A Coruña devora libros. Se sumerge en historias. Conoce personajes. Y quiere más. Lo cuentan los libreros, que han visto crecer su clientela por la pandemia, que revivió el hobby de la lectura, y por los bonos de Xunta y Concello para incentivar el consumo. Es, además, una de las ciudades con más librerías por habitante. El Mapa de Librerías en España, publicado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), constata que Galicia es la comunidad autónoma con una mayor densidad de librerías: 11,1. En total, 299 establecimientos dedicados a los libros. A Coruña roza la treintena, aunque cuenta con muchos espacios, como quioscos y pequeñas librerías de barrio, en los que también es posible matar el gusanillo de la lectura.

Historias que enganchan y que ayudan a repetir, a descubrir nuevos mundos. Muchos sectores han sufrido la crisis del coronavirus, también las librerías, que cerraron sus puertas durante meses por el confinamiento. Pero en cuanto empezó la desescalada, arrancó el boom. Los libreros aseguran que el número de clientes ha aumentado. Siguen los de siempre, pero se suman los que empezaron a leer para matar el tiempo. “Viene mucha gente preguntando por cómics, sobre todo si han salido en series en plataformas como Netflix”, detalla Nuria Rey, de Metrópolis Cómics.

Hay best sellers que han volado y autobiografías que sorprenden, pero también los más pequeños tienen culpa de este incremento de lectores. “Hay cantera”, sentencia Pedro Brandariz, de A Carapuchiña Feroz. Esta tienda de libros infantiles acaba de reabrir con la ilusión de seguir juntando familias en su interior.

Las actividades son un factor clave para este sector. Librerías como Moito Conto, Lume o Arenas tratan de llenar sus días con presentaciones de libros, invitando a escritores locales, pero también de otros puntos de España. Esas firmas y charlas con lectores que se perdieron durante el último año, pero que se están recuperando, con aforos y mascarilla, pero con toda la ilusión de analizar libros de forma conjunta. Las librerías con oferta infantil programan también cuentacuentos o talleres, tanto para los más pequeños como para la familia en general, la cuestión es divertirse entre libros. “Es una opción de ocio más”, comenta Brandariz.

Para Luisa Ortigosa, presidenta de la asociación de libreros de A Coruña (Libac) las actividades son “fundamentales” para hacer frente a las grandes plataformas de venta online. También los bonos para incentivar el consumo creados por Concello y Xunta están ayudando a aumentar las ventas en estos espacios dedicados a los libros. “Con el Presco hay más movimiento, aunque no está siendo igual que el año pasado, cuando el descuento era del 50%, ahora es del 30% y se nota”, relata la librería, que explica que a esto se une “la vuelta al cole”, en la que las familias han tenido que hacer un gran desembolso para comprar todo el material escolar.

Los libreros miran optimistas hacia una Navidad en la que esperan llegar a muchas casas. “Las perspectivas son muy buenas”, exponen desde A Carapuchiña Feroz, donde creen que “las ayudas y las iniciativas” son más necesarias que nunca. También ha cambiado la forma de comprar. O así lo ve Ermitas Valencia, de Suévia, que recibe decenas de Whatsapp, incluso con audios, para reservar libros y hacer pedidos.

Dos trabajadoras de Bululú, abierta en calle Real. | // CARLOS PARDELLAS Ana Carro

Bululú: “La manera que tenemos de personalizar al autor no la va a dar una plataforma”

Bululú es la nueva librería de la calle Real. Con un espectacular escaparate, lleno de color y letras, llama la atención de todo aquel que pasa por aquí. “Ya nos íbamos a cambiar antes de la pandemia porque necesitábamos más espacios, pero que el local estuviese en la calle Real fueron cosas del destino”, cuenta Luisa Ortigosa, que está “muy contenta” con esa nueva aventura. “Tenemos muchas cosas organizadas, pero todavía estamos elaborando el programa. Es increíble que no hubiese una librería en esta calle”, confiesa. La presidenta de la asociación de libreros de A Coruña (Libac) opina que ha habido “una clara recuperación” tras la caída de la pandemia, que recuerda “no fue estrepitosa”. “Estamos más cerca de la normalidad”, dice optimista. Acaba de cerrar un verano “bueno” y afronta el último trimestre del año con un sentimiento positivo. “Además, con el Presco hay mucho más movimiento, aunque no es lo del año pasado, ahora es más goteo de clientes”, revela. Ortigosa es de las que busca una librería viva, con actividades y conversaciones. “Esa manera que tenemos de personalizar al autor no la va a dar una plataforma de internet. Tampoco el contacto con los libreros ni con otras personas que visiten la librería. Es nuestra baza, con lo que podemos competir”, analiza.

