Tercer curso marcado por la pandemia, pero en el que los escolares van conquistando parcelas de libertad. Empieza el curso en las aulas y también en María Pita. El concejal de Educación, Chero Celemín, antes director del colegio Rosalía de Castro, defiende la eliminación de la asignatura de religión y reivindica más becas y más ayudas para las familias con el objetivo de que la educación no suponga un esfuerzo económico.

Empieza otro curso y, de nuevo, tenemos que hablar de la pandemia.

Empezamos muy ilusionados. Los centros tienen que tener sus geles, mantener las distancias, controlar las entradas y salidas, los grupos burbuja... Nosotros vamos a mantener a la empresa de desinfección para que, allí donde haya un positivo, se pueda mandar a la patrulla a desinfectar el aula y las zonas comunes. Entendemos que la situación va a ir mejorando. Tenemos una oferta muy completa de actividades extraescolares, con sus grupos burbuja. Habrá actividades en las que se puedan ir mezclando poco a poco y todo eso da cierta esperanza. Lo importante es ser precavidos y cumplir con las medidas.

¿Esperaban que este curso hubiese menos restricciones?

Hay menos, pero aún hay. En algún momento los niños también tienen que interactuar porque la sociabilización es importante para su desarrollo y para el funcionamiento de la escuela. Poco a poco se irán levantando las restricciones.

En días como hoy, ¿echa de menos estar en el centro escolar?

Siempre se echa de menos, pero de todas formas, yo tengo una tarea ahora muy gratificante y me da otro punto de vista. Me ayuda a conocer los problemas más de cerca tanto del profesorado como de los padres y las madres, identificarlos mejor... Pero estoy muy a gusto. La comunidad educativa pide más profesorado, ¿qué necesidades hay en los centros de la ciudad? En algunos centros hay merma en el profesorado, sobre todo, de apoyo, y se están haciendo las reclamaciones pertinentes a la Inspección y entiendo que serán atendidas. Nosotros seguimos manteniendo la empresa de mudanzas para ayudar a los centros a habilitar sus espacios. Es algo que antes no había y que es importante para acondicionar los centros.

Hubo centros que, incluso, tuvieron que eliminar algunos espacios para poder acondicionarlos como aulas, ¿siguen con esta misma disposición?

Algunos me han comunicado que van a mantener las mismas condiciones y, a medida que vaya avanzando el curso y la pandemia vaya remitiendo, seguramente, volvamos a la normalidad. Hay colegios que han tenido que sacrificar la biblioteca o el aula de música y son espacios necesarios para la formación de los alumnos. Al instituto Agra do Orzán, por ejemplo, el año pasado le cedimos cuatro aulas del Ágora para que pudiesen dar clase los alumnos, sobre todo de FP, este año solo necesitan dos. Nosotros estamos para eso, para poner los medios que tengamos al alcance de los centros que los necesitan.

¿Qué otros centros les pidieron ayuda y para qué?

De aulas, solo este por ahora, pero si llega alguna petición más, la atenderemos. En el Eusebio da Guarda, el año pasado nos pidieron el vallado del centro para poder hacer un patio en la plaza de Pontevedra y colocamos unas vallas, en el Barrié de la Maza, en el Wenceslao Fernández Flórez, alguna en el Sal Lence... Como ahora se ha peatonalizado, ya no es necesaria.

¿Es necesario bajar la ratio?

Ahora está en 25 y puede llegar a 27 con informes de Inspección. Yo creo que los desdobles han sido beneficiosos no solo para combatir la pandemia, sino también para el funcionamiento de los centros y para el aprendizaje de los alumnos. Es una buena oportunidad, dado que hay un descenso en la matrícula. Es un buen momento para cambiar la ley y reducir la ratio a veinte. Las clases hoy en día son muy diversas, tenemos niños con necesidades especialidades, alumnos con otras culturas... Sería bueno bajar las ratios y tener más profesores de apoyo . Los equipos de orientación, audición y lenguaje y pedagogía terapéutica es importante que sean fijas para que los docentes no cambien continuamente. Y necesitamos también más inspectores para que no se conviertan en meros tramitadores.

¿Qué necesitan los centros?

