La llegada del AVE a Galicia marcará una revolución en el tráfico aeroportuario. Cuando en diciembre —la fecha exacta todavía está por concretar— Renfe y Adif activen su nueva infraestructura, los viajeros de las principales ciudades de la comunidad tardarán entre 54 y 88 minutos menos en llegar por ferrocarril a Madrid, y, en el caso de A Coruña, algo más de una hora: exactamente 63 minutos. En verano de 2022 los modernos trenes 106 de Talgo acortarán en 20 minutos extra el recorrido. Así, la alta velocidad entrará a competir con Alvedro en su principal destino, Madrid, que hasta septiembre de este año ha supuesto 215.118 pasajeros de los 400.760 que volaron desde el aeródromo coruñés: concretamente, el 53,67%, según datos de Aena. En los últimos años Madrid siempre ha sumado más de la mitad de los pasajeros de Alvedro.

La dependencia es algo menor que en Peinador, el aeropuerto de Vigo, para el que la ruta con la capital española supone el 62% de todo su flujo. Pero es mucho mayor que en Lavacolla, el aeródromo compostelano, en el que a lo largo de este año el número de pasajeros, 174.300, apenas representó el 16% del total, y en los últimos años nunca ha sumado más de una cuarta parte del total, aproximadamente. En la terminal compostelana la ruta de Madrid tuvo este año prácticamente el mismo peso que la de Barcelona.

Que el AVE arrastrará a los vagones a pasajeros que ahora optan por viajar en avión es una realidad que los aeropuertos de Galicia tienen más que asumida. No es nada nuevo. Ni les pilla desprevenidos. En 2014 la Xunta manejaba ya un informe con conclusiones rotundas: advertía que la irrupción del AVE restaría a los aeródromos de la comunidad en 2018 —fecha que entonces se manejaba para la llegada de la Alta Velocidad— entre el 33 y 47% de su pasaje.

Siete años, una revisión del calendario del AVE e incluso una pandemia después, Galicia cuenta ya las semanas para que se despeje el corredor de Alta Velocidad entre Ourense y Madrid. Y a pesar de que sus aeropuertos son conscientes desde hace un buen puñado de años de cómo de profundo puede ser el envite del nuevo ferrocarril, no todos lo afrontan igual.

El último Documento de Regulación Aeroportuaria del Ministerio de Transportes, que estima los flujos aeroportuarios entre 2022 y 2026, considera que Alvedro tendrá este último año algo más de 900.000 pasajeros, esto es, un 32,9% menos de los que tuvo en 2019, el último año anterior a la pandemia, cuando se superaron los 1,35 millones. Es cierto que prevé que entre 2022 y 2026 los viajeros aumenten un 10,4%, pero entre los aeropuertos españoles será el segundo que menos crezca en este aspecto. El aeródromo con peores previsiones de España en estos cinco años, con un 1,6% de subida, será precisamente Peinador, para el que se calcula un descenso del 40% del tráfico entre 2019 y 2026. Por contra, en el aeropuerto de Santiago de Compostela el descenso desde el último año sin COVID será solamente del 9%.