La soprano italiana Mariella Devia, gran dama del bel canto, se ganó por primera vez el aplauso del público coruñés en 1982, con 34 años, y durante las décadas siguientes volvió una y otra vez a la Temporada Lírica, hasta que, el año pasado, ofreció su último concierto en el teatro Colón. Retirada ya del canto, sigue dedicándose a la docencia, y a lo largo de esta semana dio clase a una decena de jóvenes cantantes de tres países dentro de las actividades de formación del festival de ópera. Hoy, sus alumnos actuarán a las 20.00 horas en Afundación, en un recital abierto al público.

¿Se subirá al escenario?

No, solo los chicos (ríe).

¿Cómo planteó el recital?

Lo estamos construyendo poco a poco, irá seguramente Rossini, Mozart, y debo considerar si habrá cosas de Verdi, o música francesa. Definiremos el programa en base a lo que los chicos prefieran cantar.

¿Cómo están siendo las clases?

El nivel de los cantantes es bueno, y los veo muy motivados e interesados. Han hecho algunas mejoras, aunque en una semana no se puede cambiar todo.

¿Cómo vive retirarse de la ópera y convertirse en profesora?

He cantado mucho, y no me desagrada enseñar. Estoy muy ocupada. Además de este máster, doy clases en el teatro San Carlos de Nápoles, por lo que estoy ocupada siempre.

¿Qué tiene que tener un cantante lírico, en su opinión?

Partimos del hecho de que debe hacer una base natural, la voz. Se necesita técnica y hacer una adaptación a la música. No basta leer la música, sino que hay que entender el fraseo, la intención del compositor. Ser capaz de saber qué quería, por qué debe ir esta nota y no otra. Y por qué esta palabra, porque las palabras y la música están siempre ligadas, no van cada una pro su parte (ríe). Y para Rossini, Bellini, y los autores italianos, tener una correcta pronunciación italiana, pues una persona que venga de Rusia o de otra parte no la tiene naturalmente.

Durante su carrera se especializó en el bel canto. ¿Por qué no abrió más el espectro?

No era un espectro muy pequeño (ríe). En el bel canto están Rossini, Bellini, Mozart, Donizetti, Verdi, Puccini, Stravinsky. El verismo no era bueno para mi vocalidad, pero hice un espectro bastante amplio en el ámbito del bel canto, con personajes diversos. Siempre me ha gustado, y me he divertido mucho haciendo este repertorio. Y no es fácil, porque la voz es siempre protagonista, está en primer plano. La melodía, la línea melódica era siempre el canto, siempre al descubierto, y debía haber una buena técnica para soportar el fraseo largo y la agilidad. Pero me gustaba mucho.

Ha tenido una carrera particularmente larga. ¿Qué le ha ayudado a preservar la voz, y cantar, con más de setenta años?

Quizás un poco la genética (ríe). He estudiado mucho, he estado segura de lo que hacía. Soy una persona sana, no he tenido problemas, esto ayuda.

Cantó por primera vez en A Coruña en 1982.

Sí, con La sonnambula.

¿Cómo ha sido su relación con la ciudad y la Temporada Lírica?

La ciudad, está junto que da al mar, parece una isla, lo que para mí cuenta mucho. Además de la acogida de las personas, que es muy importante, poder caminar con esta luz del día me gusta muchísimo. Y en cuanto a la Temporada, fue siempre importante, de buen nivel.

¿Cómo ha visto cambiar el gusto del público y el canto?

El gusto de cantantes ha cambiado, obviamente, es normal porque esto refleja la época, que también cambia. La dirección, la escenografía, el modo de hacer los espectáculos ha cambiado mucho, y eso me gusta mucho, aunque no siempre el público lo acepta. Hay una parte del público muy tradicionalista, que quiere que todo se cante del mismo modo o que se vea siempre del mismo modo. Eso sí, al representar no se debe contar una historia diferente a la del libreto. Se debe respetar la relación entre que existe los personajes.

¿Qué personaje le ha gustado más cantar?

Hay tantos (ríe). Cuanto estás en el escenario, lo que se canta en cada momento es lo importante. Una de las últimas, Norma [protagonista de la ópera del mismo nombre, de Bellini], por ejemplo. Es una obra extraordinaria, completa, la que me ha satisfecho más.

Y en cuanto a la narrativa, ¿qué ópera le ha gustado más?

Es difícil. Norma es una. Y no quiero citar siempre a Bellini, pero I Capuleti e i Montecchi. Y me gustan mucho las reinas: María Estuardo, Bolena [de obras escritas por Donizetti], me han dado grandes satisfacciones. Son bellísimas.

¿Qué le recomendaría a alguien que empiece a cantar?

El estudio de la música y la técnica es esencial, pero tiene que estar muy atento al repertorio. Hay jóvenes que aceptan propuestas, personajes, no idóneos, no adaptados, y que pueden perjudicar a su carrera futura.

¿A su carrera?

A su integridad física. No tenemos un instrumento de recambio. Hacer un repertorio equivocado puede hacer mucho daño a los jóvenes, lo he visto. Hay que prestar mucha atención.