De la televisión al estudio de grabación. De ahí a los libros de poesía o al mundo académico. A sus 53 años, Zenet tiene ganas de todo. Todavía disfruta del éxito del disco de duetos Zenetianos, pero ya piensa en su próximo proyecto. Hoy, en formato acústico, hará un repaso por su repertorio en Jardín Cervezas Alhambra, en Palexco, a las 13.00 horas.

¿Qué ha cambiado desde Los mares de China?

Puedo hacer un libro con eso. Hemos establecido una marca, Zenet como concepto. Somos una compañía independiente y hemos trabajado todos en familia para hacer que esa marca tenga coherencia. Para que la parroquia de personas que nos seguía de siempre se haya multiplicado por mil. Hoy en día tenemos 300.000 seguidores mensuales en Spotify. Algunas canciones, como Soñar contigo, tienen más de doce millones de visualizaciones en YouTube. Todo ha cambiado mucho, hemos trabajado muy bien siendo una compañía independiente, con mucho cariño y dedicación. Es un trabajo muy artesanal. Tratamos muy bien a nuestros seguidores, que son los que nos han ayudado a que cada día alguien nos descubra y diga “y esto dónde estaba, quién era este tipo”.

¿También usted ha cambiado?

Sí, evidentemente. A lo largo de la vida, vamos sufriendo nuestras erosiones como un trozo de madera y nos barnizan de vez en cuando. Tengo 53 años y he cambiado como cualquier persona. También te digo que cuando hicimos Los mares de China, yo ya era mayorcito. Entré en el mundo de la música con una edad madura. Después de trabajar de actor y hacer otros proyectos musicales, llega el proyecto de Zenet y uno ya viene un poco de vuelta en la vida. Tampoco era un chaval de 20 años.

¿Cómo fue crear Zenetianos, el disco de duetos en el que logró reunir a 15 artistas?

Fue de esas cosas que uno se plantea un día cuando está desayunando y dice “y si hiciera esto…”. Me lo planteaba como una especie de ilusión o sueño que parecía que no se iba a cumplir. ¿Llamar a Coque Malla, a Vanesa Martín, a Silvia Pérez Cruz y decirles que canten conmigo? Pues yo que soy cabezón pienso que nunca hay que dejar un sueño pasar. En 2018 tenía tres proyectos sobre la mesa. Uno era una revisión del bolero antiguo, otro era un disco con poetas jóvenes y otro Zenetianos. En una reunión me dijeron que tenía que elegir uno, pero yo dije que iba a hacer los tres.

De hecho, ese disco de boleros, La Guapería, recibió el premio Cuba Disco Internacional 2019.

Sí. Nos dieron un premio como mejor disco extranjero en el Instituto Cubano de la Música. Una maravilla puesto que era un tributo para ellos, los cubanos. Además, pudimos presentar el disco en México, pero después la gira de 2020 se cayó por el confinamiento. Estamos pendientes de la incidencia para poder volver. Las condiciones allí no son como aquí. Mientras, seguimos trabajando.

¿Y el proyecto de los poetas?

Llevo un año y medio recopilando poetas. Tengo un armario en casa solo de poesía. Me gusta mucho la lectura. A partir de ahora, empiezo a componer. Son paletas de color y cada canción es como un cuadro, ahora entro en un proceso en el que no se sabe lo que va a ocurrir. Me meto en materia como se tienen que fregar los platos, es lo que toca.

¿Volveremos a verlo como actor?

Ahora estrena la segunda temporada de Toy Boy. Están pensando si rodar la tercera temporada. Hago de malote y es divertido. Acabo de hacer una prueba para una película extranjera que se va a rodar en España. Tengo la oportunidad de elegir, cosa que antes no podía hacer, cuando era un chavalito de 20 o 25 años que venía de provincias hacía lo que me proponían. Tengo una agenda potente como cantante y las cosas que me permito hacer tienen que encajar en ella, que puedan convivir.

¿Qué le queda por hacer?

Muchísimo. Llevo tiempo estudiando, soy terapeuta en drogodependencia. Me parece muy interesante y creo que puedo ayudar a los demás. Es una forma de cumplir años no solo en la carretera sino también ayudando y conociendo el funcionamiento de la mente.