Leopoldo Fernández Gasalla es profesor y, en el pasado congreso internacional sobre Emilia Pardo Bazán habló sobre cómo la autora y la ciudad eran vistas por viajeras coetáneas (1851-1921), que escribían en inglés.

¿Quiénes eran estas mujeres?

Son británicas y norteamericanas y hablan de cómo ven la ciudad y hasta qué punto la identifican como la ciudad de doña Emilia.

Tienen opiniones muy dispares...

Sí, hay dos viajeras, Katherine Lee Bates y Elizabeth Boyle O’Reilly, que se encuentran muy a disgusto, la primera ni siquiera habla de Pardo Bazán, probablemente la reprobase porque eran dos personalidades opuestas en su forma de ver el mundo. Ella conocía muy bien la literatura española, habla de Galdós, incluso de autores poco conocidos de aquella época, y, sin embargo, a doña Emilia la ignora. Seguramente, esto encierre una censura.

¿Fue deliberado, entonces, no hacer referencia a ella?

Es que no podían ser más opuestas, una era protestante de moral puritana, la otra era una católica con una vida muy libre. Una era una norteamericana con prejuicios hacia la cultura española, la otra, una española de los pies a la cabeza. Entonces, no podían estar en puntos de vista más dispares. En el caso de Elizabeth es una cuestión de coincidencia, porque a ella le gusta mucho Galicia, le gusta mucho Emilia Pardo Bazán, pero llega a A Coruña y no le gusta el ambiente que encuentra, ella era de Boston, así que, sabía perfectamente qué era una ciudad portuaria, pero dice de A Coruña que, como todas las ciudad portuarias está llena de populacho, le molestan mucho los mendigos, que dice que la acosan y que un grupo de niñas, que ella dice que andan descalzas, con las piernas desnudas, que se burlan de ella, entonces, se fue sin hacer noche. Cogió una diligencia porque en aquella época no había autobús, y se va a Santiago.

¿A qué venían estas viajeras?

Prácticamente todas venían con el objetivo de ver Santiago. Desde la meseta llegaban a León, de León cogían el tren a A Coruña y de A Coruña, la diligencia a Santiago. A Coruña era una ciudad de paso, pero a algunas les gusta. Esa era la ruta que hacían.

¿Y a las que les gusta, les gusta mucho?

Sí, hay dos de ellas que sacan un libro entero sobre Galicia. El de Anette B. Meakin es recibido con gran aplauso por la crítica gallega porque dicen que es el primero o uno de los primeros que está escrito por una persona que viene, se sienta, se lee los libros y visita los lugares y no solo se lee las guías de viaje y mira un poco por la ventanilla del tren. Esta es la caricatura que hace el crítico que hace la reseña del libro en El Correo de Galicia. Ella es una viajera muy avanzada para su tiempo porque se había recorrido toda Europa de Londres a Japón en transiberiano, acompañada de su madre, que tenía setenta años, nada menos. Son las dos primeras británicas que cruzan Asia en el transiberiano. Es una familia de gente muy interesante. Su padre era plantador de té en la India, pero después funda un periódico en inglés en Tánger, en Marruecos, su hermano es un arabista y hace el primer diccionario de árabe, de dialecto marroquí al inglés lo hace él. Su hermana pequeña es una de las introductoras del psicoanálisis en Gran Bretaña, así que, es una familia excepcionalmente brillante desde el punto de vista intelectual. A ella le gusta mucho Galicia y de A Coruña en concreto le gustan especialmente las galerías, tiene la inteligencia suficiente como para informarse de que las galerías son elementos que permiten acumular el calor del sol y que hacen de termorregulador de la temperatura de las casas. Se fija también en los patios de luces, que incluso los gallegos hemos hablado poco de ellos. A ella le sorprende lo bien que funcionan para distribuir la luz diurna, como sistema de iluminación natural y hace un repaso de monumentos. Casi todas las viajeras se fijan en la iglesias de Santa María y en la de Santiago, las demás no les llaman mucho la atención, probablemente porque les parecen demasiado recientes. No hay que perder de vista que estas iglesias, en aquella época, tenían ciento y pocos años, por lo que no eran demasiado antiguas.

¿Y no hablan de la Torre?

Naturalmente, Meakin y Catherine Gasquoine hablan mucho y bien, incluso transcriben la inscripción latina fundacional, hablan de Paulo Orosio, conocen las fuentes clásicas, sabe cómo César había desembarcado en A Coruña para imponer tributos a la gente que vivía en los castros de la zona, así que, conoce muy bien la historia.

Entonces, pasaron más tiempo que las otras aquí, ¿no?

