“Un milagro”. Así califican el desenlace del accidente de la calle Caballeros los testigos que se encontraban en esa zona en el momento en el que el coche salió por los aires, desde la ronda de Outeiro. “Pensamos que nos íbamos a encontrar algo peor”, dice Rogelio Muñoz, el primer médico que atendió a los heridos. Trabaja en la mutua Fremap, que se encuentra a solo de unos metros de donde cayó el vehículo, así que, en cuanto sintió el ruido, salió a la calle. “Escuchamos un gran estruendo y salimos todos corriendo. Lo bueno es que vimos a un ocupante fuera y a la mujer, en el interior, moviéndose. Al ver cómo estaba el coche, creímos que no iba a ser nada bueno”, recuerda.

Junto a sus compañeros, fue el encargado de poner los collarines a los heridos y medir las constantes. “Nuestra aportación no fue importante. Solo intentamos controlar la situación. Es nuestro trabajo. Lo importante es que los ocupantes del vehículo estaban bien”, se sincera el doctor, que asegura que se preocupó “cuando el coche empezó a humear”. “Ahí hubo un poco de ansiedad, pero quedó en nada”, indica.

Los heridos estaban, según recuerda, “en estado de shock”, pero pronto llegaron más refuerzos. Lo que Rogelio Muñoz no sabía era que en la parte de arriba del viaducto, en la ronda de Outeiro, se encontraba otro coche accidentado: “Estaba centrado en el coche que cayó, no teníamos ni idea de que pasaba algo más arriba. Nos enteramos por la prensa”.

17

Espectacular accidente en la ronda de Outeiro con un coche precipitado a la calle Caballeros Víctor echave

En ese coche, un Mercedes, viajaban un padre y un hijo, aunque este último escapó a pie. Fuentes municipales informaron ayer de que ya había sido localizado y que prestaría declaración a lo largo del día. La Policía Local investiga si el accidente se debió a un pique entre los conductores y analiza las cámaras de tráfico desde más allá de Alfonso Molina, que indican que el presunto pique se originó en la zona de Santa Cristina, en Oleiros. Ya en Alfonso Molina, según recogen las cámaras, el vehículo que acabó precipitado hizo un adelantamiento arriesgado al otro. Más tarde, hubo un golpe entre ambos. La Policía trata de aclarar si este toque provocó que el coche cayese desde el viaducto.

En la calle Caballeros se encontraba en aquel momento, cerca de las seis de la tarde, Soledad, que estaba esperando a su hijo junto al paso de peatones. “Me llevé un buen susto. Fue como una película, el coche volando por los aires”, cuenta, todavía con algo de miedo en el cuerpo. En cuanto escuchó el ruido del impacto del vehículo contra la valla, echó a correr hacia la parte inferior del viaducto. “Me miré de arriba a abajo para ver si me había pasado algo y volví hacia el coche, donde vi que los dos ocupantes estaban bien”, relata. No fue hasta la noche cuando sintió dolor en un pie. “Al correr por el susto, me hice un esguince.”, cuenta la vecina, que dice que uno de los ocupantes repetía “me dio un Mercedes”. “No sabíamos que arriba había otro follón”, insiste.

Su hijo, mientras, se encontraba en un aula de Jumping Kids, donde desarrollan talleres infantiles y actividades extraescolares. El profesor, Daniel Rodríguez, explica que escucharon “dos ruidos muy fuertes”, uno por la ruptura de la valla y el otro del impacto del coche al caer. “Quise salir y justo estaba la valla en la puerta. Fue duro de ver porque el vehículo estaba casi aplastado”, concluye.