoría de los diputados parlamentarios forma parte del agronegocio, entonces aprovechan el Gobierno para colocar enmiendas parlamentarias para poder dañar los derechos. Además, la violencia física hacia nuestras lideresas aumentó bastante. Hay casos en que la violencia de garimpeiros [buscadores de oro o mineros ilegales] e incluso personas del agronegocio contra las lideresas es mayor. La gente hace manifestaciones en Brasilia y el pueblo Mundurukun tuvo que ser escoltado por la policía federal para poder salir de su tierra y llegar a las protestas.

¿De quién los protege la policía?

La gente de la minería ilegal.

¿Los trabajadores?

No solo los trabajadores. Ellos acaban contratando a pistoleros para acabar con la vida de los indígenas. Con el gobierno de Bolsonaro ha aumentado bastante la violencia armada. Y se promueven enmiendas para acabar con nuestra naturaleza, con nuestra madre tierra, la biodiversidad de nuestro Brasil.

¿Usted ha recibido amenazas? ¿Se siente en peligro?

Yo tengo miedo. Pero es más la cuestión del racismo mismo y de perder el territorio. Pero amenazas directas, no. Sí conozco lideresas que las han recibido y a alguna le atacaron su casa y la destrozaron.

Habla de lideresas. ¿Están las mujeres indígenas al frente de las protestas?

Ese proceso es nuevo, con esa cuestión las mujeres indígenas, junto con los hombres, han aumentado bastante. Esta semana se está celebrando la segunda Marcha de las Mujeres en Brasil, junto al campamento por el marco temporal. Es un momento muy especial. La conexión de la mujer con la naturaleza es mayor. Entonces, la gente tiene mucho cuidado. Cuando se agrede a la naturaleza, la gente también es agredida. La gente siente mucho eso.

¿Los pueblos indígenas son menos machistas que el mundo occidental, capitalista o blanco?

Con la colonización, ese proceso fue impuesto. Existe, no lo voy a negar, pero cada vez la gente viene mostrando más la fuerza de la mujer. Muchos ya respetan eso. La gente quiere descolonizar los pensamientos que los blancos impusieron a nuestros pueblos, mostrar que tienen otra forma, que la gente puede estar junta en la lucha sin prejuicios.

En su territorio, ¿qué consecuencias socioeconómicas ha ocasionado la explotación intensiva?

El veneno, los pesticidas, provocan muchas enfermedades. Como dice mi padre, el veneno que se pone en la soja es transmitido a través del agua. Cuando llueve, lleva todo para el agua y la gente acaba teniendo enfermedades. Además, la minería ilegal deja mucho mercurio en el agua [por una forma precaria de sacar oro de los ríos] y el agua acaba siendo contaminada. Y los garimpeiros agreden sexualmente a mujeres indígenas.

¿Cómo luchan sus pueblos?

Se trabaja mucho hacia Europa, porque es compradora de muebles, carne…La carne viene mucho del sur, donde hay pistoleros que acaban matando a indígenas para que salgan de sus tierras y ellos criar ganado. En la compra que hacen hoy de Brasil, el producto viene bañado en sangre indígena. La madera viene del Amazonas y es ilegal. No es solo para nosotros la supervivencia, es para el mundo entero. Si se acaba, la gente también se va a acabar. Nuestro territorio es muy sagrado.

¿Tienen apoyo internacional?

Alguna ONG sí.

¿Y los gobiernos?

Aquí, de Europa, no tengo mucha certeza. Pero la cuestión de los derechos humanos ayuda bastante.

¿Es utópico cambiar el sistema?

Yo aún creo que a través de mucha lucha la gente lo va a conseguir. Pero para eso se necesita de ayuda. No somos solo nosotros. El capitalismo tiene mucha fuerza, la ganancia es muy grande hoy. Se va a necesitar mucha ayuda.

¿Y qué ayuda se necesita?

Concienciar más a la población.

Sobre los productos con sello de Comercio Justo, ¿nos podemos fiar?

Ahí depende de a quién se le compre. Hay que ver qué industria es, buscar información sobre las cadenas de producción. Sospecho de las de industrias muy grandes.

¿Es posible revertir la tendencia a buscar el crecimiento o cambiar las formas de buscarlo?

En nuestra forma de visión es diferente. Lo que la gente tiene por sobrevivir, para nosotros es… la gente ya está bien. La gente no necesita que se crezca mucho más económicamente. Cuando tú hablas de crecimiento económico, por la ganancia vas a traspasar una línea que ya no respeta la naturaleza y va a traer consecuencias. La naturaleza nos provee alimentación, pero es a su modo. La gente tiene que respetarla.

¿Y ve factible un cambio?

Creo que estamos en un punto en el que la gente ya está viendo que está agotado. El cambio climático… yo espero que se conciencien, porque la gente ya tiene respuestas de se está traspasando el límite. Es importante informar, porque ustedes tienen una visión distorsionada de lo que ocurre en Brasil. La gente aquí compra muchos productos brasileños.

¿Qué papel puede jugar Europa como consumidora?

Buscar informaciones sobre el producto. Ahí, si tu sabes que viene de explotación de tierras indígenas, no compres. Hay otras alternativas.

¿Qué debemos aprender de la filosofía y cultura indígena?

El respeto al medio ambiente, a la madre tierra. El respeto. Y ser más sensible a nuestras causas.