La herencia de Emilia Pardo Bazán, condesa, escritora, periodista, traductora y otras mil acepciones adquiere más prismas conforme se ahonda en ella. A su indiscutible legado literario, plasmado en sus magníficas obras, y el material, igual de indiscutible pero algo más controvertido; comprendido entre las paredes de las Torres de Meirás se une, también, el pictórico, que ahora podrá visitarse en el Museo de Bellas Artes hasta la próxima primavera.

El museo inauguró ayer El legado de Emilia Pardo Bazán. Una exposición en la que confluyen algunas de las piezas más conocidas de la colección de la escritora o ligadas a su figura, tales como su retrato más célebre, elaborado en 1896 por el pintor Joaquín Vaamonde, fallecido a los 28 años de tuberculosis en el propio pazo de Meirás. Entre las piezas que muestra el museo se encuentran, también, enseres personales que sirven como testigos tangibles de su tiempo, de aquella A Coruña del XIX en la que residió la escritora y que cuentan, a su modo, la historia de la familia a través de sus pertenencias. Están los retratos de los familiares que adornaron, en su día, las estancias de sus propiedades, pero también algunos objetos que hablan de la personalidad de doña Emilia y de sus vivencias: una colección de 215 monedas que abarcan desde el período romano hasta el siglo XIX, una escribanía procedente de su despacho, el misal que portó el día de su boda con José Fernando Quiroga, plumas y hasta un abanico con una dedicatoria.

Si a día de hoy los coruñeses pueden ser testigos directos de este legado, hay que agradecérselo a las propias descendientes de la condesa. En concreto, a su hija, María de las nieves Quiroga y pardo Bazán, y a la hermana de su nuera, María Esteban-Collantes y Sandoval, que dejaron expreso en sus testamentos su deseo de donar estas pertenencias al museo; un gesto que habla del afán de pervivencia de la familia sobre este legado.

A estas obras, salidas del haber de Pardo Bazán, se unen otras vinculadas a la escritora, su literatura y su vida, como son el retrato de Ramón Pérez Costales, médico y amigo de la autora, algunas vistas de la A Coruña del momento y hasta un tapiz del siglo XVI. Las piezas que componen la muestra están expuestas, en la sala que las alberga, en un formato singular; pues aparecen dispuestas dentro de un cubo recubierto con espejos que corona la estancia, obra del arquitecto José Luis Rey. “A través de este espejo, se refleja una posibilidad de establecer nuevas relaciones con el propio contexto de Pardo Bazán”, explicó la directora del museo de Bellas Artes, Ángeles Penas Truque. En otro nivel expositivo, se encuentran una serie de obras que hablan del contexto en el que vivió la escritora, en el que se incluye una imagen, datada de 1917, en la que figura la condesa rodeada por las grandes personalidades de la cultura del momento, lo que da testimonio de su estatus de mujer creadora en un mundo de hombres.

En el acto de presentación de la iniciativa, promovida por la Xunta en el marco de la celebración del centenario del fallecimiento de la escritora, estuvieron presentes figuras como el secretario xeral de Cultura, Anxo M. Lorenzo, el delegado territorial de la Xunta en A Coruña, Gonzalo Trenor y la actual condesa de Pardo Bazán y presidenta de Cruz Roja Galicia, Carmen Colmeiro.