Juan José Fernández creía que no recuperaría su coche desde que el pasado domingo se lo robaron cuando lo tenía aparcado en Os Rosales. Como es un Ford Fiesta del año 1996, pensaba que, a lo mejor, se lo habían llevado “para piezas”, porque salvo para él, que lo usa en su día a día, considera que no tiene mucha utilidad pero, contra todo pronóstico, esta la mañana, consiguió volver a conducirlo.

Lo fue a buscar al cuartel de la Guardia Civil de Carballo, después de que una patrulla de la división de Tráfico se cruzase con el coche por la zona de Coristanco. Los agentes, según relata Fernández, se cruzaron con el vehículo y, al ver que el conductor hacía una maniobra “extraña”, decidieron comprobar la matrícula del turismo, que constaba en sus registros como robado.

Los ladrones, al darse cuenta de que habían sido descubiertos, decidieron abandonar el vehículo en una pista y huir, pero los guardias civiles fueron tras ellos hasta que consiguieron atraparlos.

Fernández recuperó su Ford Fiesta azul, el primer coche que se pudo comprar nuevo y no heredado de otros conductores y que, según reconoce “tiene mucho valor sentimental” para él, que es un apasionado de las cuatro ruedas.

Cree que no será posible volver a tener de nuevo el ecualizador que había instalado para escuchar música y que se llevaron los ladrones ni que ellos se hagan cargo del coste de arreglar el arranque —le hicieron un puente para ponerlo en marcha— pero, con todo, asegura que no se queja de la situación porque, por lo menos, será él el que decida cuándo su Ford Fiesta deja de circular y no quienes habían decidido sustraérselo.

“Si tuviera dinero coleccionaría coches”, confiesa Fernández con una sonrisa y añade que se tiene que conformar con mantener su Ford Fiesta y con conservar en buen estado un Renault 19 que sus padres compraron en el año 1992, que no está mal para empezar a reunir vehículos históricos.