Obviamente y Gascquoine se pasó unas vacaciones completas con su marido que, al igual que ella, se dedicaba a la historia del arte y habían colaborado en la escritura de varios libros de arte español y tiene una sensibilidad especial hacia todo lo que es el patrimonio.

¿Y cómo era la ciudad que se encontraban, cómo era A Coruña a finales del siglo XIX, principios del XX?

En general, venían con una guía de turismo bajo el brazo. Había dos que eran muy populares, la Bradshow y la Baedeker esta, en realidad, era una traducción de una guía alemana, pero que en Inglaterra se vendía muchísimo. Esta era una guía muy buena, que estaba asesorada en la parte de arte por un historiador de arte español, Carl Justi, y traía planos de las ciudades. Ellas se documentan y se dan cuenta de que es una ciudad claramente dividida en dos partes: la Ciudad Vieja, la ciudad Alta, y la otra, la Pescadería, o zona comercial. La parte nueva les agrada mucho por su alegría de vivir, por las casas tan originales. Maekin dice que tiene un aspecto novelesco porque no está acostumbrada a estos edificios. Se pregunta si la expresión de aquellos que viven en casas de cristal no deberían arrojar piedras, que es un refrán inglés, tendría origen en esta ciudad. Le llama la atención. Además de a ellas dos, hay otra persona a la que también le gusta la ciudad, que es una alpinista, Elizabeth Aubrey Le Blonde. Es curioso. Es una mujer que había escrito cinco libros sobre alpinismo y escribe uno sobre España en general y ella viene con la intención de romper tópicos. Es una mujer muy original. Se había casado con un hombre que era todo un personaje, que parecía un personaje de una novela, que incluso murió como un héroe en una batalla en Sudán. Ella se casaría después dos veces más. Ella dice que no son ciertas todas esas historias que se venían contado desde hacía muchos años sobre que España era un país lleno de bandoleros en las carreteras, de carreteras malísimas, de hoteles horribles, que ella no puede hablar de nada de eso porque esa es la España del pasado y no tiene nada que ver con el país que ella se ha encontrado. Ella es aristócrata, viaja en primera y se hospedaría en los mejores hoteles. Ella se documenta bien, copia en su libro de viajes una página casi entera de un historiador del arte que estudia la arquitectura española y que, gracias a su intervención, se hizo el molde del Pórtico de la Gloria que está aún hoy expuesto en el Victoria and Albert Museum de Londres. Eso fue un auténtico aldabonazo. Mucha gente quiso venir a Galicia para visitar el Pórtico de la Gloria. En general, son personas cultas, sobre todo Maekin y Gascqoine incluso la alpinista, que es una mujer de mundo

¿Ellas llegaron a conocer a Emilia Pardo Bazán?

La alpinista no lo sabemos, pero ella no menciona a ningún escritor en su libro. Las otras sí, Gascquoine cita ocho veces a doña Emilia y cita frases textuales de ella. Es una mujer que tiene un sentido muy feminista de la existencia, valora mucho a doña Emilia por la defensa que hace de la educación de la mujer y de los derechos de la mujeres. Cita una frase de ella que es: “Los hombres tienen todos los derechos, las mujeres, todas las obligaciones”, porque le llama especialmente la atención. Frente a otros escritores y otras guías que, cuando hablan de A Coruña mencionan que de aquí salió la Armada Invencible, o que Drake ataca A Coruña y que conquista la ciudad, aunque eso solo es verdad a medias, porque solo conquistó una parte. Ella se siente identificada con María Pita, con esta mujer campesina, que coge la espada de un soldado muerto para defender su ciudad, le parece la encarnación del espíritu gallego. Son mujeres a las que no solo les gusta A Coruña sino que simpatizan con Galicia. Maekin llegó a aprender gallego para poder leer a los trovadores. Ella era políglota, hablaba inglés, alemán, francés, español y decidió aprender gallego. Gasquoine incluso dice que los gallegos le parecen personas mucho más corteses que el resto de los españoles.

¿Sus libros tuvieron repercusión?

Sí, fueron reeditadas varias veces. Maekin, cuando Ramón Cabanillas entra en la Real Academia Galega en 1920 viene enviada por el Times. la ceremonia la hacen en Mondariz, que era un punto de interés. Desembarcaban en Vigo y ella viene como corresponsal del Times y el Morning Post y todavía se pueden consultar sus escritos En la Real Academia.

¿Y además de Maekin las demás volvieron a la ciudad?

Gascquoine escribió un libro sobre Santiago y Maekin la acusó de plagio y la condenaron por esto. Independientemente de eso, su primer libro es muy interesante.