Un plan director de obras para encaminarnos hacia la eficiencia energética. La media de edad de los colegios de A Coruña es de treinta años, son centros antiguos que necesitan cambio de ventanas, de cubiertas... En el Concello hacemos lo que podemos, pero necesitarían un plan director en condiciones. A mí me gustaría también que los comedores escolares se convirtiesen en un espacio educativo, que no sea solo para darles de comer sino que aprendan sobre nutrición y que sepan mantener la calma y el silencio. Ahí queda mucho por hacer, y volver otra vez a tener cocina en los centros para potenciar el consumo local.

¿Y las escuelas infantiles?

Nosotros defendemos que en las escuelas infantiles ya se empieza a educar, por eso están en esta concejalía. A mí me gustaría que estuviesen cerca de los centros escolares, para evitar a las familias traslados innecesarios. Y si me preguntases qué eliminaría yo de los centros educativos, te diría que la religión, porque en un estado laico como el nuestro, en los colegios se tiene que educar en valores democráticos, de igualdad y de tolerancia. Muchos de estos valores los promueven las religiones, pero ya es una cuestión de fe, que no debería estar en las aulas. Es necesario tener más becas y ayudas para que la educación no sea un gasto.

Del circo al cine en las aulas

¿Qué novedades tienen en cuanto a programas o actividades en los centros para este año?

Tenemos una oferta amplísima de actividades. Estamos muy ilusionados con el Imaxina Coruña, que es un proyecto nuevo que hacemos con los Museos Científicos. Es de divulgación científica y tecnológica entre el alumnado de Secundaria y de Bachillerato. Elaboran un proyecto original para contribuir a la resolución de un problema de la vida real. Después presentarán los trabajos y, al final, haremos una feria y los que destaquen tendrán un premio. Tenemos también un proyecto piloto, que se hará en el colegio Alborada, que se llama Circo na Escola que, si resulta bien, se ampliará a otros centros. A lo largo de este trimestre, van a ir a enseñarles a los alumnos de quinto de Primaria los entresijos del circo, desde el maquillaje hasta malabares, equilibrios... Y, al final, van a hacer un espectáculo. Van a venir profesionales incluso extranjeros para enseñarles. Es un proyecto costoso, porque hubo que encargar mucho material adaptado para niños, pero creo que les va a encantar y si va bien, lo lanzaremos de forma general a otros centros. Otra de las actividades que hay que destacar es el taller de musicoterapia para los niños del Nosa Señora do Rosario y de Aspronaga, para alumnos con necesidades especiales. Y vamos a implementar la actividad Cine na Escola en 25 centros públicos y concertados de la ciudad, aunque pueden ser más. Van a preparar sus cortos con móviles y, después, haremos una gala de presentación, con un jurado especializado, en el que se entregarán los premios, ya veremos cómo les llamamos, igual los premios Xerión, con una calavera o algo así. Estamos muy implicados también en la red de ciudades educadoras, vamos a ir al congreso de San Sebastián en 2022 y, después, queremos elegir una buena práctica y desarrollarla bien para ver si podemos ir al congreso internacional que se hará en Corea.

“Yo también quiero que se presente la demanda para recuperar la Casa Cornide cuanto antes, pero no podemos cometer errores”

¿Cuándo presentarán la demanda de la Casa Cornide?

Lo primero que hicimos fue fundamentar que el edificio tenía valor para ser catalogado como Bien de Interés Cultural. La Xunta incoó el expediente y se ha declarado BIC por dentro y por fuera y eso nos da un respiro. El siguiente paso es plantear una demanda, pero no es nada fácil. Estamos recopilando toda la información para que esa demanda vaya con todas las garantías. Sé que hay impaciencia y sé que muchos colectivos quieren que sea cuanto antes, y yo también, pero no podemos caer en un error de procedimiento y que se quede todo en nada. Igual no prospera, pero, por lo menos, tenemos la garantía de que lo hicimos lo mejor que pudimos y si lo hacemos bien, tendremos de vuelta la casa Cornide, que es lo que la ciudad se merece.

En cuanto a la antigua prisión provincial, en algún momento se habló de recuperarla a través de Memoria Democrática, ¿cómo va ese tema?

Una vez que se recupere, tiene que haber un espacio para la memoria histórica, pero la cárcel, en este momento, como edificio, pertenece a Cultura. Primero hay que recuperarla y, después, acondicionarla, que va a ser costosísimo, pero lo que está claro es que un espacio tiene que ir para las personas que fueron represaliadas y para que no vuelva a suceder nunca más algo así.