La presidenta de la Libac, de la que forman parte una veintena de establecimientos, cree que el final de año “se presenta bien” para el sector. “Creo que las Navidades van a ser muy buenas para todos”, desea Luisa Ortigosa, que cuenta que en su equipos “son siete” y no paran con “las ideas y los contactos”.

Ramón Domínguez, de la librería Formatos. | // CARLOS PARDELLAS Ana Carro

Formatos: “Se han ganado muchos lectores, pero eso es una carrera de fondo”

En Formatos, Ramón Domínguez nota que “las cosas, poco a poco, van volviendo a la dinámica habitual”. Reconoce que “el año ha empezado con muchas dudas”, no solo en su sector, sino en muchos, por el avance del coronavirus, pero las librerías han conseguido sobrevivir. “A medida que la vacunación ha avanzado, hemos conseguido normalizar la situación. Hemos vuelto a una senda normal de trabajo”, confirma.

En verano, la ciudad celebró la feria del libro y Domínguez asegura que, pese a los aforos y el número de casetas, fue “casi normal”. “Ahora parece que ya vamos a poder hablar de un trimestre normal, las previsiones son buenas”, avisa el librero, que también agradece el impulso de los bonos de Concello y Xunta, que con descuentos logran incentivar el consumo en el comercio de barrio. “Eso genera una actividad mayor, y hay que añadirle una cierta normalidad, como en prepandemia, así que estamos en un momento positivo”, comenta, aunque trata de ser cauto: “Todavía hay cosas que tienen que mejorar, pero vamos por el buen camino”.

Ramón Domínguez opina que, durante la pandemia, “se han ganado lectores”. Pero no es casualidad, ni fruto solo del encierro. “Es una carrera de fondo de las librerías y bibliotecas. Llevamos trabajando mucho tiempo en eso y, poco a poco, se ven los resultados”, analiza.

En Formatos también tratan de organizar actividades para dar alternativas de ocio a sus lectores. “En octubre tendremos dos clubes de lectura, que en pandemia no pudimos hacer, sobre poesía y literatura de viajes”, avanza el librero, que cree que estas iniciativas son “necesarias”.

Ermitas Valencia na súa libraría. | // CARLOS PARDELLAS Ana Carro

Suévia: “Temos moitos clientes novos que miran cara ao pequeno comercio. Iso hai que mantelo”

Os meses de peche foron duros para todos. Tamén para a Livraría Suévia. Conta Ermitas Valencia, a dona, que botou en falta o movemento no seu local, pero tamén serviu para gañar novos lectores. “Aumentamos a clientela. E non xa na libraría, tamén no comercio do Agra do Orzán”, conta.

Os clientes que “se fixeron pola pandemia, ficaron” e iso saca un sorriso a Valencia. “Temos moitos clientes novos que miran cara o pequeno comercio. Que veñen a comprar libros, pero logo quedan no barrio e compran noutros negocios próximos”, comenta.

É consciente de que os bonos de Xunta e Concello axudan a rexistrar máis ventas. “Cando iso deixe de existir, non sei ata que punto se vai notar. Polo de agora, foi un apoio grande e temos que traballar para ser unha referencia”, expón.

Ermitas Valencia afirma que “A Coruña é unha cidade lectora”. O movemento na súa libraría é a confirmación. “Agora hai moito aficionado ao libro ilustrado dirixido aos máis pequenos da casa. Creo que cada vez prima máis a calidade. A xente goza con esas historias para nenos e maiores e logo volve buscando máis”, declara.

Esas recomendacións, as charlas cos lectores, as referencias e esa forma de entender o que o cliente quere é o secreto das librarías. “É a nosa forma de competir”, apunta Valencia, esa estratexia para estar por enriba das plataformas de venta online, como Amazon. “Alguén vén sen saber o que quere mercar e atopa algo perfecto”, di.

