Tras décadas de reclamación vecinal por el riesgo que supone para los habitantes de Pedralonga, Eirís y Palavea transitar a pie entre ambos lados de Alfonso Molina, el Ministerio de Transportes comenzó ayer las obras de la pasarela peatonal que unirá los dos márgenes de la avenida. El delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, fijó como objetivo que la infraestructura esté terminada como más tarde en 2023 a pesar de que su plazo de ejecución es de 26 meses, pero evitó adelantar una fecha para la licitación de la ampliación de Alfonso Molina, cuyo proyecto básico estaba terminado hace ya tres años.

El delegado del Gobierno informó únicamente de que la tramitación ambiental del proyecto se encuentra en su fase final y aseguró que se están “cumpliendo los plazos establecidos”. En el verano de 2019 el entonces Ministerio de Fomento aseguró que el proyecto constructivo estaba “bastante avanzado”, pero el ahora Ministerio de Transportes informó en noviembre de 2020 que seguía en fase de redacción.

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La instalación de la pasarela de Pedralonga comienza tras años de reivindicación vecinal Carlos Pardellas

Al igual que sucede ya con la pasarela de Pedralonga, el Ejecutivo central se fija el objetivo de que la actuación prevista en la avenida se financie con cargo a los fondos europeos Next Generation, destinados a la recuperación económica tras la recesión causada por la pandemia.

Miñones, definió a la pasarela como “un puente hacia A Coruña del futuro”, en referencia a las inversiones por valor de 460 millones que el Gobierno tiene programadas en la ciudad, entre las que mencionó la propia ampliación de Alfonso Molina, la puesta en marcha de la Ciudad de las TIC, la ampliación del puente de A Pasaxe, la cuarta ronda, el Vial 18, la estación intermodal, la regeneración de la ría de O Burgo y el acceso ferroviario al puerto exterior.

El vial que atravesará Alfonso Molina entre Pedralonga y Palavea, que fue segregado del proyecto de la avenida con el fin de ejecutarlo de forma prioritaria, tendrá un coste de 1,22 millones. Su longitud será de 161 metros y su anchura de tres, de forma que permitirá el paso tanto de peatones como de bicicletas. La pendiente máxima será del 6% con el fin de cumplir la normativa sobre accesibilidad.

En el margen de Palavea la pasarela conectará con una rampa que salvará el desnivel existente entre el vial que se dirige al barrio y el aparcamiento de Alcampo. La obra incluye también la urbanización de los viales afectados y la construcción de aceras en el entorno.

“El Estado salda hoy una deuda histórica con los barrios de Palavea, Pedralonga y Eirís”, manifestó ayer la alcaldesa, Inés Rey, durante el acto de inicio de las obras. “Muchas fueron las palabras, las promesas y los compromisos de los diferentes gobiernos, pero escasos los hechos para hacer realidad una actuación necesaria, de seguridad y de conexión de dos barrios de la ciudad con los que se estaba en deuda”, destacó la regidora.

Rey recordó que “algunos se jugaban literalmente la vida para atravesar los dos lados de Alfonso Molina”, en alusión a que el paso entre las dos márgenes tan solo puede hacerse por ahora mediante el viaducto que sobrevuela la avenida, que carece de aceras, así como de pasos de peatones en sus extremos: la avenida de Pedralonga y la carretera de A Coruña a Santiago, por lo que son numerosos los atropellos ocurridos en esa zona en los últimos años.

La construcción de una pasarela sobre Alfonso Molina era uno de los compromisos adquiridos por Alcampo con el Concello en 1984 para la concesión de la licencia mediante la que levantó su hipermercado, aunque nunca llegó a ejecutarse. Los Presupuestos Generales del Estado de 2012 fueron los primeros que incluyeron una partida para ampliar la avenida, en la que se incluía la instalación de la pasarela y la adición de un carril en cada sentido entre Ponte da Pedra y el enlace con la autopista, además de medidas de integración y protección ambiental.

El Gobierno local del PP previó en febrero de 2014 que las obras se pondrían en marca ese mismo año, pero en noviembre lo pospuso hasta la entrada en servicio de la tercera ronda en el primer trimestre del año 2015.

El Ministerio de Fomento cambió el proyecto, en 2016 al programar una avenida con seis carriles de entrada y cinco de salida, a lo que añadió propuestas del Gobierno local de Marea Atlántica, como una nueva parada de autobús y más zonas peatonales.

El proyecto definitivo fue aprobado en marzo de 2018, pero la moción de censura que puso fin al Gobierno central del Partido Popular dejó el proyecto en suspenso, ya que de los 3,1 millones consignados en los Presupuestos del Estado para Alfonso Molina se pasó a tan solo 100.000 euros en los de 2019. El Gobierno local del PSOE descartó además ese mismo año que la avenida se transforme en una “autopista”.

Satisfacción vecinal por el comienzo de las obras

Las asociaciones de vecinos de Pedralonga, Eirís y Palavea, cuyos dirigentes estuvieron ayer presentes en el inicio de las obras de la pasarela, expresaron su satisfacción por la puesta en marcha del proyecto. Álvaro Pérez, vicepresidente de la entidad de Palavea recordó que el ministerio ya aceptó en el pasado reducir la longitud de la pasarela con el fin para favorecer que sea utilizada por los vecinos de la zona. La asociación de Eirís reclama ahora una solución técnica para que la parada del autobús situada junto a Alcampo sea más accesible desde la pasarela, pero está cuestión debe ser resuelta en los próximos meses.

“Lo primero es concretar que la pasarela se haga de la mejor forma posible porque es una inversión que llevamos esperando mucho tiempo y después todo lo que podamos ir añadiendo para que se mejore la accesibilidad”, explicó Álvaro Pérez, quien admitió que existen dificultades técnicas para atender la demanda vecinal debido a la presencia de viales y el aparcamiento del centro comercial, aunque reconoce que los responsables de la Demarcación de Carreteras son receptivos a las peticiones de los vecinos.

Pérez recordó que la construcción de la pasarela ha sido una reivindicación histórica de los habitantes de esta parte del municipio y destacó que el paso tradicional que existía en la zona para los peatones se fue haciendo más peligroso a medida que aumentaba el tráfico, al igual que sucedió con la propia avenida de Alfonso Molina. “Es algo que venimos sufriendo los que vivimos aquí pero que muchas veces a nivel político no se ve”, lamentó el responsable vecinal.