La soprano Saioa Hernández (Madrid, 1979) cantará hoy a dúo con su esposo, el tenor Francesco Galasso, piezas de Macbeth, Attila, Manon Lescaut y Tosca a las 20.00 horas en el Teatro Colón. Acompaña, al piano, Borja Mariño. El concierto, dela Temporada Lírica, tiene aún entradas a la venta, que pueden adquirirse a partir de las 18.00 horas en taquilla.

Debe ser la primera vez que canta un matrimonio en el Colón. ¿Cuánto tiempo llevan haciendo conciertos juntos?

En realidad, muy poco. Hacía mucho que no cantábamos juntos, y en los últimos dos años sí que hemos hecho recitales, sobre todo ahora con el tema de la pandemia, cuando las posibilidades de hacer ópera escenificada se han reducido bastante. Nos propusieron hacer recitales en algunos teatros, como el de la Zarzuela o el Auditorio de El Escorial, o aquí en A Coruña. La verdad es que hemos hecho muy pocos recitales juntos en los últimos años.

¿Cómo se planificó el programa y qué filosofía se buscaba?

En principio fue César [Wonenburger, director artístico de la Amigos de la Ópera] el que nos propuso tirar por ese tipo de repertorio. Iba a ser un recital bastante extenso, en el que tocáramos todos los estilos musicales que estamos cantando, y la verdad es que en principio nos salió muy, muy largo. Le hemos ido dando forma entre los tres.

¿Prefiere hacer un recital de varias piezas o una ópera seguida?

Me gusta más hacer la ópera escenificada, es donde me siento más cómoda. Es donde realmente consigues darle todos los matices que quieres a un personaje, desarrollarlo mucho más. Depende de la ópera, pero en general es menos cansado que hacer un recital. Estás continuamente alternando distintos tipos de repertorio, aria, dúo, aria, dúo, y estás cambiando de personaje continuamente,

Les acompaña Borja Mariño.

Aparte de ser un gran profesional, un gran pianista, es un gran amigo y ya habíamos cantado anteriormente con él. Es un placer.

Fue alumna de Montserrat Caballé, y algunos la llaman su sucesora.

Yo creo que somos dos voces muy diferentes, aunque coincidimos en mucho repertorio. Sí que el gusto musical es muy parecido. Adoro, obviamente, el modo de cantar de Montserrat, y es un referente, para mí y para muchas otras sopranos. Nunca he intentado imitar a nadie, sino todo lo contrario. Muchas veces me dijo: “Tú eres una voz más pesada, hay cosas que he cantado que no deberías cantar, como María Estuardo, y hay cosas que yo debería haber cantado y que tú harás mucho” (ríe). Siempre he intentado no parecerme a nadie, sino al revés, intentar buscar mi propio timbre, y mi propio sello. Creo que es lo más sano técnicamente y como artista.

Fue la primera soprano española en inaugurar temporada en La Scala de Milán. ¿Qué le ha supuesto?

Obviamente, un antes y un después en la carrera, sobre todo en la visibilidad internacional. Una vez que un gran teatro apuesta por ti, funciona y todo va bien, otros se suman. Que sea un evento socialmente tan importante, y que se emite en directo y se ve en muchísimos países, da muchísima visibilidad.

Usted empezó la carrera de Derecho antes de introducirse en el canto. ¿Por qué dio ese giro para dedicarse a la música?

Cuando estaba en la Universidad entré en el coro. Allí empecé a estudiar canto, y me dijeron que podría dedicarme a cantar. Derecho lo estudiaba no para ser abogada, sino para hacer otro tipo de oposición, pero tampoco me convencía mucho. Siempre me había gustado cantar, el arte, bailar. En mi casa no había tradición musical hasta entonces (ríe), y dije : “No soy muy mayor?”, pero me respondieron: “”Estás en la edad justa”. Dije, pues venga, dejé Derecho y empecé a estudiar en el Conservatorio y privadamente.