Outra cousa que Valencia notou trala pandemia é o cambio na maneira de interactuar. O WhatsApp de Suévia revolucionouse. “Notamos un aumento, de xeito exaxerado, do uso deste aplicación. Comezamos por recibir pedidos, o usuario enviaba a foto e nós gardabamos o libro, pero agora temos tamén audios de Whatsapp. Xa non chaman. Mandan un audio para ver se temos o libro, se o podemos pedir e tamén se o envolvemos para regalo”, conta a responsable da Livraría Suévia.

Laura Barreiro y Carla Esmorís muestran libros infantiles. | // CARLOS PARDELLAS

A Carapuchiña Feroz: “En A Coruña hay una gran cantera de pequeños lectores”

Hace solo unos días que A Carapuchiña Feroz, en la calle Fanny Garrido, recuperó su actividad habitual. Los fines de semana programa talleres, cuentacuentos y presentaciones de libros para toda la familia. Y de lunes a viernes abre en horario de tarde. “Antes solo habíamos viernes, sábados y domingos, pero lo hemos retomado con más fuerza que nunca”, señala Pedro Brandariz.

En pandemia, con muchas restricciones, esta pequeña librería consiguió salir adelante y seguir organizando actividades. “Limitamos el aforo, pero pudimos hacer cosas”, cuenta.

Los niños y niñas son protagonistas en este espacio, pero en A Carapuchiña Feroz también buscan la atención de los mayores. “Queremos que padres y madres estén aquí con nosotros, que disfruten”, apunta.

Cuando la librería anunció su vuelta, con un sinfín de actividades, las redes sociales se llenaron de “mensajes de apoyo y cariño”. Brandariz y sus compañeras se dieron cuenta de que “la gente tiene muchas ganas” de este tipo de planes familiares. “Es una opción de ocio más para las familias”, indica.

En A Carapuchiña Feroz han comprobado que “en A Coruña hay un gran cantera de pequeños lectores”, esos que recorren la tienda en busca de historias nuevas. “Creo que las librerías resistieron bien el coronavirus. La gente se tiró a la lectura”, analiza Pedro Brandariz, que cree que estos comercios “de barrio” son capaces de hacer frente al gigante de internet. “La perspectiva es bastante buena. Las librerías estuvieron ahí al pie del cañón y van a seguir estando, aunque siempre hacen falta apoyos e iniciativas”, concluye.

Nuria Rey posa en Metrópolis Cómics. | // CARLOS PARDELLAS

Metrópolis Cómics | “Las plataformas de series ayudaron a aumentar el interés por los cómics”

Cómics, manga, tebeos antiguos y muñecos tienen su espacio en Metrópolis Cómics, una tienda que ha visto crecer su clientela en el último año. Una noticia positiva en mitad del caos. “El último año, en general, ha sido bastante bueno. Se ve mucho público joven nuevo”, comenta la dependienta del establecimiento, Nuria Rey, que opina que el confinamiento hizo que “mucha gente retomase el hobby de la lectura”.

La idea de Metrópolis Cómics era que ese boom se “estabilizase” en este año, pero ha seguido creciendo, según Rey. “Ha venido gente preguntando por cosas nuevas, de todas las edades. Ya sea porque ha leído algo y quieren más, porque se lo han recomendado o porque quieren probar algo diferente”, resume.

Quizá la clave del éxito la tenga, en parte, la televisión. “Las plataformas de series, como puede ser Netflix, ayudaron mucho a aumentar el interés por los cómics”, revela. Estas aplicaciones cuentan con series o películas basadas en cómics, lo que hace que el interesado “quiera saber más de la historia”. Ahí Metrópolis Cómics tiene la solución. “También los bonos de cultura del Concello y la Xunta han ayudado a que haya más ventas”, expone Nuria Rey, que nota también que hay títulos “comentados por streamers” o que se hacen virales que genera un mayor interés. “Se nota esa curiosidad, mucho más que antes”, dice.

La dependienta de Metrópolis Cómics asegura que reciben visitas de clientes que “quieren hacer regalos”, así que se fían de esas recomendaciones que nunca fallan. Antes, señala, era más habitual que esto ocurriese “en la campaña de Navidad o algunos meses de verano”, pero ahora ve que se extiende “durante todo el año”.