La hostelería puede, si lo desea, instalar terrazas en plazas de aparcamiento de la vía pública. Hasta 130 hosteleros han solicitado por registro este permiso autorizado por el Concello desde el mes de mayo del año pasado, cuando finalizó el primer estado de alarma decretado por el coronavirus. La medida provisional, concedida por el Gobierno local primero en unas zonas y después en todas las calles de la ciudad para compensar la reducción de aforos en el interior de los locales debido a las restricciones sanitarias, se prorrogó desde entonces y en principio, según los últimos anuncios municipales sobre este asunto, se mantendrá hasta diciembre. Pero, ¿cuál es el límite?, ¿cuándo los vehículos podrán volver a estacionar en plazas que llevan meses ocupadas por mesas y sillas? El Concello no le pone “por el momento” horizonte, que tampoco tiene la relajación del cumplimiento de la normativa dentro de las aceras y en las calles peatonales del centro. De las 130 solicitudes, se han otorgado 87 y 18 están pendientes de resolución.

“La última prórroga de las instrucciones indica que se prorrogan durante la vigencia de las medidas de prevención específicas que adopte la autoridad sanitaria autonómica en relación con el sector de la hostelería, teniendo en cuenta que si se modifican o se terminan dichas medidas de prevención, la vigencia de las instrucciones se adaptará también a estas circunstancias”, contesta el Ejecutivo a una pregunta escrita realizada por el PP.

La hostelería desconoce también hasta cuándo podrá aprovecharse de la medida. “Es un permiso muy positivo que ha ayudado a muchos locales. Suponemos que que siga o no dependerá de si se normaliza la situación o hay sexta ola”, cree el presidente de los hosteleros coruñeses, Héctor Cañete. El Concello permitió la ocupación de plazas de aparcamiento por terrazas según unos requisitos específicos que deben cumplir los hosteleros. De las 130 solicitudes otorgó 87, denegó 25 y aún tiene en tramitación 18. Primero estableció un plazo entre mayo y septiembre de 2020, que prorrogó hasta enero de 2021. La alcaldesa, apelando a las dificultades por las que ha pasado la hostelería por el cierre y las limitaciones a su actividad en la pandemia, dijo al comenzar el año que el Ayuntamiento sopesaba extender la medida hasta diciembre, y en mayo permitió que en todas las calles de la ciudad los hosteleros pudieran instalar mesas y sillas en plazas de estacionamiento, cuando hasta entonces solo estaba autorizado en vías peatonales, en las calles Corcubión, Emilia Pardo Bazán, Posse, A Gaiteira, Barcelona, Ángel Senra, Manuel Azaña y Cuba y las plazas de María Pita, Lugo y España.

La situación epidemiológica ha mejorado en las últimas semanas en la ciudad y los negocios de hostelería de Galicia han quedado divididos en dos niveles de seguridad independientemente de la situación sanitaria del Concello en el que se encuentren: un nivel permite el 50% de ocupación en el interior de los bares y el 75% en exteriores, con la prohibición de consumir en la barra, mientras que en otro el aforo es del 75% en interior y 100% en exteriores, además del consumo permitido en barra. En unos y otros establecimientos todavía se pueden instalar terrazas en plazas para el aparcamiento de coches.

“Estorban más cuando invaden aceras”

La ocupación de plazas de aparcamiento por parte de terrazas, así como el permiso provisional que tienen los locales para ocupar mayor espacio del establecido en la ordenanza de terrazas, reduce el espacio reservado para peatones y complica alguna maniobra para personas con dificultades de movilidad. Este colectivo ha advertido en los últimos meses que las terrazas causan más molestias en aceras o zonas peatonales que en plazas de estacionamiento. “Si no invaden parte de la acera, sobre todo de las que no son anchas, y están bien instaladas, en la calzada no estorban”, apunta Fran Carreira, coordinador del colectivo Acceso Coruña. “En las aceras, en cambio, una persona con problemas de visión se puede tropezar ahora con sillas, mesas o barriles pegados a una fachada en la que antes no había terraza”, añade. En alguna zona de la ciudad, como en la calle Emilia Pardo Bazán, los vecinos se quejaron de que las terrazas en la calzada causaban más ruido y suciedad y limitaban el estacionamiento.