El contratenor Alberto Miguélez-Rouco, coruñés de 1994, es un veterano de la Temporada Lírica: estuvo en el coro de niños, fue solista en 2015, participó en la gala de 2016, en el ciclo As Novas Voces Galegas de 2018, y dirigió una zarzuela el año pasado. Hoy interpreta en el Colón a Armindo en la ópera Parténope, de Händel, dentro de la formación Les Arts Florissants. Vive en Basilea (Suiza), y allí creó la orquesta Los Elementos, con la que acaba de publicar el disco Cantadas. En él interpreta piezas del XVIII creadas por José de Nebra y Francisco Corselli.

Parténope se representa relativamente poco.

Muy poco. Hay otras óperas de Händel que se hacen mucho, como Julio César o Alcina, pero es una de las óperas desconocidas de este autor. Pero la de A Coruña es la séptima representación que hacemos en la gira de Les Arts Florissants, y este año se va a representar también en el Teatro Real, con otro grupo.

Su personaje, Armindo, príncipe de Rodas, es tímido pero va creciendo. ¿Cómo lo aborda?

Sí, es tímido, tiene problemas de expresión y de comunicación, pero es un personaje muy positivo. Siempre intenta ser él mismo, y, al final, gana y se queda con Parténope. La lealtad es lo que va a triunfar.

¿Qué posibilidades ofrece el papel como artista, musicalmente?

Suelo hacer muchas veces arias de batalla, de bravura, pero este es un rol mucho más íntimo. Me va a permitir explorar una expresión más contenida, con un canto más suave y emocional. Me parece muy especial el aria en la que declara el amor a Parténope. Es muy íntima y bonita. No es el personaje típico de una ópera barroca. No es un héroe, es una persona normal, en una vida normal, que se declara a la persona que quiere. No es un estereotipo, no es nada exagerado.

Los personajes femeninos, Parténope y Romira, son muy fuertes.

Absolutamente. Es una ópera totalmente femenina. Al final, los hombres somos bastante débiles. El personaje principal, Arsace, el primer pretendiente de Parténope, es bastante débil, mi personaje también lo es, el rey que viene a matar a Parténope es débil, aparte de estúpido... Son ellas las que van a mandar, y todo, incluidas nuestras arias, está leído desde una perspectiva femenina. Es muy interesante.

También es una obra ligera. ¿Le gusta más este formato cómico?

Todo tiene sus cosas buenas. Esta, técnicamente, es de género mixto: mezcla tragedia y comedia. Aunque es de toque un poco ligero, incorpora las grandes arias de la ópera seria. El público se divierte muchísimo: como tienen subtítulos entienden todo, y hay un montón de bromas y comentarios que encantan.

¿Cómo nace Cantadas?

Durante la pandemia, como todo se paró, me dediqué a buscar en archivos y conseguir partituras. Encontré un montón de cantadas religiosas para mi voz del XVIII español. Con la orquesta habíamos hecho un disco de zarzuela en el que solo dirigí, pero en este canto. Lo grabamos el año pasado e incluye cuatro cantadas sacras, maravillosas, un repertorio que va a gustar muchísimo. Los compositores son José de Nebra y Francisco Corselli [italiano de nacimiento, pero cuya carrera como músico se desarrolló en Madrid].

¿Es obra poco conocida?

Son todo estrenos, no se han cantado antes. Es recuperación de patrimonio. Son cantadas sacras, que se hicieron en la capilla real de Madrid.

¿Tiene algún otro proyecto para el futuro con Los Elementos?

Precisamente, en menos de un mes, vamos a grabar otra zarzuela de José de Nebra, Donde hay violencia no hay culpa. Trata de La violación de Lucrecia, de Shakespeare. Culpa se refiere al pecado, y, como Lucrecia se suicida porque la han violado, hace referencia a que no tendría por qué haberlo hecho. Un horror, pero es una obra maravillosa, y esperamos tocarla en España muy pronto.

Ha trabajado mucho el Barroco y el siglo XVIII. ¿Qué le lleva a él?

Es el periodo musical con el que me siento más cómodo: he cantado a Händel, Mozart, Vivaldi... Y siento que es un lenguaje musical muy cercano a lo que me gusta y siento. Siempre estoy intentando explorar nuevos repertorios. Estoy buscando mucho en el repertorio barroco español, que tristemente está muy denostado. A veces parece que no, pero es fantástico, con grandes compositores. Siempre que puedo meto arias de compositores como José de Nebra, Corselli, Iribarren... Hay que darle visibilidad a este repertorio, que no tiene nada que envidiar al gran repertorio europeo. Somos los propios españoles los que no lo difundimos, y es una pena. En Francia cualquier compositor está más que difundido, y en España hacemos lo contrario.

¿Cuál es la situación del talento musical local, hay oportunidades o hay que marcharse para trabajar?

Voy a responder personalmente, no quiero decir cómo es para los otros. En mi caso me he tenido que ir fuera, también porque mi voz es particular, con un repertorio particular, y en Galicia no hay espacio para trabajar. En 2012 me fui a Basilea, con 17 años, y ahí sigo. Me encantaría poder volver, pero me parece inviable. Los únicos con los que trabajo regularmente son Amigos de la Ópera, que me meten cada vez que pueden. Es un lujo poder trabajar en la casa, con un festival tan bueno.