La mayoría de los parques y jardines de la ciudad tienen más de media hectárea de superficie (el de Oza, 5,6 hectáreas; el de Santa Margarita, 5,2, Méndez Núñez, 3,4, por ejemplo). Esta es la medida mínima aconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, de acuerdo con evidencias científicas, debe tener un área verde urbana a una distancia de no más de 300 metros en línea recta desde cada domicilio. Pero A Coruña, como le ocurre a muchas ciudades españolas, tiene un alto porcentaje de población que vive en zonas urbanas con menos espacios verdes de los recomendados. El suyo es del 67%, como refleja un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación la Caixa, que ha elaborado un ranking de las ciudades europeas con mayor y menor mortalidad atribuible a falta de áreas verdes. El ámbito de estudio es de más de mil urbes y áreas metropolitanas de más de 100.000 habitantes de 31 países del continente.

Frente a Oza, Méndez Núñez o Santa Margarita, hay zonas verdes en la ciudad como los parques Adolfo Suárez, Eirís y Bens o el monte de San Pedro, alguno con más de ocho hectáreas, que tienen pocas o ninguna vivienda a su alrededor. Que seis de cada diez vecinos de A Coruña vivan a más de 300 metros de una zona verde se repite, según el mismo estudio, en ciudades como Badajoz, Córdoba, Santander, Oviedo y las áreas metropolitanas de Bilbao y Madrid.

Urbes con una población próxima a la de A Coruña, aunque con distinta configuración, como Elche, Vitoria, Gijón y Granada tienen un porcentaje de residentes alejados de esos espacios verdes del 20%, 61%, 71% y 73%, respectivamente. “Desafortunadamente, es típico de muchas ciudades españolas que la gente no viva cerca de áreas verdes, a pesar de que 300 metros no sea una gran distancia”, resume Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.

Para calcular el espacio verde existente en cada ciudad, el estudio utilizó el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada como indicador principal, que mide cómo de verde es un área determinada tomando en consideración cualquier tipo de vegetación obtenida a partir de imágenes de satélite, desde el arbolado de calles a jardines privados pasando por parques públicos. Como la vegetación es variable entre ciudades y regiones, no todas tienen el mismo tipo de superficie verde, por lo que el equipo de investigación tradujo la recomendación de la OMS a un valor del indicador específico para cada una.

ISGlobal cruzó esa información sobre vegetación con los datos de mortalidad por causas naturales de cada ciudad en 2015 para llegar a la estimación de fallecimientos prematuros que se podrían haber evitado en ese año si en cada una se hubiera cumplido la recomendación de la OMS de acceso a las zonas verdes, es decir, que la población hubiera tenido más facilidades para llegar a esos espacios desde sus domicilios. El resultado deja mal parada a A Coruña, ya que es la segunda ciudad española más incumplidora, por detrás de Gijón. El estudio refleja que en la ciudad gallega se podrían haber evitado 93 muertes de haber seguido la recomendación del organismo internacional, frente a los 138 de la ciudad asturiana. Las cifras más altas las absorben las áreas metropolitanas de las grandes ciudades.

La situación de A Coruña presenta matices, no es tan alarmante, asegura Nieuwenhuijsen, especialmente porque en el cálculo de la mortalidad no se han recogido los llamados espacios azules, ríos, playas o lagos que bañan o rodean a las ciudades. “Está arriba en el ranking, pero no es preocupante. Hay bastantes zonas verdes en la ciudad y en su entorno más próximo, pero no están tan cerca de las casas como debieran, están más allá de esos 300 metros aconsejados. Por otro lado, A Coruña tiene bastantes zonas azules que son beneficiosas para la salud, está rodeada de mar, pero en el método utilizado en nuestro estudio no las hemos incluido, lo que no nos permite hacer estimaciones más amplias sobre fallecimientos”, explica.

Árboles plantados y decoración vegetal como alternativas

Tejados con vegetación, muros con ornamentación vegetal, plantación de árboles en la vía pública. Son soluciones válidas para enverdecer una ciudad con escasez de áreas verdes o con una distribución deficiente, propone Mark Nieuwenhuijsen: “Un problema de muchas ciudades españolas es que son demasiado compactas, con demasiada vivienda que no permite grandes parques en núcleos urbanos, por lo que conviene plantar árboles. Cada ciudad tiene sus circunstancias y cada ayuntamiento debe elegir cómo desarrollar sus políticas verdes de la mejor manera”.

La publicación del estudio de ISGlobal y los datos relativos a la ciudad motivan al grupo municipal de Marea Atlántica para reclamar “la inmediata reactivación del Plan de Infraestrutura Verde”, una iniciativa diseñada en el mandato anterior y que según la portavoz, María García, “la alcaldesa mantiene paralizada y sin actuaciones”.