La búsqueda de aparcamiento, una de las mayores preocupaciones de los conductores coruñeses debido a la escasez de plazas en la práctica totalidad del casco urbano, se verá facilitada por el sistema que el Concello pretende poner en marcha gracias a la financiación solicitada a la Unión Europea a través de los fondos Next Generation. El sistema de información de aparcamientos subterráneos y de plazas de estacionamiento de la ORA constará de una red de sensores ubicados tanto en los parkings como en las calles donde se cobra por aparcar con una mayor densidad de tráfico, así como de paneles informativos electrónicos que proporcionarán datos en tiempo real sobre las plazas libres en ambos lugares.

Esta iniciativa ya se aplica en otras ciudades españolas con el fin de evitar la circulación continua de vehículos en busca de aparcamiento. En A Coruña tiene un presupuesto de 3,8 millones de euros para su puesta en marcha, aunque se esperan recibir 2,8 millones de subvención de la Unión Europea. El Ayuntamiento prevé completar su implantación en septiembre de 2024.

Los datos captados por los sensores sobre las plazas de aparcamiento serán transmitidos de inmediato a los paneles informativos, que estarán situados en puntos estratégicos. Los conductores podrán tomar decisiones al momento sobre qué destino tomar para dejar sus vehículos en función de los espacios existentes en cada zona, sin necesidad de deambular en busca de huecos para sus coches.

Además de los sensores inalámbricos y los paneles, el sistema contará con una plataforma informática que efectuará una gestión remota de los dispositivos instalados y procesará la información para transformarla en datos útiles que distribuirá a través de los puntos informativos.

El proyecto previsto en A Coruña forma parte de los que el Concello presenta al programa estatal de ayudas a municipios para la implantación de zonas de bajas emisiones y la transformación digital y sostenible del transporte urbano. Una Zona de Bajas Emisiones es aquella en la que se pueden adoptar decisiones para la reducción de los gases contaminantes mediante la restricción total o parcial del tráfico rodado, como la limitación del acceso a tan solo los vehículos más ecológicos.

Para adoptar estas decisiones se utilizará la red de estaciones de medición de la calidad del aire existente y otra para el ruido, así como nuevos sistemas de control y gestión del tráfico que se incluirán en el proyecto diseñado por el Concello. La información sobre la disponibilidad de plazas tanto en los aparcamientos subterráneos como en la zona ORA es otra de las iniciativas que forman parte de este proyecto.

La delimitación de la Zona de Bajas Emisiones utilizará la ronda de Outeiro como su anillo exterior, mientras que la de Nelle será el interior. Los barrios de As Atochas, Monte Alto y Ciudad Vieja quedarán excluidos de esa regulación, que en cambio afectará al Ensanche, Riazor y Pescadería al ser las áreas de la ciudad con una mayor densidad de circulación.

El sistema que regulará la zona obtendrá datos de tráfico mediante cámaras con lectores de matrículas que distinguirán el nivel emisiones de cada vehículo. También se analizará la densidad de la circulación por zonas y franjas temporales y se efectuará un inventario de emisiones en cada área. Los medios utilizados permitirán además realizar pronósticos de tráfico de forma inmediata y a medio plazo, mediante el uso de inteligencia artificial y con una precisión superior al 90% para las situaciones de congestión.

Los equipos harán posible también elaborar modelos de calidad del aire para efectuar pronósticos y proponer un modelo de dispersión de los gases contaminantes, así como llevar a cabo actuaciones concretas sobre determinadas zonas urbanas o los accesos a la ciudad.

Un modelo implantado en otras ciudades

Santander es una de las ciudades que están implantando este sistema, para lo que ha colocado 350 sensores inalámbricos en las plazas de aparcamiento de la zona más cercana al puerto. La ciudad disponía en el pasado de 14 paneles que informaban de las plazas libres en los aparcamientos subterráneos y que eran gestionados por las empresas que los explotaban, que en 2017 decidieron de prestar ese servicio.

La playa de Ereaga, en el municipio de Getxo, es la más próxima a Bilbao, por lo que cuenta habitualmente con una gran afluencia de vehículos. A ello se suma que se encuentra entre dos puertos, por lo que son muchas las personas que acuden a pasear por el lugar y saturan los aparcamientos existentes, en los que además hay que dar un largo rodeo para cambiar de sentido de la circulación. El sistema utilizado en este lugar fue instalar cámaras para cubrir las zonas más dispersas y un sistema de conteo de las entradas y salidas al puerto viejo para evitar tener que instalar sensores en todas las plazas de aparcamiento existentes, ya que se consideraba demasiado caro.

Amorebieta‐Etxano, municipio de Bizkaia con 17.000 habitantes, se halla enclavado en un cruce de caminos, lo que aumenta el tráfico que circula por la localidad. Al carecer de regulación del aparcamiento, la mayoría de los conductores trata de estacionar en el centro y fuera de los seis parkings existentes, por lo que el Ayuntamiento trata de mejorar su utilización proporcionando información sobre su grado de ocupación a través de paneles informativos.