En 2022, la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) cumplirá 30 años. Lo celebra con su regreso al Palacio de la Ópera, tras una temporada en el Coliseum por culpa de la pandemia, con la ilusión de recuperar los conciertos didácticos y con 24 programas diferentes para 35 actuaciones. También saldrá de A Coruña para llevar su magia a otras ciudades. Pero entre todos esos planes, hay un episodio amargo, una despedida dura, un ciclo que llega a su fin: el director titular, Dima Slobodeniouk dice adiós. Afronta su novena temporada al frente de la agrupación musical. Y será la última. “Ha dejado su huella en la Sinfónica”, reconoce el gerente de la OSG, Andrés Lacasa.

La Sinfónica vuelve a su casa con la ilusión de recuperar la normalidad. De momento, siguen las restricciones de aforo, pero en noviembre se pondrán a la venta los abonos para la temporada 2021-2022. Además, los abonados de la OSG tendrán reservado el mismo asiento que ocuparon hasta marzo de 2020. Hoy, a las 20.00 horas, será el primer concierto, con versiones orquestales de J. Panula de canciones de Alma Mahler. “Queremos recuperar cosas perdidas durante la pandemia y trabajar con más normalidad”, apunta el director, Slobodeniouk, que está “muy feliz” con la programación que se ha hecho, que contará con directores invitados y solistas. “Será una temporada interesante”, aclara.

Además de los 35 conciertos de A Coruña —habrá reencuentro con Víctor Pablo Pérez, director honorario de la formación—, la Sinfónica tiene otras 13 actuaciones en Lugo, Ferrol, Vigo, Pontevedra, Vilagarcía y Ourense. También participará en la temporada de abono de la Orquesta Nacional de España con tres conciertos en el Auditorio Nacional de Madrid y regresará a Oviedo con Juanjo Mena como director. Pisarán el escenario del Palacio de la Ópera solistas como María Dueñas, Vadim Gluzman, Seong-Jin Cho, Uladzislau Khandohi, Pablo Ferrández, Joroen Berwaerts o Petri Kumela.

Si en algo coinciden Lacasa,

Slobodeniouk y la alcaldesa, Inés Rey, es en que la orquesta es “familia”. De ahí que le cueste tanto al director despedirse de la agrupación, aunque, por ahora, prefiere no pensarlo. “La Sinfónica está en el corazón de todos los coruñeses. Forma parte del ADN cultural”, comenta Rey, que recuerda cuando, de pequeña, acudía al Palacio de la Ópera con sus compañeros a ver a la OSG. Además, destaca el impulso a la cantera: “Prueba de eso es que el violonchelista Raúl Mirás y el trombonista Óscar Vázquez Valiño militan ya en la orquesta grande después de años de formación en las filas de la Orquesta Joven”.

Ese es uno de los valores de esta formación que, según Lacasa, “exporta una marca muy cuidada”. Por ello, durante la pandemia, la OSG arrasó en redes. Logró más de diez millones de visualizaciones en Youtube en el último año, y 20.000 visitas diarias. La Sinfónica sigue apostando por abrir fronteras a través de internet y lanza una nueva aplicación, en gallego y castellano, para que los seguidores puedan acceder al calendario de conciertos, conocer las últimas noticias, visualizar vídeos y descargar publicaciones.

“Su dimensión y reconocimiento internacional hacen imprescindible que todas las administraciones nos impliquemos para garantizar la continuidad y el éxito de este gran proyecto”, resume la alcaldesa, que asegura que entre sus planes entra “mejorar las condiciones” de la Orquesta Sinfónica de Galicia, que sigue luchando por conseguir un espacio donde los músicos puedan estudiar y ensayar. “La relación con el Palacio de la Ópera es de alquiler. Una reclamación histórica es tener aulas de estudio. Los músicos tienen que entrenar y no todos peden hacerlo en casa. Estamos valorando distintas opciones”, expone el gerente de la Sinfónica, que anuncia que una comisión artística del Consorcio para la Promoción de la Música se encargará de encontrar sustituto para Dima. “Se hará un trabajo minucioso”, concluye.

Dima Slobodeniouk | Director de la Orquesta Sinfónica de Galicia

“Es una decisión complicada, porque es mi familia, pero tengo que hacerlo”

“Espero conseguir espacios para que los músicos puedan estudiar”

Dima Slobodeniouk (d), ayer en el Palacio de la Ópera de A Coruña. Casteleiro / RollerAgencia

Confiesa que “no hay ninguna orquesta” esperándolo, así que Dima Slobodeniouk será freelance en cuanto acabe su etapa en la Orquesta Sinfónica de Galicia, con la que desea seguir vinculado. Por delante todavía tiene una programación muy completa que le permite ilusionarse y pensar que la vuelta a la normalidad está más cerca que nunca.

¿Cómo afronta la novena temporada en la Sinfónica?

Es una pasada. Estoy muy contento. No quiero pensar demasiado en que es la última. Vamos a trabajar de una manera normal. No hay ningún drama aquí.

Por el medio de su trayectoria en A Coruña una pandemia que no entraba en sus planes. ¿Le demostraron los músicos que se puede seguir haciendo música con mascarilla y distancia?

Claro. Por lo menos, hemos tocado casi todo el tiempo. En el resto de Europa, las orquestas estaban completamente fuera de servicio. Teníamos suerte. Ahora queremos más y mejor, sin mascarilla, pero estoy muy orgulloso del nivel que hemos mantenido. No es fácil. La comunicación entre la orquesta y el director, si no tienes la boca, es solo con los ojos. El público piensa que lo hacemos todo con las manos, pero no. Usamos todo.

De todas las demandas de la Sinfónica, ¿qué desea que se cumpla antes de su despedida?

Por lo menos, tener espacios para que los músicos puedan estudiar. Con buen aislamiento del sonido. Y no es complicado. Es un espacio normal que hay que arreglar un poco. Ya estamos buscando y yo creo que lo vamos a conseguir.

¿Y el apoyo financiero?

También. Lo que es muy necesario es la estabilidad en el apoyo financiero. Es obligatorio. No podemos trabajar sin esta estabilidad. Si algún día vienen noticias de “no tenemos lo que estuvimos esperando”, no funcionará la orquesta. Es una máquina bastante grande. No son solo los músicos. Para mí, la estabilidad y la tranquilidad sobre esto son importantes para trabajar y planear. Nosotros trabajamos con un año y medio de antelación, así que sin estabilidad no puedes hacer estas cosas.

¿Qué le ha llevado a tomar la decisión de dejar el puesto de director titular de la OSG?

Una de las razones es que concluye un ciclo de trabajo. Fue mucho tiempo. Nueve años fantásticos. A esto se unen los motivos familiares. Tengo dos hijos y con la pandemia tuvimos que pensar dónde vivimos y qué hacer con el trabajo de mi mujer. También influye la situación de mi madre. Son muchas cosas. Si juntas todo eso con temas de trabajo, es una decisión muy complicada. Pero tengo que hacerlo. Es mi familia. Fueron nueve años. Así que es duro.

¿De qué modo podría seguir vinculado?

Estamos hablando y trabajando en ello. Puedo tener algún tipo de trabajo proponiendo ideas artísticas.