El Festival de Cine Fantástico de A Coruña proyectará esta semana su última película tras una década trayendo a la ciudad lo mejor del género fantástico, de terror y ciencia ficción. Una decisión que, sin duda, costó tomar a sus organizadores, que juzgan no obstante que el fin había llegado para una de las citas más especiales para los amantes del género. Y que merecía una despedida a la altura.

“Yendo atrás en el tiempo, todo empezó con el cierre del Museo de Arte Contemporáneo, que supuso la pérdida de nuestro patrocinador privado principal. Fue un hachazo importante. Luego, cancelar la edición pasada supuso perder la subvención de la Xunta, mantener el festival con la quinta parte del presupuesto era una agonía”, resume uno de sus impulsores, Tonecho Otero. Atrás quedan más de diez años en los que el evento había ido consolidándose como el gran referente de los festivales de esta tipología en Galicia. Fue el primero en llegar, y ahora también, “con el ciclo cumplido”, es el primero en despedirse. “Nació como el primer festival de cine del género en Galicia, ahora hay cuatro. A nivel de proyecto personal había cumplido su ciclo. Fue un referente, demostró que se podía hacer un festival así, que los creadores podían tener un escaparate para ese tipo de cine”, apunta.

El año pasado, la pandemia impidió su celebración. Cualquiera podría pensar que esa era la oportunidad para parar definitivamente, pero la organización quería otro final para la criatura. “No queríamos desaparecer sin más. Aunque fuese con presupuesto pequeño, queríamos hacer esta edición para despedirnos del público”, justifica. Ahora, con la sede instalada en la Fundación Seoane hasta el día 23, el festival recupera sus secciones de siempre e incluso incorpora novedades. A las Videoregueifas, una de las secciones predilectas del público, y el Trash-o-rama, que pondrá pantalla a la filmografía de culto más extravagante del mercado, se une este año la sección Docufan, que recopila algunas de las no ficciones más reseñables del género, estructuradas en tres sesiones.

“Era algo que siempre habíamos querido hacer, una sección de documentales sobre el cine fantástico. Habíamos proyectado algunos sueltos, sin continuidad. En Trash-o-rama tenemos lo mejor para los cinéfagos, amantes del cine basura”, añade. . La edición se despide por todo lo alto también en su participación. La sección de cortos, que en otras ocasiones rondaba los 20 originales presentados, en esta rebasa los 30.

“Proyectamos buenas películas. Tenemos una premiere mundial en A Coruña de una película argentina, otra que se estrenó en Sitges y una rodada en la ciudad, Doppelganger, que todavía no se había estrenado aquí. Mantenemos las secciones matinales con animación y cine 3D, pensadas para familias y centros escolares”, resume Tonecho Otero. Incluso la sección que antaño se dedicaba a las piezas en gallego con pocos recursos pero con la mejor intención, Cinema Fetus, alcanza el final del ciclo con sus contenidos profesionalizados, que ya escapan a la etiqueta de cine arriesgado y no convencional con la que nació. “Era una sección canalla, tenía premios con nombres rimbombantes que jugaban con los tópicos del género. Nos llevamos la sorpresa de que este año las propuestas eran películas muy buenas. Nos ayudó a darnos cuenta de la demanda que hay en Galicia de secciones competitivas de cine en gallego”, reflexiona.