El edificio número 24 de la calle Nuestra Señora del Rosario, construido en torno a 1750 y de 1.500 metros de superficie, mantendrá su función como residencia, aunque la congregación Misioneras de Cristo Sacerdote, que lo había puesto a la venta hace cuatro años por un precio de 6,5 millones de euros, mantiene su propiedad pero dejará de dedicarlo a albergar a religiosos, como hacía en el pasado. El proyecto presentado en el Concello para la redistribución del interior del inmueble, con fachadas también a las calles Puerta de Aires y Amargura, detalla que se dedicará a centro de atención residencial ocupacional, aunque la orden no quiso proporcionar a este periódico más información sobre las personas a las que se dirigirá la instalación.

El expediente municipal para la reforma del edificio se tramita desde hace más de un año debido a las especiales características que posee, ya que el catálogo de patrimonio del plan general le concede protección integral. La comisión asesora del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del casco histórico determinó ya que el edificio puede tener un uso asistencial, aunque advirtió de que las obras que se acometen deben ser compatibles con su nivel de protección, por lo que el servicio de Inspección de la Edificación efectuó una visita al inmueble para comprobar su estado, aunque ya antes de hacerla alertó a los propietarios de que deberán conservar los muros de piedra y justificar el tratamiento del muro de la planta baja en la fachada de la calle Amargura.

Tras la presentación del proyecto, la comisión del Pepri dictaminó que el mismo afectaba de forma negativa a la escalera y al muro del vestíbulo de acceso, a las que calificó de singulares y que caracterizan al edificio, por lo que prohibió que se derriben o modifiquen. Sobre la intención de colocar un salvaescaleras para facilitar la movilidad, los técnicos la descartaron al entender que el proyecto prevé efectuar el acceso principal desde la calle Puerta de Aires, donde no existe un desnivel que haga necesario ese aparato.

Fuentes consultadas por este periódico señalan que el proyecto se modificó para cumplir todas las exigencias que planteó Patrimonio, como la conservación de los muros y de dos escalones de la planta baja. La concesión de la licencia también está pendiente de un informe de la Consellería de Política Social, solicitado por el Concello en relación con el uso del inmueble.

Durante su etapa como residencia sacerdotal, el edificio contó con 1.236 metros cuadrados de superficie habitable y con 30 dormitorios, además de cocina, comedor, capilla, salas privadas y zonas de servicio, además de dos ascensores en todas las plantas. La finca cuenta con dos inmueble comunicados por un patio que tienen acceso por Nuestra Señora del Rosario y Puerta de Aires con una superficie de 1.403 metros cuadrados, además de un local de planta baja con 145 metros que da a la calle Amargura.

Las Misioneras de Cristo Sacerdote lo pusieron a la venta en 2017 y la inmobiliaria a la que se confió la operación lo definió como “espectacular edificio histórico para inversión”, a lo que añadió que su estación de conservación era “excelente”. Una de las peculiaridades del edificio es que las fachadas de Nuestra Señora del Rosario y Puerta de Aires mantienen arcos de medio punto de los antiguos soportales que caracterizaban a las casas de la Ciudad Vieja hasta que fueron suprimidos hace siglos por razones de salud pública. Aunque durante mucho tiempo permanecieron tapiados, en la actualidad disponen de una cristalera que les permite resaltar. La esquina entre esas dos calles que forma este inmueble es considerado el lugar en el que María Pita defendió la muralla de la ciudad en 1589, razón por la que la Asociación Cultural Contra Armada colocó una placa en uno de los muros exteriores de la casa.