José Luis García es miembro de la Plataforma Veciñal Os Mallos, además de vecino y comerciante del barrio. Su grupo ha denunciado reiteradamente diversos problemas del barrio, y la semana pasada organizó una marcha contra la inseguridad con varios centenares de asistentes.

¿Por qué se creó la plataforma?

La plataforma se creó hace cerca de cuatro años, por quejas de limpieza, iluminación y mal estado de calles, que causaban problemas para la gente mayor. Hablamos de aceras muy estrechas o con mobiliario que no deja pasar sillas de ruedas o carritos de bebé. Empezamos seis vecinos, y a día de hoy estamos casi 200. Fuimos teniendo reuniones con el Ayuntamiento desde hace tres años, aunque este fueron más continuas.

¿Y la cuestión de la inseguridad?

Con el tema de los okupas empezamos en diciembre del año pasado, y tuvimos una primera reunión con el Concello por este tema. Queríamos más iluminación, bajar farolas, porque la luz es escasísima y en Os Mallos mucho más. Hay zonas con un tramo de 200 metros y tres farolas. Ahí veíamos el principio de la inseguridad: si no tienes iluminación, si las calles no están con vida, hay muchos locales cerrados, cuando antes Os Mallos tenía mucha afluencia del pequeño comercio, todo viene a menos. Genera, a mayores, que cierren pisos, que haya edificios viejos. Ya es un barrio viejo. También queríamos dejar claro que estaba muy bien esto de la peatonalización, pero el 60% no tiene garajes, porque son edificaciones muy antiguas, al barrio lo dejas sin en dónde meter un coche. La peatonalización es muy bonita, pero no es lo mismo hacerla en la calle Barcelona que todos tienen garajes, como aquí, que no los hay. La calle, para nosotros, es un garaje.

¿El énfasis en la inseguridad ha tapado estas otras reclamaciones del barrio?

Efectivamente, claro. En la manifestación, cuando paramos en la ronda de Outeiro, se tergiversó todo. Se iba a parar más abajo, pero se paró ante una vivienda social de régimen penitenciario. No encuentran trabajo, tienen cerca venta de drogas… Los estamos dando a la mala vida otra vez. Hubo un minuto de enfrentamiento [en el que los residentes y manifestantes intercambiaron palabras y gestos], que no queríamos llegar a eso. Pero sí que hay calles con pisos o edificios okupados: en calle Noia tres edificios enteros, en Sofía Casanova, en la Ronda de Outeiro dos pisos, en las dos plazas Padre Rubinos, Diego Delicado, Mariana Pïneda, Pedroso, en la peatonal de Ángel Senra, en San Luis… Ahí le plantaron fuego una noche a una casa. La casa del centro cívico ardió ya dos veces.

¿Cuál es el perfil de okupa?

Hay okupación de gente que es delincuente, y otra que no. Por ejemplo, en la calle Noia tenemos dos pisos totalmente distintos: uno de gente que no encuentra vivienda, que se metieron en un edificio pero que no crean problemas, pero otro que es un narcopiso, junto con casi todos los que acabo de nombrar. Queremos diferenciar entre okupación, morosidad y beneficencia. Nos acusan de ultraderecha… No, nosotros queremos soluciones. Quiero que la Policía Nacional se lleve a los de los narcopisos, pero luego quiero soluciones para esa gente.

¿Se está creando una mala imagen del barrio que lo perjudica?

Estoy de acuerdo, pero no es que haya alguna gente que insulte y nada más. Hay tirones, hay atracos, hubo un intento de violación cerca de la estación de tren a una chica de 17 años, tuvimos varios asaltos a viviendas... En Navidades, cuando fuimos a la Subdelegación del Gobierno pidiendo ayuda, en cuatro noches entraron en siete casas. Tengo un vecino al que le subieron al segundo; su hijo se levantó al cuarto de baño ¡y se encontró a dos tíos por el pasillo! Otra se encontró a un tío en el garaje. Tenemos vídeos de gente abriendo coches, que llega a los portales y toca los timbres para ver qué piso está vacío… Esto no es una broma. No queremos ofuscar, y que la gente no venga al barrio. Tengo un restaurante y quiero que la gente venga al barrio, soy el que menos ganas tiene de ponerlo como que no se puede venir a él. Hacemos estas movilizaciones para no llegar a ese punto.