Tenían incidencias abiertas en el Sergas reclamando una cita que nunca llegó o, al menos, no cuándo y dónde ellos podían acudir, algunos se lo pensaron mejor y, tras haber rechazado la vacuna en un primer momento, decidieron ceder ayer, convencidos o no, fueron a Expocoruña a ponerse su primera inyección contra el coronavirus. Hasta las 18.00 horas, un total de 1.916 personas habían acudido a vacunarse sin cita, y otras 718 con cita previa, informó anoche Sanidade, que había reservado 6.000 huecos para ciudadanos con autocita y sin cita, y convocado a otros 3.600 para repescas y segundas dosis.

Las razones de cada uno de los que se ponía a la cola eran muy variadas. Una pareja, por ejemplo, rechazó la vacuna porque se estaba sometiendo a un proceso de reproducción asistida y no sabía si inmunizarse podría interferir en sus planes de ser padres. Finalmente, pasados los meses y con más conocimiento, ayer, se pusieron en la fila de sin cita, pero con tarjeta del Sergas. Luisa Bárbara es cubana y no tiene tarjeta sanitaria, así que, a pesar de sus casi ochenta años, todavía estaba ayer, sin inmunizar.

Isabel tiene 63 años; cuando la citaron no podía ir a vacunarse y, después, nunca más tuvo noticias del Sergas así que, ayer, para ella era un día que llevaba esperando mucho tiempo. Macarena Ledo tiene 22 años y lleva ya dos viviendo en A Coruña, a pesar de que está como desplazada en las listas del Sergas, no la citaban para inmunizarse en la ciudad sino en su centro de salud, en Asturias. Ana Amigo tiene 44 años, cuando la citaron decidió rechazar su dosis, por “recelo”. Pasados varios meses de ese primer SMS, no es que ayer hubiese cambiado de idea, pero considera que “se cierran puertas” a las personas que no están vacunadas y no quiere que lo hagan para ella. Fernanda y Gabriel son de Brasil, los citaron dos veces, pero la primera no estaban aquí y no pudieron recibir su dosis, la segunda, los convocaron en Vigo, que era donde vivían antes, así que, a pesar de que abrieron varias incidencias, no fue hasta ayer cuando pudieron recibir su primer pinchazo.

A Nuria Barreiro la citaron para la primera dosis, pero no para la segunda, llamó para preguntar por el pinchazo que le faltaba y en el Sergas le indicaron que acudiese sin cita. Para la primera dosis también tuvo que esperar, porque, cuando la citaron estaba embarazada, a punto de dar a luz y, para entonces, se desaconsejaba la vacunación. A José le faltaba la segunda dosis porque, cuando lo citaron, no pudo ir a Expocoruña y a Lidia, las dos porque su teléfono no estaba actualizado en la base de datos del Sergas.