El Concello decidirá mañana el protocolo que adoptará para la utilización de las instalaciones deportivas municipales en relación con la prevención de contagios del COVID tras conocer los criterios de la Xunta sobre este tipo de recintos, ya que en la actualidad en algunas de ellas no se permite la entrada de público para presenciar las competiciones ni que los deportistas hagan uso de los vestuarios para ducharse. Fuentes municipales prevén que la mejora de la situación epidemiológica y las medidas tomadas sobre las competiciones profesionales lleven al Gobierno gallego a levantar casi todas las restricciones, de forma que tan solo se mantenga el uso de la mascarilla y la distancia social entre personas.

También se espera que no se exija que todos los espectadores estén sentados en los campos en los que hasta ahora se permite su acceso, ni que deban facilitar su identidad con antelación para poder entrar, como sucede en las instalaciones de San Pedro de Visma.

Las restricciones impuestas la temporada pasada generaron numerosas quejas por parte de las familias de los jugadores, que se vieron obligadas a seguir los partidos desde el exterior y sufriendo las inclemencias atmosféricas, mientras que en el acceso a los campos se formaban aglomeraciones a la entrada y salida de los menores.

“Como no nos dejen entrar en el primer partido, los padres vamos a entrar a la fuerza”, afirma un padre cuyo hijo es uno de los afectados por las restricciones. Denuncia que para poder llevar a los niños a los entrenamientos se obligó a los padres a descargarse una aplicación en la que debieron introducir sus datos personales y permitir que los utilicen, mientras que si es otra persona la que acompaña al menor, debe exhibir un código QR para que pueda entrar al recinto.

“He podido ver partidos de liga nacional de juveniles de fútbol sala pero no los de mi hijo en liga local”, se lamenta, y añade que los padres tuvieron que ver los partidos en A Torre desde el exterior “subidos a coches y bancos” y que algunas personas se colaron por las vallas del campo de golf, mientras que en la Leyma los presenciaron desde el jardín del acceso de Alfonso Molina a Matogrande.

“Nos parecería ridículo que se permita el 100% del aforo en los campos profesionales y no en los municipales”, manifiesta el padre de otro jugador, quien no comprende porque en los campos de Visma los familiares pueden entrar inscribiéndose previamente y en A Torre se les prohíbe. Durante la temporada pasada los padres tuvieron que ver los partidos “apelotonados en un trozo de valla y con las gradas vacías” y ahora espera que se les permita entrar y que los niños se duchen para evitar que salgan “empapados por la lluvia”.

El regreso de las competiciones se producirá sin embargo con menos campos de los necesarios, ya que los de la Ciudad Deportiva de A Torre se encuentran en obras y la ampliación prevista en el de Eirís lleva ya nueve meses de retraso. Fuentes municipales señalan sobre A Torre que la licitación de ese proyecto se realizó de forma muy rápida y que dos de los campos están a punto de ser terminados. Pero no proporcionaron información sobre el de Eirís, que precisa ser alargado para albergar competiciones oficiales.

Aunque las obras comenzaron en enero, se paralizaron de inmediato cuando la empresa trató de ocupar un terreno privado para poder desarrollarlas. La asociación de vecinos del barrio denuncia que la actuación municipal se llevó a cabo sin pedir permiso a los afectados y el Concello atribuye el problema a “trámites burocráticos”.