El de ayer fue un domingo de música en directo en la Mardi Gras. Casi como los de antes. Rozando la vieja normalidad, aunque con mascarilla y aforo reducidos. Pero con la ilusión de cantar, bailar, sentir y reencontrarse con amigos. La cantante Silvia Penide se subió al escenario para dar un concierto que pasará a la historia de la sala como el día del homenaje al Bâbâ Bar, aquel local de Pérez Cepeda que no sobrevivió a la pandemia. “Es todo un placer volver a una sala de conciertos. Regreso a la Mardi Gras después de casi dos años”, cuenta Cristina Toba, quien se vio obligada a echar el candado a su sala tras once años de actividad.

El Bâbâ Bar está cerrado, vacío, en silencio, pero su recuerdo permanece y uno de los pósters que se encontraba en aquel establecimiento, se quedará para siempre en las paredes de la Mardi Gras. “Me ilusiona que aquí esté colgado un trozo del Bâbâ Bar. Tiene una gran carga emotiva, ha visto pasar a muchos artistas, y ahora tiene un nuevo sitio en una sala con una trayectoria muy grande que sí ha conseguido superar la pandemia para seguir programando. Un aplauso grande para la Mardi”, se sincera Toba. Silvia Penide, que fue la encargada de poner voz a la actuación de ayer, fue una de las últimas artistas en tocar en la sala de Pérez Cepeda. “Sus conciertos llegan tanto al corazón”, comenta Cristina Toba, a la que le hizo mucha ilusión que, en la despedida del Bâbâ Bar, la cantante “dedicase una canción a la sala”. “Fue un momento intensísimo. Lo viví de una manera muy especial”, recuerda.

Pero lo de ayer no se centró solo en música y charlas. El concierto fue un homenaje y, a la vez, un acto reivindicativo. “Queremos mostrar la importancia de estos espacios. No solo de las salas de música, también de las de teatro y exposiciones. Son lugares de cultura importantes e imprescindibles que durante el COVID-19 se vieron muy afectados”, expone. Así, los asistentes reclamaron que todos estos espacios sean declarados Espacios de Interés Cultura y Turístico de A Coruña. “Tenemos que recordar que estamos aquí y que estamos haciendo cultura”, resume.

Cristina Toba ya no es la responsable de la Bâbâ Bar, pero sigue vinculada “al mundo artístico y cultural”, al que siempre ha pertenecido. “Ya es algo personal conmigo misma”, reconoce, aunque sabe que volver a tener una sala de conciertos no es tarea fácil. “Las circunstancias no son favorable. Hoy en día, hay que cumplir muchos requisitos, administrativos y económicos, para tener una sala. Es inviable”, razona, y añade: “Aunque nunca se sabe”.