El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales (Coeticor) organiza para hoy a las 12.00 horas una sesión formativa a través de internet titulada Entorno normativo e Impacto de los Sistemas de Ventilación para garantizar la salud y confort, que correrá a cargo del Area manager de Siber Zona Norte, Iván Agudiez. El ingeniero técnico Enrique Tostado, colegiado del organismo, explica el papel de la renovación del aire en la pandemia y cómo nos cambiará la vida a partir de esta crisis.

La crisis del COVID ha puesto de relieve la importancia de una buena ventilación. ¿Qué ha supuesto para el sector?

Con todo esto del coronavirus aparecían continuamente epidemiólogos que salían en televisión diciendo no a los espacios interiores. Al principio de la pandemia, unos más que otros nos hemos puesto guantes, hemos desinfectado tarros y bolsas de la compra, y se ha demostrado que el contacto no es la vía principal de contagio, sino los aerosoles y las gotículas que expulsamos. Los sistemas de climatización funcionan recirculando aire, salieron bulos de que el aire propagaba el virus, cuando eso ocurre por una mala calidad de aire interior en instalaciones donde no se cumple el Reglamento de Instalaciones Térmicas, que es del año 2007. Solo con cumplir el reglamento nos habríamos encontrado con menos casos de contagios en espacios interiores. Lo que hacemos al abrir la ventana ocasionalmente: existe una normativa que obliga a hacerlo. La administración tiene dificultades para comprobar quién cumple y quién no, salvo que haya una denuncia.

¿Influirá esta concienciación al respecto en la prevención de otras dolencias respiratorias a partir de ahora?

Sí, por ejemplo en la gripe común. Si tienes una instalación de unas oficinas donde se comparte el espacio con un montón de usuarios correctamente ventiladas según el reglamento, la probabilidad se reduce drásticamente. Han salido epidemiólogos diciendo que no recomendaban los espacios interiores porque tenían presente que esto no se está cumpliendo. Si ventilamos correctamente diluimos la cantidad de patógenos que tiene ese local dentro de la actividad humana.

¿Qué caracteriza a un espacio bien ventilado?

Que cumpla el reglamento. Está todo escrito, aunque es posible que con todo esto exista alguna nueva modificación. El de 2007 distingue bien los tipos de calidad de aire y establece una serie de niveles. Se habla de instalaciones de óptima calidad del aire, como centros de salud, guarderías o clínicas. Hay un nivel por debajo, en el que están oficinas, museos, juzgados o colegios. En otro escalón están los centros comerciales, los cines, los teatros y los restaurantes; y uno más abajo, todos los locales que no tengan que ver con los anteriores. La diferencia es el número de veces que se renueva el aire en ese local. Por ejemplo, en las oficinas debe renovarse el aire cuatro veces en una hora.

Y estos cambios de concienciación, ¿han llegado para quedarse?

Yo creo que sí, leemos que casi todas las cuestiones que vemos a nivel de salud vienen para quedarse. La gente está mas concienciada y cada vez exige más. Nuestros padres iban a locales no climatizados, y ahora exigimos que cuando vamos a una tienda o un bar esté climatizado para sentirnos a gusto. Lo que queremos ahora es sentirnos seguros dentro de los locales, es una exigencia de la sociedad que ha venido para quedarse. He visto purificadores de aire en consultas médicas. Uno está allí en una sala de espera con gente que no conoce de nada y se agradece.

¿Cómo influye en el medio ambiente y la sostenibilidad una correcta ventilación?

La ventilación cuesta energía. Mover fluidos tiene un coste energético, pero también el reglamento versa sobre ello, con lo que exige una serie de intercambiadores de calor para que el aire que sale a la calle y el que entra se crucen para recuperar calor, para recuperar energía para que no tengamos que volver a calentar todo ese aire que hemos introducido. Ventilar cuesta dinero, sí, pero más dinero cuesta un espacio interior insalubre.